El Pais (Andalucia) (ABC)

EE UU declara la guerra comercial a China y reduce su presión a Europa

- JAN MARTÍNEZ AHRENS / CLAUDI PÉREZ

El presidente Donald Trump abrió ayer la madre de todas las batallas comerciale­s. En un gesto cargado de pólvora nacionalis­ta, el

El gran combate ha empezado. Wall Street respondió con una caída del 2,9% y en el escenario se dibuja un largo y erosionant­e pulso entre las dos superpoten­cias. Consciente de ello, la Casa Blanca ha rebajado la tensión con sus aliados y suspendido para Europa, Brasil y Argentina la controvert­ida subida tarifaria del acero y el aluminio. Con este movimiento se asegura un descanso en el frente occidental y puede lanzarse al gran objetivo.

China ha sido desde sus tiempos de candidato la pesadilla de Trump. No solo genera el 75% del déficit comercial de EE UU, sino que sus avances son vistos por el presidente como una amenaza directa mandatario ordenó imponer al gigante asiático aranceles del 25% a importacio­nes por valor de 60.000 millones de dólares y limitar sus inversione­s en empresas estadounid­enses. Como argumento, Trump blandió el déficit

a los intereses geoestraté­gicos de EE UU. Objetivo habitual de sus invectivas en campaña, ya en el poder, Trump atemperó su tono. Buscaba una alianza con Pekín para hacer frente a la escalada armamentís­tica de Corea del Norte. China, que absorbe el 90% de las exportacio­nes norcoreana­s, dio su apoyo. La presión combinada de Washington y Pekín logró un aparente éxito: que Pyongyang ofreciera conversaci­ones directas y pusiera sobre la mesa la posible desnuclear­ización.

Conseguida esta meta y pese a su enorme fragilidad, el presidente de EE UU ha vuelto a su discurso original. En una escalada bien estudiada, primero ha impuesto de 375.000 millones, “el mayor de la historia de la humanidad”, pero también el “robo de tecnología” y los abusos contra las compañías. La Casa Blanca considera que Pekín persigue así la hegemonía mundial.

restriccio­nes a la importació­n de lavadoras y paneles solares chinos. Luego ha vetado que Broadcom adquiriera por 117.000 millones de dólares (95.000 millones de euros) Qualcomm, el mayor fabricante de procesador­es para dispositiv­os móviles. Y ahora ha lanzado la descarga final. “Nuestro déficit con China es el mayor de la historia de la humanidad y les he pedido reducirlo en 100.000 millones. La palabra clave es reciprocid­ad. Queremos tarifas espejo: si nos gravan, gravamos igual. Lo que no puede ser es que a nuestros coches les impongan una tarifa del 25%, y que nosotros a los suyos, solo del 2%”, dijo.

El núcleo de la ofensiva, diseñada

por el consejero ultranacio­nalista Peter Navarro, es la investigac­ión que Trump ordenó abrir en agosto al Departamen­to de Comercio. Sus conclusion­es se ajustan como un guante a la visión del presidente. Pekín, según el documento, no juega en igualdad. Grava en exceso a las compañías estadounid­enses, las obliga a compartir sus secretos para acceder a su mercado y fuerza la transferen­cia tecnológic­a. A la par, usa fondos públicos para comprar empresas de futuro y roba informació­n estratégic­a con la ciberintru­sión. Todo con un plan preconcebi­do: hacerse con el control de la tecnología —desde la robótica a la inteligenc­ia artificial y la computació­n

 ?? / JIM LO SCALZO (EFE) ?? Donald Trump, tras la firma ayer en Washington del memorándum presidenci­al que impone aranceles a China.
/ JIM LO SCALZO (EFE) Donald Trump, tras la firma ayer en Washington del memorándum presidenci­al que impone aranceles a China.

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