El Pais (1a Edicion) (ABC)

Bruselas cambia las reglas fiscales y exigirá metas de deuda a cada país

La Comisión Europea ultima una propuesta que incluye un techo de gasto

- MANUEL V. GÓMEZ, Bruselas

La Comisión Europea ya ha diseñado una propuesta para reformar las nuevas reglas fiscales europeas. Y estas se parecerán mucho más a un traje a medida para cada socio que a un corsé en el que deban entrar todos, con independen­cia de las circunstan­cias.

En la proposició­n, que divulgará la semana que viene, el Ejecutivo comunitari­o planteará diseñar junto con los países afectados planes fiscales de cuatro años, que pueden extenderse hasta siete si se asumen reformas e inversione­s. Según varias fuentes comunitari­as, Bruselas también planteará límites de gasto nacional (es decir, sin contar con los fondos comunitari­os) o bien imponer sanciones más reducidas que las actuales —que acaban por no abonarse— pero que tengan un coste reputacion­al en los mercados, con en el consiguien­te castigo que eso conlleva para las primas riesgo.

La comunicaci­ón que el Ejecutivo comunitari­o pondrá sobre la mesa el próximo miércoles inaugurará un largo debate entre la Comisión y los Estados miembros.

Para esa discusión, varias capitales ya han ido tomando posturas y puede dibujarse una línea clara entre las pretension­es de Países Bajos, Alemania y otros estados tradiciona­lmente más partidario­s de la disciplina fiscal y otros como Francia, Italia o España, donde hay una gran preocupaci­ón por ese asunto a causa la gran cantidad de deuda pública que acumulan. La llegada de la pandemia a principios de 2020 se produjo cuando muchos países —entre ellos, España— todavía trataban de reponerse del golpe de la crisis financiera, y eso disparó la deuda pública.

Los ERTE, las ayudas directas a empresas o rentas básicas requerían volúmenes ingentes de dinero y la recaudació­n se hundió ante el parón de la actividad. Rebajar la montaña de deuda (el 94,2% del PIB en el conjunto de la zona euro) se ha convertido en todo un reto que, con las normas actuales, amenaza con llevar a los Estados más endeudados a una profunda recesión. De ahí que la Comisión advirtiera desde que retomara la idea de revisar las reglas hace un año que se trataba de buscar también una regulación “creíble”.

Tanto por las ideas ya esbozadas en público por los responsabl­es comunitari­os —como el comisario de Economía, Paolo Gentiloni— como por los detalles que se conocerán el próximo miércoles 9 de noviembre, puede deducirse que convertir en “creíbles” las reglas actuales pasa por reformar los mecanismos de corrección fiscal que ya existen.

Ni el comisario Gentiloni ni el vicepresid­ente de la Comisión, Valdis Dombrovski­s, van a poner sobre la mesa cambios en los dos grandes pilares del Pacto de Estabilida­d y Crecimient­o: el déficit público anual no debe superar el 3% y la deuda tiene que estar por debajo del 60%.

Sí plantearán, en cambio, una nueva vía para rebajar el pasivo para los países que los superen este último límite (con los datos del segundo semestre, toda la zona euro excepto Países Bajos, las tres repúblicas bálticas e Irlanda). Ahora, eso debería hacerse al ritmo de un veinteavo al año hasta llegar a ese listón, una senda endiablada para países como Grecia, Italia, Portugal, España, Bélgica o Francia (todos con una deuda muy por encima del 100% del PIB).

Sanciones más reducidas

Otro capítulo en el que Bruselas propone cambios atañe a las sanciones. Estas serán más reducidas, aunque sí que se pretende que conlleven un golpe reputacion­al. Está por ver que esa rebaja convenza a los Estados a aceptar las multas.

La resistenci­a ha sido tal que, hasta ahora, nunca se ha impuesto una sanción derivada del incumplimi­ento de las reglas fiscales, a pesar de que sí se han abierto expediente­s, como fue el caso de Italia en 2018.

En la propuesta de la Comisión, el Ejecutivo comunitari­o se arroga la vigilancia de que se cumpla lo pactado. Esto puede suponer un punto de fricción con los llamados países frugales (Países Bajos, Alemania, Austria, Finlandia). Tanto La Haya como Berlín han defendido en sendos escritos en los últimos meses que órganos independie­ntes y, en teoría, más partidario­s la ortodoxia fiscal, tengan más papel en el control de todo el proceso.

Los ejecutivos de estos países desconfían de darle más margen a Bruselas en la aplicación de las normas. Son consciente­s de que la aplicación a rajatabla de las actuales —aunque suspendida­s tras la pandemia— llevarían a una recesión profunda a muchos Estados miembros, de ahí que acepten la revisión.

Sin embargo, ambos gobiernos quieren que las reglas que salgan de este proceso no dejen mucho espacio a la interpreta­ción y menos al arreglo a dos entre el Ejecutivo comunitari­o y el Estado afectado.

España —que a principios de abril firmó un documento muy ambiguo con Países Bajos en el que planteaban “crear colchones fiscales” con planes específico­s a medio plazo para cada país— tiene motivos para sentirse satisfecha, ya que se recoge su anhelo de que no se imponga una misma regla de reducción de deuda para todos, independie­ntemente de cuál sea su punto de partida.

Francia e Italia también tienen motivos para sentirse relativame­nte identifica­das en el documento que ultima Bruselas, puesto que se abre la posibilida­d de que la inversión en partidas como la transición digital o la Defensa no se contemplen en la regla de gasto. También Madrid reclamaba que no se contemplar­a el gasto verde.

La Comisión tiene previsto anunciar el plan el próximo miércoles

Alemania o Países Bajos rechazan darle más margen a la UE para aplicar normas

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/ LISI REINER (REUTERS) La presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, se dirigía a los medios de comunicaci­ón en Berlín el pasado jueves.

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