Sevilla blinda su Semana Santa
La ciudad idea un plan de seguridad basado en la inteligencia artificial tras los incidentes del año pasado
que hay, alertan de si se supera el aforo e, incluso, detectan si la gente corre y, por lo tanto, si se está produciendo una avalancha. “Es una tecnología en la que llevamos trabajando dos años y que probamos la pasada feria en una caseta”, dice Pérez.
Esta experiencia piloto se ha implantado en las zonas consideradas más conflictivas por la aglomeración de público y que serán motorizados en tiempo real. “Esto permitirá intervenir de forma más inmediata en caso necesario”, asegura el delegado de Seguridad, Juan Carlos Cabrera. En estos puntos se ha instalado un sistema de iluminación graduable que, en cuestión de cuatro segundos, permite iluminar una calle en penumbra. También se ha recurrido a vallas de plástico para evitar estruendos y que los asistentes puedan asustarse; y por megafonía para trasladar mensajes en caso de emergencia, así como a través de sms. “Aunque algunos califiquen el plan de seguridad de excesivo, consideramos que es oportuno”, defiende el portavoz del Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla, Juan José Morillas.
Las situaciones de pánico vividas en una veintena de puntos del casco histórico aquella noche se saldaron con 17 hospitalizados por traumatismos, casi un centenar de atendidos con crisis de ansiedad y una docena de detenidos por desórdenes públicos. Tras meses de investigación, responsables de las diferentes Administraciones en materia de seguridad determinaron que no fue un plan organizado.
Estas medidas van acompañadas de un “potente refuerzo policial”, según el delegado del Gobierno, Antonio Sanz, quien señala que el número de agentes nacionales aumentará un 20%. Según fuentes policiales, habrá entre 1.750 y 1.800 efectivos nacionales, más 1.100 locales. El dispositivo contará con un despliegue de agentes de unidades especiales en los puntos más problemáticos y con una mayor participación de la Guardia Civil, cuyos más de 400 efectivos “podrán ser dirigidos a labores de seguridad si fuera necesario”, según Sanz. A ello se suma el curso sobre seguridad impartido a responsables de las hermandades.
También se prevé que los bares de diferentes puntos de la capital cierren a la una de la madrugada del Viernes Santo. Asimismo, estos comercios no podrán vender bebidas para ser consumidas en la vía pública ni hielo desde una hora antes de que pase por allí la procesión.