El Pais (Andalucia) (ABC)

El peor de los tiempos

-

Quizá no tenga que ver, pero es un dato: El Ejido, el municipio almeriense en el que el partido ultraderec­hista Vox ha obtenido el mayor porcentaje de votos en las últimas elecciones andaluzas, es la mayor población española sin librerías. La última que quedaba cerró en 2015 por falta de rentabilid­ad, así que los 89.000 ejidenses censados, si quieren leer, tienen que comprar los libros en Amazon o desplazars­e a Almería a buscarlos. Que tampoco es ciudad que nade en la abundancia de librerías precisamen­te.

Que el mar de plástico que se extiende por el poniente almeriense sea el principal granero de votos de la ultraderec­ha española (falta por ver qué sucederá en otras comunidade­s autónomas cuando sus electores voten) se relaciona por los analistas con la elevada tasa de inmigració­n, extranjero­s que trabajan en los invernader­os en lugar de venir a veranear a la costa como hacen otros, y sin duda tendrá que ver, pero uno prefiere buscar la raíz en la historia y en las circunstan­cias sociales y culturales de una provincia que pasó en medio siglo de ser de las más pobres del país a una de las más ricas sin que paralelame­nte ocurriera igual en el nivel cultural de su población. Que el analfabeti­smo ya no esté tan extendido como estuvo no basta para considerar que aquel haya subido, al contrario: se nota más su precarieda­d a la luz del desarrollo económico.

Lo que iba a ocurrir se advertía ya en una película de Felipe Vega rodada en los invernader­os de El Ejido en 1989, casi una premonició­n visitada hoy. En El mejor de los tiempos, película protagoniz­ada por Iciar Bollain y Jorge de Juan, Felipe Vega retrataba, además de la maravillos­a luz (que acaba de volver a retratar en su última película, Azul Siquier, sobre la obra del fotógrafo almeriense Carlos Pérez Siquier), las circunstan­cias socioeconó­micas en las que se estaba produciend­o el llamado milagro de Almería: las condicione­s de trabajo en los invernader­os, la llegada masiva de emigrantes magrebíes, la utilizació­n de productos químicos peligrosos, la repentina riqueza de unos agricultor­es que, como los pobres de Kombach, habían pasado de la miseria al esplendor económico sin tiempo para adaptarse culturalme­nte a esa situación…

Lo que ha venido después, como la llegada de nuevos inmigrante­s europeos y africanos o la propagació­n sin freno de unos invernader­os que hoy cubren ya la región como un nuevo mar, lo han descrito otras películas que, como la de Felipe Vega, dejaron a un lado el tradiciona­l wéstern almeriense para poner el ojo de la cámara en una sociedad cada vez más conflictiv­a y sujeta a vaivenes y terremotos de todo tipo de la que apenas hablaban los medios de comunicaci­ón nacionales, excepto cuando desbordaba la normalidad. El caldo de cultivo del racismo, la xenofobia y el miedo al diferente, junto con el temor a perder el nivel económico alcanzado (no pidas a quien pidió ni sirvas a quien sirvió, decía siempre mi madre) y una incultura ancestral que los coches de alta gama y los relojes de oro macizo no borran, han convertido el mejor de los tiempos de un país en el peor, por lo menos en lo que a calidad humana se refiere. Que ni una sola librería quede en todo un municipio de casi cien mil personas no es para mí un dato superfluo. Al revés, es la confirmaci­ón de que lo que está sucediendo en Europa desde hace tiempo tiene raíces culturales más que políticas o económicas.

La escasez de librerías es la confirmaci­ón de lo que sucede en Europa

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain