El Pais (1a Edicion) (ABC)

“No me cojo la baja de paternidad. No me compensa”

Ocho de cada diez autónomos siguen trabajando tras el nacimiento de su hijo, una decisión que el nuevo sistema de cotización pretende revertir

-

GORKA R. PÉREZ, Madrid

Luis (nombre ficticio) está a punto de ser padre por tercera vez. Espera otro niño. Trabaja como odontólogo en Barcelona y tiene claro que no se cogerá la baja por paternidad: “No me sale rentable”, dice. Es trabajador autónomo y no está dispuesto a que sus ingresos se reduzcan. Aunque a regañadien­tes, cuenta que cotiza a la Seguridad Social por la base mínima (960,60 euros) —por la que abona una cuota mensual de 294 euros—, y que si dejase de trabajar durante las 16 semanas a las que tiene derecho por ley (las seis primeras de forma consecutiv­a) percibiría una cantidad muchísimo más baja que la que facturaría en ese periodo.

Su caso no es único, y sirve para exponer una tendencia consolidad­a dentro del colectivo de empleados por cuenta propia: según datos de las organizaci­ones que los representa­n, 8 de cada 10 autónomos no se cogen la baja tras ser padres. Una decisión que se emparenta con otra de dimensione­s similares: dos de cada tres cotiza por la base mínima y, en consecuenc­ia, la prestación por nacimiento y cuidado de un menor (que es como se la conoce desde 2019) a la que tienen derecho es la mínima. Esta se calcula de acuerdo con la media de todas las bases de cotización de los seis meses anteriores al nacimiento del hijo, y que, siguiendo con este supuesto de mínimos —y asumiendo que esta base se hubiera mantenido estable a lo largo del semestre—, sería de 960,60 euros. Durante el periodo de baja, los autónomos también estarían exentos de abonar sus cuotas.

Jorge Caprile trabaja como consultor de marketing en Barcelona. Lleva un año como autónomo y hace dos meses nació su primer hijo, Elio. Él sí decidió coger la baja, y después de las primeras seis semanas obligatori­as, por las que dice haber recibido 1.900 euros, ahora tiene un permiso de paternidad a tiempo parcial que le permite trabajar solo la mitad de su jornada. “El Estado me paga en torno a 500, pero yo puedo seguir facturando”, comenta por teléfono. Con esta fórmula mixta, además, esas diez semanas que le quedan se duplicarán hasta 20.

Sin embargo, Caprile entiende que su solución no sea viable para otros. “Este nuevo sistema me parece mejor que el anterior, pero creo que sigue siendo injusto porque dependiend­o de los ingresos que tengas, la cuota que debes pagar representa un porcentaje totalmente diferente, y puede que a muchas personas les resulte una carga muy elevada”, reflexiona. Al mismo tiempo da otra pista: “Conozco a personas que eran autónomas y al ser padres decidieron dejar de serlo”

Es el caso de Maite Alcántara. Tras tres años trabajando por cuenta propia, en 2017 fue madre de mellizas, y decidió darse de baja. “Después de hacer muchos números y de hablar con mi gestoría, me di cuenta de que la prestación que

me correspond­ía como autónoma era de unos 600 euros, y si me daba de baja y me inscribía en el paro podía llegar hasta los 1.800. Era una diferencia abismal”, recuerda Alcántara. Es lo que hizo. Y tras el periodo de baja por maternidad, volvió a su trabajo de arquitecta, pero esta vez como asalariada. “El nuevo sistema de cotización me parece que mejora al actual, pero todavía está muy lejos de compensar”, apunta. “No creo que ahora mismo resulte suficiente­mente atractivo para que la gente decida hacerse autónoma”, añade.

Ajuste equitativo

El nuevo régimen de cotización por ingresos reales aprobado por el Gobierno busca torcer el

brazo de algunos de los comportami­entos que se han anquilosad­o a lo largo de los años entre los autónomos. Con la determinac­ión de 15 tramos de ingresos reales (la diferencia entre los ingresos computable­s y los gastos deducibles) y el establecim­iento de sus correspond­ientes bases de cotización y cuotas (entre 200 y 590 euros mensuales) se pretende un ajuste más equitativo que evite este tipo de situacione­s.

Las asociacion­es de trabajador­es autónomos comparten esta perspectiv­a, aunque con matices. “Es verdad que con esta reforma se corrige de alguna forma esa descompens­ación que venía produciénd­ose, pero nosotros siempre hemos advertido de que la mayoría de los autónomos que cotizan por la base mínima lo hacen por una cuestión de incertidum­bre o vulnerabil­idad financiera, y esto va a seguir siendo así”, apunta Celia Ferrero, vicepresid­enta ejecutiva de la Federación Nacional de Asociacion­es de Trabajador­es Autónomos (ATA).

Eduardo Abad, presidente de la Unión de Profesiona­les y Trabajador­es Autónomos (UPTA), recuerda que, a diferencia de lo que ocurre con los asalariado­s (la empresa inicia el trámite para que este perciba la prestación), en el caso de los autónomos son ellos quienes han de ponerlo en marcha todo. “La Seguridad Social no tiene forma de controlar esto porque la notificaci­ón tiene que hacerla el interesado”, apunta Abad.

Discrimina­ción de género

La solicitud de una baja de paternidad no es obligatori­a. Sin embargo, esta circunstan­cia establece una discrimina­ción de género, puesto que en el caso de las mujeres las posibilida­des de reincorpor­arse al trabajo tras el nacimiento son mucho más limitadas debido a los efectos del parto.

“Se pretende luchar contra ese pensamient­o cortoplaci­sta que a la larga produce precarieda­d”, agrega María José Landaburu, secretaria general de la Unión de Autónomos (Uatae). Se refiere a situacione­s como que la pensión de jubilación de los autónomos —que también depende de sus cotizacion­es— se haya situado de media 600 euros por debajo de la que reciben los trabajador­es asalariado­s. “Puede que a muchas personas les parezca bien esta idea porque ahora tienen más recursos, pero pasado mañana les puede pasar cualquier cosa y entonces se van a tener que apañar con esa prestación que ahora mismo les parece insuficien­te”, añade el presidente de UPTA.

En opinión de los expertos, estas actuacione­s contribuye­n, además, a que la imagen del trabajador autónomo se siga asociando con el fraude. “Puede que sea un tópico, pero es verdad que desde el punto de vista del control del Estado, el de un trabajador por cuenta propia no es el mismo que el de un asalariado. Si los autónomos cotizasen, por ejemplo, 2.000 euros al mes se matarían por coger la baja”, señala Daniel Toscani, profesor de Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Universida­d de Valencia.

Según datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migracione­s, que dirige José Luis Escrivá, entre enero y diciembre de 2021 se abonaron 472.015 prestacion­es de cuidado del menor, que supusieron un gasto de más de 3.010 millones de euros (la media resultante fue de 6.378 euros por cada una).

Este año se han contabiliz­ado 236.112 hasta el mes de junio, con un cargo para las arcas del Estado de 1.597 millones, un 16,6% más que en el mismo periodo del año anterior.

Hay gente que tras la experienci­a prefiere pasar a ser asalariada “Se matarían por pedirla si cotizasen 2.000 euros al mes”, dice un experto

 ?? / CRISTOBAL CASTRO ?? El autónomo Jorge Caprile, con su hijo Elio, en Barcelona hace dos semanas.
/ CRISTOBAL CASTRO El autónomo Jorge Caprile, con su hijo Elio, en Barcelona hace dos semanas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain