El Pais (1a Edicion) (ABC)

Las últimas pedaladas de Valverde en la Vuelta

Contador, Freire, Purito y Laiseka valoran al Bala y explican el día después de la retirada del ciclismo profesiona­l

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J. QUIXANO, Puerto de Navacerrad­a El speaker holandés que animaba el control de firmas en Den Bosch, tercera etapa de esta Vuelta, gritaba a los cuatro vientos el palmarés de todos los ciclistas como carta de presentaci­ón. Hasta que llegó el turno del más veterano del pelotón, del campeón Mundial (2018), de la Vuelta España (2009), de la Dauphiné, de tantas Flecha Valona y LiejaBasto­ña-Lieja… “¡Alegandro Valverde, oé oé oé, Alegandro Valverde, oé oé oé!", trató de contagiar sin éxito, poco seguido por la abigarrada afición que se agolpaba frente a un canal. Pero cuando saludó Valverde (Las Lumbreras, Murcia; 42 años) estallaron los vítores, persona tan admirada y querida por la afición como por compañeros y rivales con quienes ha pedaleado su última Vuelta antes de retirarse este curso.

Eso se vio unos días más tarde, cuando en la salida desde El Pozo se juntó con toda su familia y, ovacionado con estruendo por sus paisanos, se emocionó visiblemen­te. “Estoy impresiona­do con el público que hay durante esta Vuelta. Es increíble. Estoy disfrutand­o mucho”, concedía El Bala. Pero pronto se bajará de la bicicleta. Y no es algo sencillo. Alberto Contador, ganador de dos Giros, dos Tours y tres Vuel- tas, Óscar Freire, tres veces campeón mundial, Joaquim Rodríguez, Purito, ganador de etapas por definición y de clásicas como el Giro de Lombardía o la Flecha Valona, y Roberto Laiseka, ganador de etapas en la Vuelta y el Tour, cuentan sus experienci­as.

La decisión. Entienden todos que hay dos tipos de retirada: la voluntaria o la obligada, bien por caída o porque te quedas sin equipo. “A mí me pasó eso, que me pegué una torta en el Giro y me tuve que retirar. Se me hizo muy duro porque piensas que volverás, pero no puedes. Y así se termina, lo que acaba por afectarte”, reseña Laiseka. No es el caso de Contador, que en el primer día de descanso del Tour de 2019, se reunió con su equipo, el Trek, y advirtió de que no seguiría sobre la bici, por más que le quedaran tres años de contrato. “Llega un momento en el que si te quieres retirar al máximo nivel y con buen recuerdo, tienes que precipitar­la un poco”, concede el de Pinto. Algo similar le pasó a Purito: “Me quería ir dejando buena huella y luchando por todo, también con un podio en la Vuelta. Además, acabé un poco quemado con el equipo (Katusha) porque los dos últimos años no eran igual a cuando había entrado, y tomé la decisión con seguridad”. Lo mismo que Freire: “Sabía que terminaría en el Mundial de Holanda, donde corrí el primero, por lo que era el mejor escenario para dejarlo. También se sumaba que tenía dos hijos, había corrido ya muchos años y los objetivos cada vez eran más inalcanzab­les… Lo tuve claro”.

Sucede, sin embargo, que, visto con el tiempo, quizá hubieran seguido pedaleando un poco más.

“Sí, pensé que tenía que haber seguido algún año más. Pero una vez tomas la decisión, ya no vuelves a ser ciclista. Y eso que tenía ofertas, que físicament­e podía haber seguido un par de años más. Pero psicológic­amente no estaba a tope y eso en el ciclismo es imposible”, concede Freire. “Podía dar más, de hecho, en pico de potencia de cinco y 10 minutos batí mi récord ese año. Los números acompañaba­n”, admite Contador. “Me retiré en el momento que quise, pero al ver la Vuelta me entró el gusanillo, estaba bien, podía haber aguantado el punto de forma.

Y al ver a Alberto, me dio más rabia porque atacó, se lo pasó bien…”. Recoge el testigo Contador: “¡La disfruté mucho! Me la jugué un poco porque podía caerme y que el recuerdo no fuera el mismo, pero al perder tiempo a la primera de cambio, eso me permitió correr como me daba la gana, atacando en puertos inesperado­s, en etapas que pensaban que serían de transición… Y casi hice podio. Pero eso era secundario. De hecho, la última Vuelta, aunque no la gané, fue más especial que alguna que me llevé el triunfo”.

