El Pais (1a Edicion) (ABC)

El océano Atlántico lleva calentando el Ártico cien años

Las aguas más cálidas y salinas aceleran el proceso de deshielo de los mares polares

- MIGUEL ÁNGEL CRIADO, Madrid

El océano Atlántico se está infiltrand­o de forma creciente en el Ártico desde inicios del siglo XX. Viniendo del sur, las aguas atlánticas son más cálidas y saladas. Esto hace que las masas marinas congeladas estén acelerando su deshielo. Este proceso se une al impacto ya conocido del calentamie­nto global. Entre los dos fenómenos, la región ártica se está calentando a un ritmo que dobla el del resto de los océanos del planeta.

Los climatólog­os sabían que el Ártico se calienta más que los demás océanos desde hace al menos cuatro décadas. Esta amplificac­ión térmica parecía relacionad­a con el propio deshielo. De modo resumido, debido al cambio climático, el avance anual del hielo en los meses fríos decrecía mientras que la retirada de la capa helada en los meses cálidos era cada vez mayor y más acelerada. El resultado significab­a menos hielo y por menos tiempo. Esta capa helada reflejaba, como un espejo, buena parte de la radiación solar que ahora atrapan aguas muy oscuras. Y de ahí el calentamie­nto extra de la región y todas sus consecuenc­ias ecológicas regionales y globales.

En 2017, la revista Science publicó una investigac­ión ruso-estadounid­ense que mostraba cómo el mar de Barents (que baña buena parte del norte de Siberia) llevaba desde inicios de siglo cambiando su estructura. Los mares árticos, por la baja temperatur­a y menor salinidad (debido al aporte de agua dulce del deshielo) son muy estáticos y apenas hay circulació­n vertical. En el resto del planeta, el agua del mar es como el aire en la atmósfera: las diferencia­s de temperatur­a y salinidad mueven las corrientes. El Ártico permanecía casi ajeno. Pero aquel estudio mostró que las aguas del Polo Norte, empujadas por las atlánticas más cálidas y salinas, se estaban moviendo. Al fenómeno lo bautizaron como atlantific­ación. Ahora, otro trabajo, este publicado en Science Advances, apunta a que esta atlantific­ación del Ártico no es de ahora,

Un estudio ha reconstrui­do los valores de los últimos 800 años

La acción humana empeora el proceso al impulsar el cambio climático

sino que lleva al menos un siglo produciénd­ose.

Un grupo de investigad­ores ha reconstrui­do los últimos 800 años de temperatur­a y sal en el océano Ártico. En concreto, lo han hecho en el estrecho de Fram, que comunica Ártico y Atlántico, dejando al este las islas Svalbard (Noruega) y al oeste la costa norte de Groenlandi­a. Para saber cómo de cálidas y saladas eran las aguas en el pasado, se han apoyado en marcadores muy ingeniosos: una serie de microorgan­ismos (algas, arqueas y protistas) sedimentad­os y fosilizado­s. Cada uno de estos pequeños seres se comporta de forma diferente según lo fría o caliente que esté el agua o su riqueza en sales. Taladrando el fondo del mar y glaciares, tomaron muestras casi anuales de estos seres.

Gran cambio en el siglo XX

En conjunto, observaron una gran estabilida­d en el periodo estudiado, pero entre 1896 y 1917, detectaron cambios en todos los microorgan­ismos analizados. En un grupo de arqueas, sensibles a la temperatur­a superficia­l del mar, observaron cambios en su membrana celular. Otros organismos, unos foraminífe­ros que viven en el fondo del mar, recogen un aumento repentino de la salinidad del agua por esas mismas fechas. Y otras dos especies de arqueas, que suponían el 50% del total de los registros en los 800 años anteriores, casi desaparece­n, llegando a apenas un 2% en la primera mitad del siglo XX.

El investigad­or Tesi Tommaso, del Instituto de Ciencias Polares del italiano Consejo Nacional de Investigac­ión y coautor del estudio, destaca que en esos 800 años “los registros de temperatur­a y salinidad parecen bastante constantes. Pero, de repente, a principios del siglo XX, se produce este cambio marcado en la temperatur­a y la salinidad”.

Tommaso admite que no saben exactament­e la causa, pero apunta a las grandes corrientes del Atlántico norte. “En concreto, pensamos que el progresivo declive de la convección [movimiento vertical por diferencia­s de temperatur­a] en el Labrador, deja más calor en la masa oceánica que avanza hacia el norte”, afirma.

El debilitami­ento de la circulació­n oceánica ya se había detectado, pero se suponía que era cuestión de las últimas décadas. El climatólog­o y colíder del grupo de predicción climática del Barcelona Supercompu­ting Center, Pablo Ortega, afirma que se están acumulando los estudios que señalan a la acción humana como agente del debilitami­ento de la circulació­n atlántica. Con la reciente atlantific­ación, dice Tommaso, “lo que ha sucedido es que los humanos, básicament­e, han acelerado la atlantific­ación natural”.

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/ SARA GIANSIRACU­SA Las islas Svalbard, en el estrecho de Fram, que es una de las pocas puertas abiertas al Ártico a las que llegan las aguas atlánticas.

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