Y por los jóvenes, ¿quién se moviliza?
Mientras las mujeres y los jubilados protestan en las calles, los menores de 30 años, los más castigados por la crisis, se mantienen en un segundo plano. Esta aparente parálisis se explica por la decepción ante promesas de cambio incumplidas y por su invo
Luis Toledo no recuerda cómo era vivir en un mundo sin crisis. Las tormentas financieras que acabaron con Lehman Brothers en 2008 coincidieron con su entrada en la adolescencia. “Hemos crecido sin aspiraciones de futuro. Y sigo así: pese a haber logrado una beca predoctoral considerada de élite, cuando la termine tendré que irme al extranjero o dejar la Universidad”, asegura este licenciado en Historia de 24 años que ultima su tesis sobre la juventud en la Transición. Mientras Toledo batalla para mejorar las condiciones laborales de los doctorandos, su compañera Elia Hurtado participa en organizaciones feministas y de defensa de los inquilinos. Ambos forman parte de esa juventud comprometida que trata de arrancar mejoras al sistema. Sin embargo, sus compañeros de generación no han sido los protagonistas de las movilizaciones sociales de las últimas semanas.
Mujeres de todas las edades y jubilados han llenado las calles de España para gritar a los cuatro vientos su descontento. Los menores de 30 años, probablemente el grupo más perjudicado por la larga década de crisis, son los grandes olvidados. Los jóvenes esperan su momento.
El impacto de los años de recesión en los veinteañeros puede analizarse desde una infinidad de prismas. Desde los recortes en educación —cuyo gasto pasó del 9,4% del PIB en 2005 al 8,2% en 21,1 15 POBLACIÓN EN RIESGO DE POBREZA En % 18,1 16 a 29 años Total Según la edad del cabeza de familia. En miles de euros RENTA MEDIA RIQUEZA MEDIA
34,3 25,5 18,3
45,6 33,2 26,9 29,7
347,3 352,9394,4 211,2 2014— a la evolución de los salarios —entre 2008 y 2014, la renta media de los menores de 35 años cayó un 25%, y los sueldos de entrada en el mercado laboral se han desplomado— pasando por la precariedad —con una tasa del 57% para los de 15 a 29 años, los jóvenes forman el único colectivo con mayor temporalidad que antes de la crisis—. La tasa de paro entre 15 y 24 años, pese a haber caído del 57% de 2013, sigue en un altísimo 37,5%.
Pero quizás el aspecto más inquietante sea la profunda huella que todo esto va a dejar en el futuro de las nuevas generaciones. Como alertaba El muro invisible, el libro sobre las dificultades de ser joven editado por el colectivo Politikon, tras un choque como el de la economía española en la última década, “el empleo juvenil tarda más en recuperarse, y en cierto sentido nunca vuelve a ser normal”. Los efectos “se dejarán ver en sus trayectorias laborales muchos años después”, añadía el texto.
Es lo que el economista Marcel Jansen denomina “efecto cicatriz”, es decir, que los que entran en el mercado laboral en periodos de recesión no van a disfrutar de una recuperación tan rápida como otros sectores; y es muy probable que arrastren bajos salarios y precariedad durante largos periodos, con el consiguiente efecto en sus pensiones y, por lo tanto, en su nivel de vida futuro.
“Pese a ser las principales víctimas de la crisis, quizás con los parados de larga duración de más edad, apenas se han tomado medidas para mejorar su futuro. En España, el pacto intergeneracional está roto”, concluye Jansen, profesor en la Autónoma de Madrid e investigador de Fedea.
Pero, si esto es así, ¿por qué no abundan las pancartas reclamando más gasto en educación y mejores salarios de entrada en el mercado laboral? Los sociólogos consultados apuntan, por un lado, a la frustración que siguió a la falta de un cambio político palpable tras lo ocurrido en la Puerta del Sol de Madrid el 15-M de 2011. Pero también destacan que las movilizaciones juveniles se encuentran muy vivas en otras