‘Pole’ para Leclerc, estímulo a Verstappen
Cualquiera que haya seguido de cerca el campeonato del mundo de Fórmula 1, perfectamente podrá pensar que la escandalosa superioridad del Red Bull hace que Max Verstappen busque estímulos que le pongan un poco más difícil la celebración de su segundo título consecutivo. En Monza, hoy (15.00, Dazn), Mad Max tiene un doble incentivo. Por un lado, el actual campeón buscará llevar a cabo su enésima demostración de fuerza, en este caso delante de la marea de tifosi que inundarán las gradas del Templo de la Velocidad para animar a Ferrari. Por si ganar en casa de la Scuderia no fuera suficiente —ya lo hizo el año pasado—, conseguirlo culebreando por entre sus rivales le pondría algo más de pimienta al asunto. Verstappen sustituyó el motor de combustión de su monoplaza y por ello recibió una penalización de cinco posiciones, que, si tenemos en cuenta que finalizó el segundo en la cronometrada, le llevará a arrancar el
cuarto una vez aplicadas todas las demás.
La pole se la llevó Charles Leclerc, la octava del curso para el monegasco y la novena para la estructura de Maranello, que colocó a Carlos Sainz en el tercero de la tabla de tiempos por más que el español, uno de los que más plazas de castigo arrastraba por el cambio de distintos componentes en su bólido, deberá comenzar desde las catacumbas de la parrilla (18º). Alonso, por su parte, partirá el sexto al sacar tajada de todas esas sanciones.
La pregunta que se hace todo el paddock ya no es si el líder del Mundial será capaz de llegar a la cabeza del pelotón, sino cuándo lo hará. “Optamos por añadir más carga aerodinámica, algo que a una vuelta puede no ser lo ideal, pero creo que será mejor para mañana”, dijo Verstappen, que cuenta con 109 puntos de ventaja a su favor en la estadística, cuatro carreras de margen cuando solo quedan siete por disputarse.