Acusación de fraude contra la ejecutiva
Meng Wanzhou, directora financiera de Huawei e hija del fundador del gigante tecnológico chino, detenida el 1 de diciembre, compareció ayer ante un tribunal de Vancouver que le comunicó que Estados Unidos ha presentado cargos por “fraude” en su contra. Meng es sospechosa de haber mentido a las entidades financieras en relación con la actividad de una filial de Huawei (SkyCom) con el fin de acceder al mercado iraní pese a las sanciones estadounidenses. Así se recoge en la documentación desvelada durante la comparecencia judicial, en la que el fiscal se opuso a la puesta en libertad de la ejecutiva china, informó la agencia France Presse.
El tribunal debía pronunciarse ayer sobre el destino más inmediato de la detenida, si era puesta en libertad con fianza o sigue en prisión mientras dura el proceso judicial. La vista por la petición de extradición puede tardar en fijarse varias semanas. Ayer también se dio a conocer que Meng fue detenida durante una escala en Vancouver cuando se dirigía hacia México. / JAIME PORRAS
un país, en este caso China. Las declaraciones de Ansip provocaron malestar en la compañía, que en un comunicado afirmó estar “sorprendida” y “decepcionada”. La empresa negó categóricamente que suponga una amenaza para la seguridad y que ningún Gobierno le haya pedido crear sistemas para acceder de forma ilícita en los móviles de los usuarios.
El desarrollo de la red móvil de 5G, una infraestructura clave que Europa espera desplegar en 2019, ha supuesto que varios países hayan mirado con lupa los movimientos de Huawei. Algunos incluso han llegado a vetar el uso de equipos fabricados por
fin de semana en Buenos Aires quede en agua de borrajas.
La justicia estadounidense investiga si Huawei, la compañía que fundó el padre de Meng, violó las sanciones impuestas por Estados Unidos contra Irán. Pero, con la detención, la Administración de Trump ha lanzado también una advertencia contra la expansión global de la tecnología china. Los medios estadounidenses informaban ayer de las reuniones de la inteligencia estadounidense con responsables de servicios secretos de otros países para persuadir a las compañías de países aliados de no adquirir su tecnología.
El FBI lleva al menos ocho años investigando a la compañía china por posibles amenazas a la seguridad nacional. Los investigadores sospechan que ejecutivos de la compañía trabajaban la compañía china, que lidera el desarrollo tecnológico mundial en este ámbito. Es el caso de Australia y Nueva Zelanda.
Las reticencias a entregar proyectos a compañías chinas por miedo al espionaje también han llegado a Europa. En Reino Unido, British Telecom anunció el miércoles que ha empezado a eliminar los equipos de Huawei de sus redes de 3G y 4G y que la compañía no tendrá acceso al 5G.
Riesgos de seguridad
Sobre la empresa de Shenzhen pesan las conclusiones de un informe del Gobierno británico que señalaba que los equipos fabricados por la empresa habían expuesto a las redes de telecomunicaciones del país a riesgos de seguridad. Huawei se comprometió ayer a abordar esos problemas con una inversión de 2.000 millones de dólares (1.753 millones de euros), informó Reuters.
Pero los recelos de la Comisión Europea no se limitan solo a la presencia que pueda tener China como proveedor tecnológico en la UE. Bruselas tiene ya encarrilada una regulación para controlar las inversiones procedentes de terceros países que puedan comprometer la “seguridad” o el “orden público”. Esta podría ser ratificada por el Parlamento a comienzos de 2019.
La nueva regulación europea para escrutar las inversiones de terceros países fue aplaudida por Francia, Alemania y el anterior Gobierno italiano. El Gobierno de Angela Merkel ya frenó en 2016 una operación de 670 millones de euros sobre la tecnológica Aixtron por parte de un fondo vinculado con el Gobierno chino.
Sin embargo algunos países son reticentes a la norma, como Grecia, Portugal y ahora el nuevo Ejecutivo italiano, encabezado por Giuseppe Conte, según fuentes comunitarias. Esos países ven en el capital chino una oportunidad para relanzar sus economías. Empresas públicas chinas se han hecho con infraestructuras como el puerto del Pireo y la terminal de contenedores de Valencia o han lanzado una oferta por la principal eléctrica de Portugal. La UE quiere al menos poder emitir un dictamen sobre este tipo de operaciones.
de manera encubierta para el Gobierno de Pekín. La detención de Meng indica que el Departamento de Justicia tiene una causa suficientemente sólida contra Huawei. Si la ejecutiva fuera extraditada a EE UU, los fiscales podrían tratar de demostrar los vínculos de la compañía con agencias estatales chinas.
El episodio, sospecha Pekín, podría ocultar un intento de los sectores más nacionalistas del Gobierno estadounidense de torpedear el acuerdo comercial entre ambos países. El hecho de que Trump acudiera a la cena con Xi sin conocer, aparentemente, la operación en marcha para detener a Meng alimenta las suspicacias. Pero podría indicar también una preocupante falta de coordinación entre las diferentes partes de la administración.