Giulia Toffana, asesina en serie
El Teatro de la Abadía lleva a escena a la alquimista que creó un veneno para que las mujeres se ‘liberaran’ de sus maridos
¿Quién fue Giulia Toffana? ¿Alquimista y empresaria de éxito, envenenadora profesional, justiciera o una rebelde que no aceptaba el papel que le asignaron? Lo que parece claro es que fue una mujer de gran inteligencia que consiguió elaborar, en la Roma del siglo XVII, la fórmula de un veneno incoloro que no dejaba rastro. Centenares de mujeres del pueblo, pero también de las altas esferas, se hicieron con el mágico producto, con el que asesinaron a sus maridos y así se liberaron de matrimonios crueles y no deseados, en una época en la que el feminicidio era legal. La Toffana, que se representó en el Festival de Almagro, llega ahora a los escenarios del Teatro de la Abadía, en un montaje escrito por Vanessa Monfort y dirigido por María Herrero, donde se podrá ver hasta el día 13.
El juicio de la Inquisición, que condenó a las acusadas a la horca, es el telón de fondo de este psicodrama protagonizado por Victoria Teijeiro, Amaranta Munana, Aitor de Kintana y la María Herrero, que dan vida a 10 personajes a lo largo de tres momentos. Con un escenario de espejos móviles que se van desplazando, la elección de centrar la obra en el proceso de la Santa Inquisición da la oportunidad de dotarla de una estructura de thriller, hacer flashback para la reconstrucción de los hechos y permitir al público elaborar su propio juicio.
“Estamos ante un personaje fascinante, propio del mundo de Shakespeare, ante tres generaciones de mujeres asesinas”, asegura Vanessa Monfort, en un encuentro junto a la actriz y directora María Herrero. Ha sido una labor conjunta de años, durante los cuales han leído todo sobre esta desconocida, alguien tan irrastreable como su veneno, que mejoró la fórmula heredada de su madre, condenada por bruja, para crear uno incoloro y sin olor,
que no dejaba rastro alguno, la famosa “agua toffana”. Bastaban apenas tres gotas, suministradas a lo largo de unas semanas, para que el elegido muriera de manera dulce.
Nacida en Palermo (Sicilia), en el siglo XVII, y trasladada a un convento de Roma tras la violenta muerte de su madre, Giulia Toffana logró crear, junto a su hija Girolama y una ayudante, una red de distribución secreta por toda la corte de los Papas, que terminó cuando la Inquisición les tendió una trampa, infiltrando a la mujer del entonces jefe de la guardia. Fueron sentenciadas a muerte en noviembre de 1659.
La autora y la directora quieren dejar claro que su labor no es la de juzgar a ningún personaje y más a una asesina confesa como Giulia Toffana, que ayudó a acabar con la vida de 602 maridos, y sí la de hablar de una época en la que la única manera que tenían las mujeres de liberarse era enviudar. “Fue una pionera, una gran científica con un claro sentimiento de moralidad respecto a lo que hacía, en un momento de claro retroceso histórico en cuanto a los derechos de la mujer”, asegura Herrero. Monfort añade: “Después de las grandes pestes y el bajón de la natalidad, llega la Roma de los Papas y se obliga a las
mujeres a encerrarse en casa, básicamente a parir. Es en esta época, en la que el feminicidio estaba permitido por ley, en la que vive Giulia Toffana, una niña que con 13 años fue testigo de la ejecución de su madre, una boticaria que envenenó a su marido maltratador, a la que se desmembró en una plaza”. Monfort deja claro que habla de las causas y el móvil, pero no de la justificación. “Como dramaturga no busco la justificación, estamos hablando de una psicópata que se cargó a 602 hombres y que tiene sus razones morales”, explica la autora, para quien Toffana es, sin duda, la primera asesina en serie de la historia.