La Policía recupera una espada íbera que se vendía en internet
La falcata expoliada posee un gran valor al no estar doblada
Era la gran arma de los guerreros íberos, la falcata, la que causaba el horror entre las legiones romanas, que se vieron obligadas a reforzar con hierro el borde de sus escudos para contrarrestar la potencia de su corte curvo. Ahora, la Policía Nacional ha recuperado una, fechada entre los siglos III y II a. C., que se mostraba a la venta en las redes sociales y que procedía del expolio de un yacimiento en Andalucía, posiblemente en Jaén. Esta espada prerromana incautada posee otra característica que la convierte en especial: no está amortizada (doblada e inutilizada, en argot arqueológico), sino que mantiene su hoja tal y como salió de la forja del herrero hace más de 2.300 años. Eran tan apreciadas y valoradas, que el soldado al morir era inhumado junto a ella, amortizada para que nadie más pudiese usarla. Ambos quedaban unidos en el más allá.
La Policía Nacional, según una nota hecha pública ayer, sostiene que la pieza incautada procede de un expolio, aunque no indica el lugar. La extracción ilegal de un objeto de este tipo resta un enorme valor científico al hallazgo, ya que lo descontextualiza e impide conocer si procede de una tumba o de un depósito de armas. “Además”, sostienen los agentes, “el hecho de que la pieza no haya sido amortizada tras la muerte del soldado, generalmente doblando la hoja a golpes, aumenta significativamente su valor, ya que resulta difícil encontrarlas en dicho estado”. Fuentes arqueológicas recuerdan, sin embargo, que el hallazgo de una falcata en buen estado no resulta excepcional, como demuestran las existentes en diversos museos españoles, entre las que destaca la de doble filo de Almedinilla (Córdoba), que se expone en el Museo Arqueológico Nacional, en Madrid.
La investigación policial se inició cuando los agentes tuvieron conocimiento de la existencia de una publicación en las redes sociales “en la que un usuario llevaba a cabo una consulta en relación a una falcata íbera, con empuñadura de cabeza de ave” que estaba en su poder.
Tras varias gestiones policiales —y con el objetivo de confirmar la existencia de la pieza arqueológica, determinar su ubicación y recuperarla—, los investigadores identificaron a la persona que estaba ofreciéndola para su venta: un ciudadano español con residencia en una localidad de la provincia de Jaén. Los agentes comprobaron además que el investigado tenía en su poder otras 202 piezas arqueológicas que también fueron recuperadas. Aunque la Policía no ha ofrecido más datos, las fotografías que hizo públicas muestran puntas de lanza, flechas, fíbulas, monedas y hebillas.