Liga masculina de científicos por las mujeres
Si un miembro de la Academia de los Nobel no llega a avisarle a Pierre Curie de que su esposa, Marie, había sido excluida en 1903 de la propuesta de la Academia Francesa de las Ciencias para el premio Nobel; y si este no hubiera presionado para que fuera incluida, la científica polaca no habría entrado en la historia como la primera mujer en recibir el galardón más prestigioso de la ciencia, honor que acabó recibiendo dos veces.
Ha pasado más de un siglo, pero el apoyo de los hombres científicos sigue siendo clave para que sus colegas femeninas puedan tener su merecido lugar en este campo. Por ello, la Fundación L’Oréal y la Unesco han lanzado la iniciativa Liga Masculina de Científicos for Women in Science, por la que eminentes científicos de todo el mundo se comprometen a impulsar la presencia de mujeres en la ciencia. Hasta el momento, 25 científicos internacionales como el matemático francés Cédric Villani, el estadounidense Paul Anastas, considerado el padre de la química ecológica, o Daniel Louvard, director honorífico del Instituto Curie, han firmado una “carta de compromisos” por la que, entre otras acciones, se comprometen a promover el equilibrio de género a la hora de otorgar becas, “corregir prácticas” para hacer más transparente el contrato y promoción de mujeres o visibilizar más las publicaciones científicas de mujeres. Para lograr un “punto de inflexión” y lograr que lo que ahora es excepcional, mujeres científicas en altos puestos, sea algo más habitual, “hay que integrar a los hombres porque, hoy en día, son ellos los que están en las posiciones de poder en la ciencia”, explica la iniciativa Alexandra Palt.
poder discutir con investigadoras consolidadas es una fuente de inspiración que quiere compartir. “Quiero demostrarle a las mujeres jóvenes en México y Latinoamérica que sí se puede y que, además, puedes tener reconocimiento internacional”.
También, coinciden Fernández y Austin, es importante conocer a otras científicas y poder crear una red internacional. “Hay momentos en que ser mujer en la ciencia, sobre todo en escalones más altos, es una sensación medio de soledad”, reconoce Austin.
Eso es precisamente lo que hay que cambiar, reclama Alexandra Palt. “Tenemos que llegar a ese punto en el que mujeres en altas posiciones científicas no sean la excepción sino la nueva normalidad”, define la meta. Aunque cueste otros 20 años.