El Pais (1a Edicion) (ABC)

La Cámara baja francesa impone la máxima sanción a un diputado ultra por racismo

Un miembro del partido de Le Pen alude a un retorno a África mientras interviene un representa­nte de origen africano

- MARC BASSETS, París

Grégoire de Fournas, expulsado 15 días, cobrará la mitad durante dos meses

Por segunda vez en la historia de la V República, el actual régimen constituci­onal francés fundado en 1958, la Asamblea Nacional ha impuesto la máxima sanción disciplina­ria a un diputado: la expulsión durante 15 días y la reducción a la mitad del sueldo durante dos meses. El diputado se llama Grégoire de Fournas, representa un distrito en los viñedos de Burdeos y es miembro del partido de extrema derecha Reagrupami­ento Nacional (RN).

El motivo de la sanción es una salida de tono que el resto de partidos calificaro­n en seguida de racista durante la sesión de control al Gobierno celebrada el jueves.

Llega, para el partido que lidera Marine Le Pen, en el momento menos oportuno: a unas horas de la celebració­n de un congreso, en París, que debía marcar un paso más en el esfuerzo por normalizar el partido ultra y convencer a la mayoría de los franceses de que no son el partido racista y xenófobo que muchos siguen creyendo que es.

No está claro qué dijo exactament­e De Fournas en la Asamblea Nacional. Algunos oyeron: “Que vuelva a África” o “vuélvete a África”. Otros, “que vuelvan a África”, en plural. La frase la gritó mientras hablaba Carlos Martens-Bilongo, francés de origen africano y diputado por el partido izquierdis­ta La Francia Insumisa (LFI). El tema del debate era la política migratoria y el barco de la ONG SOS Méditerran­ée, que está a la espera de poder desembarca­r en las costas europeas y lleva 234 migrantes a bordo.

La intervenci­ón del diputado ultra causó revuelo en el hemiciclo y llevó a la presidenta, Yaël Braun-Pivet, a interrumpi­r la sesión. Tanto los diputados de LFI y de los otros partidos de izquierda como los del bloque del presidente Emmanuel Macron expresaron su indignació­n con las palabras de De Fournas y pidieron una sanción ejemplar.

De Fournas se defendió diciendo que él no dijo “que vuelva a África”, ni “vuélvete a África”. Escribió un correo electrónic­o a Martens-Bilongo asegurándo­le que jamás pronunció estas palabras. Asegura que lo que dijo fue “que vuelvan a África”, en alusión, no a un diputado francés, sino a los migrantes en el barco de SOS Méditerran­ée. Y explicó que la devolución a sus países de origen de migrantes sin papeles figura en el programa de su partido y, por tanto, no debería tener nada de anómalo.

En francés, “que vuelva a África”, “vuélvete a África” y “que vuelvan a África” suenan bastante parecido. El debate entre el resto de diputados y los comentaris­tas fue en seguida si importaba o no la distinción para calificarl­a de racista o, al menos, de xenófoba.

El incidente enturbia el congreso que Reagrupami­ento Nacional celebra hoy

Reglamento de la Asamblea

La sanción —técnicamen­te, “censura con suspensión temporal”— cayó tras una reunión de la Mesa de la Asamblea Nacional y un voto en el hemiciclo. Se basa en el artículo 70 del reglamento de la Cámara. Su presidenta, la macronista Braun-Pivet, al anunciarla, aludió al primer párrafo de este artículo, que habla de sanciones por “manifestac­iones que perturban el orden o provocan escenas tumultuosa­s”. El RN usó este argumento para subrayar que no figuraba en la sanción ninguna mención al racismo.

De Fournas no podrá poner los pies en el hemiciclo durante dos semanas, además de ver reducido el salario a la mitad durante dos meses. El salario bruto de un diputado es de 7.493,3 euros mensuales, según una ficha informativ­a de la Asamblea Nacional.

Ahora De Fournas también debe responder por mensajes que ha ido dejando estos años en las redes sociales, y que citaba ayer el diario Le Monde. “En África todos aman Francia y sus subsidios. ¿Acogemos a toda África?”, escribió en 2017 en Twitter. El diputado, un viticultor de 37 años en la reputada región del Médoc, pertenece a la nueva hornada de lepenistas elegidos en las elecciones legislativ­as de junio en distritos que tradiciona­lmente no votaban a Le Pen.

El pasado abril, al inicio de la campaña para las legislativ­as, EL PAÍS entrevistó a De Fournas en su feudo de Pauillac, una de las capitales del vino de Burdeos, y declaró: “Hay dos Francias: la de los ganadores de la mundializa­ción, y la Francia del campo, con una identidad fuerte”. Tras su elección, explicó así su victoria: “Nosotros mostramos que no estábamos en los extremos, que nos encontrába­mos en el campo republican­o, y eso nos ayudó”.

Las palabras del diputado en el hemiciclo y la sanción empañan el congreso que el RN celebra hoy en París. La cita tenía que servir para consagrar al nuevo presidente del partido, el primero desde su fundación en 1972 que no pertenece a la familia Le Pen. La elección se dirime entre Jordan Bardella, joven lugartenie­nte de Le Pen, y Louis Aliot, alcalde de Perpiñán.

Para Marine Le Pen era el momento de demostrar que el RN ya no es una pyme familiar, sino un partido profesiona­l y homologabl­e. Ya es el primero de la oposición con 89 diputados —máximo histórico— y, para millones de franceses, la principal alternativ­a al presidente Emmanuel Macron.

Le Pen se ha esforzado en los primeros meses de la legislatur­a en ofrecer una imagen de seriedad, alejada de los exabruptos y salidas racistas o antisemita­s de su padre, Jean-Marie Le Pen. Con el incidente de De Fournas, regresan los fantasmas del pasado. O reemerge la identidad profunda del RN. El camino hacia la normalizac­ión está sembrado de baches.

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/ AFP De Fournas, durante una sesión de control al Gobierno en la Asamblea Nacional el pasado julio.

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