Las actividades privadas van de nuevo a los museos
La pandemia paró una vía de financiación con la que algunas instituciones llegaban a recaudar casi un millón de euros
El Prado añade esta temporada en su oferta el Casón del Buen Retiro
Hasta marzo de 2020, cuando se decretó el estado de alarma por la pandemia, los museos disfrutaban de lo que parecía un inagotable maná gracias al alquiler de sus espacios para actividades privadas. El Prado, el Reina Sofía o el MNAC se habían acercado al millón de euros cada uno en su balance de 2019 gracias, en buena parte, a esta modalidad. El parón impuesto por el coronavirus se ha prolongado hasta octubre de este año, mes en que han vuelto a crecer con fuerza este tipo de actividades y las reservas.
Los museos consultados no pueden hablar de cifras finales, aunque algunos, como el Prado, sí se atreven a hacer un cálculo. Celia Guidarte, responsable de Patrocinio y Cesión de Espacios del museo, explica que este año se han recaudado 200.000 euros, pero que si nada altera los compromisos llegarán a los 300.000.
El Prado no ha variado las tarifas ni las condiciones para este tipo de actividades, pero ha añadido a su oferta el Casón del Buen Retiro. Las visitas privadas a la colección permanente o a las exposiciones temporales cuestan 4.000 euros para grupos de un máximo de 25 personas durante tres horas. También se permite la entrada hasta a 15 invitados al taller de restauración y a los almacenes por 6.000 euros. Los claustros, la Sala de las Musas y ahora el Casón del Buen Retiro suelen ser arrendados para eventos empresariales que concluyen con un recorrido por el museo. En su uso predominan empresas españolas e instituciones que pagan entre 12.000 y 20.000 euros por tres horas y un máximo de 120 personas.
Se pueden incluir cenas y cócteles que se pagan aparte y se negocian con la empresa concesionaria del restaurante del museo.
Relevancia social
Rosa Rodrigo, responsable de Desarrollo de Negocio del Reina Sofía, cree que las actividades privadas dentro de un museo aportan a las empresas un plus de relevancia social que no se consigue si las actividades se celebran dentro de sus salones corporativos. El Reina Sofía dispone de 11 espacios arrendables distribuidos entre los edificios Sabatini y Nouvel. Como en todos los demás, las visitas privadas se contratan fuera del horario general; en este caso cuestan 40 euros por persona para grupos de un máximo de 25. Pero, en general, están ligadas a eventos empresariales, por los que se pagan 2.236 euros la hora o 1.073, dependiendo de si se opta por el auditorio grande (400 personas) o el pequeño (200). Estas reuniones suelen completarse con una visita por las principales obras de la colección. Rodrigo añade que, después de meses de inactividad, en septiembre empezó una reactivación que dos meses después ha alcanzado una ocupación del 90% de los espacios. “Lo mejor es que para el primer trimestre de 2022 tenemos numerosas reservas de instituciones españolas y europeas. Es muy prometedor, aunque vamos a ver cómo evoluciona la pandemia”.
Los centros catalanes han experimentado el mismo auge que los madrileños en este último trimestre del año. El Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), que en 2019 ingresó 900.000 euros por esta vía, lleva 200.000 en lo que va de año. Los usuarios suelen ser empresas internacionales en un 80% y un 20% nacionales. Su espectacular ubicación en el Palau Nacional de Montjuïc hace que el MNAC disfrute de un interés especial para las producciones cinematográficas, prohibidas en otros museos. Se han rodado escenas de la serie El Inocente (Netflix), varios documentales y Uncharted, de Ruben Fleischer.
La mayor parte de los museos españoles excluyen de sus actividades privadas todo aquello que rompa el discurso de la colección o que pueda alterar su contenido. Rosa Rodrigo ejemplifica: “En el patio de Nouvel se han permitido actuaciones, pero nunca dentro del museo; no nos olvidemos que lo principal son las obras de arte”.
El mismo espíritu exhiben en el Museo del Prado, donde se han rechazado numerosas peticiones para celebrar fiestas en sus salas. Se hizo una excepción en 2018 con el actor Jeremy Irons para el rodaje de Pintores y reyes del Prado. Pero el filme coincidía con el bicentenario del museo y era Jeremy Irons. No pudieron negarse.
En el MNAC se han grabado una serie, varios documentales y una película