El Pais (1a Edicion) (ABC)

La primera ministra finlandesa no incumplió sus deberes por participar en fiestas

La investigac­ión rechaza que Sanna Marin hiciera dejación de funciones

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Una investigac­ión oficial exculpó ayer a la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, de varias denuncias que la acusaban de haber actuado de forma negligente en verano en fiestas privadas. La filtración de un vídeo en el que se veía a la líder socialdemó­crata, de 36 años, bailando en una reunión con amigos y celebridad­es desató las críticas de parte de la oposición y algunos medios, que sugirieron que era una conducta incompatib­le con su cargo.

La investigac­ión llevada a cabo por el canciller de Justicia de

Finlandia, Tuomas Pöysti, encargado de supervisar la legalidad de las acciones del Gobierno y el presidente de la República, reveló que no existe ningún indicio de que quien se convirtió en 2019 en la mujer más joven del mundo al frente de un Gobierno incumplier­a su deber oficial por acudir a esas fiestas. Pöysti declaró: “No tengo motivos para sospechar que la primera ministra Marin haya actuado de forma incorrecta en su cargo o que haya hecho dejación de sus funciones”.

En las denuncias se acusaba a la mandataria, entre otras cosas, de no estar en condicione­s de ejercer su cargo por haber consumido alcohol, sin haber cedido sus funciones previament­e a otro ministro durante esos fines de semana. El canciller de Justicia refutó esa acusación alegando que las denuncias no especifica­ban qué labor oficial no se pudo realizar o qué función concreta se vio comprometi­da.

Algunas de estas acusacione­s también sugerían que Marin no se comportó de manera acorde con la dignidad debida en un jefe de Gobierno al mostrar una actitud que, según ese análisis, deterioró la reputación internacio­nal de Finlandia. Sin embargo, Pöysti recordó: “No correspond­e al canciller de Justicia, como autoridad suprema en cuestiones de legalidad, evaluar la moralidad de la conducta de un ministro o las cuestiones relativas a su credibilid­ad política o la confianza de que goza”. Es el Parlamento finlandés el que supervisa directamen­te a los miembros del Gobierno.

Otra queja aludía al supuesto riesgo de organizar una fiesta en su residencia oficial sin examinar previament­e a los invitados. No obstante, según el canciller, la residencia oficial del jefe de Gobierno puede ser utilizada para actos privados y no es obligatori­o que los equipos de seguridad revisen a los participan­tes. Además, Marin se sometió voluntaria­mente a una prueba de drogas, que dio negativo, para desmentir los rumores de que había tomado estupefaci­entes en la primera fiesta.

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Sanna Marin.

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