Suárez, en el primer batallón
Cuentan sus amigos que los hay que prefieren no jugar a nada contra él, no sea que le ganen. Como al Truco, juego de cartas que comparte entre otros con Messi y con el que se agarra unos enfados morrocotudos si pierde. “Se pone mal porque no le gusta perder ni a las cartas”, expresa quien bien le conoce. “Pero así es Luis Suárez, un competidor nato, un jugador que siempre quieres tener de tu lado por lo que da y contagia”, revelan desde el vestuario azulgrana. Y así lo plasma en el campo, sobre todo cuando tocan partidos de gran calado, como el clásico ante el Madrid —al que le hizo un hat-trick en su último enfrentamiento— y el derbi ante el Espanyol, al que le reta esta noche (20.45, Movistar Partidazo).
“Le estamos haciendo un seguimiento, pero pensamos que irá jugando y haciéndolo bien. Pero sí que cuando hace dos partidos seguidos con intensidad hay que mirarlo un poco”, señaló Valverde respecto a delantero, que tiene la rodilla derecha castigada. “Nada que le impida jugar”, aclaran desde el entorno del nueve.
Desde Uruguay explican que para entender a Suárez y su carácter hay que verle contra el Atlético. En esos duelos se mide con su amigo y compañero de selección Godín, con el que compartió equipo en Nacional y con el que siempre acaba a trompadas. Un ejemplo se dio en 2015, cuando se abrazaron y mandaron piropos antes del duelo para pasar a los codazos, insultos y todo tipo de tretas para desestabilizar al rival. “Es el ejemplo del futbolista uruguayo, con garra”, le definen desde la ciudad deportiva azulgrana. Desde el Camp Nou añaden: “Es lo que ves. No tiene secretos ni engaña. Puede que no posea un gran disparo o un gran regate, que no sea el más rápido o el más habilidoso. Pero hay muy pocos que le puedan igualar en fuerza mental porque afronta y supera cualquier reto”.
Si bien anda reñido con el gol en la Champions, pues contabiliza dos tantos en los últimos 22 encuentros, en LaLiga es un ciclón, por más que la historia cuenta que a cada inicio del curso debe reconquistar su caché. En el primer curso sumó 393 minutos sin marcar, en el tercero alcanzó los 478 y en este llegó a los 631, racha que rompió frente al Sevilla, entonces líder. Metido uno, metidos todos porque ya suma nueve dianas, a dos goles del pichichi, Stuani. “Vive por y para el gol. Hasta en los entrenamientos no se queda tranquilo hasta que marca el suyo”, cuentan desde el vestuario.
Ocurre, sin embargo, que arrastra desde el curso anterior unas molestias en la rodilla derecha porque tiene desgastado el cartílago. “Estoy cojonudo, no tengo dolor”, señalaba hace un par de días el futbolista a un buen amigo. Lo que no quita que exista el problema, del que por fin se ha concienciado. “No quería parar porque gana sensaciones con los minutos sobre el campo”, cuentan desde los despachos del Barcelona; “es como un cazador pero en el área, porque el que va a cazar no lo hace en 10 minutos, sino que está, está y está”. Pero, visto el éxito del tratamiento con células madre, se sisea que es probable que vuelva a parar tras el derbi hasta después de las navidades. “Con eso estará perfecto”, dicen. Antes, frente al Espanyol, volverá a estar en el primer batallón.