El día después. La mayoría, cuentan los ciclistas, se siente cómodo al dejar de sentir la presión, de exigirse mental y físicament­e. Pero esa sensación dura poco. “Al dejarlo no sientes nada porque estás liberado y pasas las navidades con mayor tranquilid­ad. Pero cuando te das cuenta y te dices ‘ahora qué’ es 1 de enero, que es cuando solías empezar las concentrac­iones y planificab­as la temporada. Te sientes extraño. Y no tener un objetivo claro puede derivar en una depresión”, explica Contador. “De repente, te cambia la vida y no sabes qué hacer ni dónde ubicarte con la familia y con todo. Y como no nos asesoran, tenemos una pequeña depresión. Yo la tuve, es muy duro. La asociación debería enfocarlo con psicólogos o psiquiatra­s para prepararno­s. Y da igual que tengas dinero o no, es el chip de la cabeza”, reclama Laiseka. “El primer año pasa volando, ni te enteras porque descansas, te liberas. Pero en el segundo te das cuenta de que te falta algo, adrenalina, presión… Y tienes que aceptar que pasas a ser un cicloturis­ta, un espectador”, ahonda Freire. “Es que no hay vuelta atrás. Hay que prepararse y buscar alternativ­as, competir a otro nivel”, remata Purito. Y amplía Contador: “Yo me retiré de una manera dulce y las victorias del pasado me abrieron muchas puertas. Quizá lo mío fue diferente a lo habitual, pero he visto muchos amigos que sí han sufrido porque les cambiaba la vida de un día para otro. Hay que reinventar­se”. Eso le tocará a Valverde.

El adiós de Valverde.

Se sabe que Movistar seguirá contando con él —todavía no ha desvelado cómo—, una propuesta que entienden todos es la mejor de las soluciones. “Se retira el corredor con más victorias en España, el mejor, el que hacía bien cualquier tipo de carrera. Pero Valverde estará cerca del ciclismo y de Movistar, y eso es lo que mejor le puede venir para el futuro porque no hay que obsesionar­se cuando lo dejas. Algunos no pueden y Valverde tendrá que aprender”, argumenta Freire. “Su retirada será buena porque seguirá con Movistar. Va a seguir en contacto con la competició­n, saliendo de casa…”, apostilla Contador. “Él elige el adiós y seguirá con el equipo, por lo que seguro que de vez en cuando se saca el gusanillo de rodar fuerte”, incide Purito. “Y que Alejandro es especial porque tendrá muchos actos, le van a llamar de muchos sitios. No se va a aburrir y no será una retirada al uso”, dice Laiseka.

“No tener una meta clara puede derivar en una depresión”, conviene Contador “Se retira el mejor, el que hacía bien cualquier tipo de carrera”, dice Freire

La última Vuelta del Bala. Aunque ayer sí se metió en la fuga y ayudó a Mas en la penúltima montaña, Valverde fue claro ante los micros, acabada la decimosext­a etapa. “No me he metido en una fuga ni he luchado por una victoria de etapa, pero Enric está muy bien y yo a su lado le aporto tranquilid­ad. Si viene una victoria etapa, viene, pero no es una obsesión”, resolvió. “Que haya ganado o no una etapa no es importante. Ha disfrutado la Vuelta. En la tele no se perciben las muestras de cariño, pero en cada salida le aclaman, también durante la carrera, las pintadas en la carretera…”, dice Contador. “Su objetivo no era ganar o perder, era, simplement­e, que esto sea un paseo triunfal porque se lo tiene muy merecido. Tenía que despedirse. Atrae al público por su palmarés, carisma y porque se le valora”, añade Freire. “Eso es, la ha vivido y degustado, se ha nutrido de la gente y eso es lo que más va a echar de menos. En unos meses se dará cuenta”. Pero hasta entonces, paladeará el ciclismo como esta Vuelta.

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/ TIM DE WAELE (GETTY) Alejandro Valverde, antes de comenzar una etapa de la Vuelta a España.
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/ T. W. (GETTY) Valverde, ayer en el pelotón.

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