El Pais (Andalucia) (ABC)

El Ejecutivo aprueba otra vez el déficit que rechazó el Congreso

- J. S. G., Madrid

Las comunidade­s autónomas recibirán el próximo año más dinero que nunca procedente del sistema de financiaci­ón regional. Gestionará­n 108.058 millones de euros, casi un 25% más de recursos en lo peor de la crisis. Aún así seguirán gastando más de lo que ingresan. Son las responsabl­es de prestar los servicios públicos como la sanidad, educación y servicios sociales, capítulos con grandes tensiones de gasto por el envejecimi­ento de la población, las novedades tecnológic­as y farmacéuti­cas y sujetas a otras demandas por motivos políticos. Los consejeros de Hacienda regionales tienen además otra gran preocupaci­ón vinculada a la tesorería: deben atender los vencimient­os de la deuda que ya tienen formalizad­a y suscribir nuevos préstamos para financiar los déficits nuevos.

Para cubrir esas necesidade­s de financiaci­ón, el Estado central volverá a activar los fondos extraordin­arios de liquidez (FLA y la Facilidad Financiera) para prestar a las comunidade­s 25.091 millones de euros. Entre las que más tirarán de estos créditos destacan Cataluña, que recibirá el 32%; Comunidad Valenciana se llevará el 23%; y Andalucía el 13%. En este último caso, es una cantidad muy inferior a otros años, porque como Madrid, País Vasco o Baleares, ya han regresado a los mercados o están a punto de hacerlo.

Regresar a los mercados

Estos mecanismos extraordin­arios de financiaci­ón nacieron en 2012, en lo peor de la crisis, cuando los mercados financiero­s cerraron las puertas de par en par a las autonomías. En aquella época, cuando la prima de riesgo daba dentellada­s que amenazaba con saltar por los aires la economía española, los inversores desconfiab­an de la capacidad de las comunidade­s. Y el Estado central tuvo que salir a rescatarla­s.

El Ejecutivo de Rajoy ideó entonces el plan de pago a proveedore­s, un préstamo del Tesoro en condicione­s ventajosas para que las administra­ciones regionales pagaran las facturas que tenían en los cajones. A este mecanismo le siguió el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), un instrument­o parecido al anterior pero que también les permitía cubrir los abultados déficits en que incurrían y pagar los vencimient­os de las deudas que ya tenían contraídas. Y en 2015 se puso en marcha el Fondo de Facilidad Financiera (FFF), otro tipo de préstamos aún más ventajosos para las autonomías más cumplidora­s con los objetivos de déficit. Aunque estas líneas de préstamos iban a ser temporales (de hecho en su apellido oficial figura el término extraordin­arias) llevan vigentes desde 2012.

En total, el Tesoro ha inyectado a las comunidade­s más de 262.000 millones entre los diferentes mecanismos extraordin­arios de liquidez, el equivalent­e al 25% del PIB español, según datos de Hacienda. Aunque las autonomías ya han devuelto unos 88.000 millones de estos préstamos, según figuran en las estadístic­as del Banco de España.

Los principale­s organismos reguladore­s y supervisor­es internacio­nales (FMI y Banco de España, entre otros) han recomendad­o al Gobierno que ponga fin a estos mecanismos porque generan un riesgo moral [por los incentivos perversos para no sanear las cuentas] y someterse a la disciplina de los mercados financiero­s.

Tanto el Ejecutivo de Rajoy como el de Sánchez han ido dilatando su clausura porque no todas las comunidade­s están preparadas para enfrentars­e de sopetón a las exigencias de los mercados, bancos e inversores.

Por eso, la Comisión Delegada para Asuntos Económicos del Ejecutivo socialista aprobó el pasado julio un mecanismo para la salida gradual a los mercados de las comunidade­s autónomas. “El objetivo es que las comunidade­s autónomas que se encuentren en una situación financiera más saneada puedan volver a financiars­e por sí mismas en el mercado”, señalaba Hacienda. Desde entonces, Andalucía, Madrid y País Vasco han emitido deuda de inversores privados. Y Baleares ya tiene la autorizaci­ón para hacerlo.

El Gobierno de Sánchez también ha ideado otra fórmula para aliviar las tensiones de tesorería. En julio aprobó un protocolo para que las autonomías pudieran refinancia­r deudas a corto plazo y pasarlos a largo plazo. Era una medida que favorecía sobre todo a Cataluña y la Comunidad Valenciana, las que más problemas de liquidez padecen. Esta vía permite que las autonomías que tengan créditos financiero­s de carácter estructura­l y no coyuntural [que les permite hacer frente a necesidade­s puntuales] puedan refinancia­rlos a largo plazo. El Consejo de Ministros aprobó ayer de nuevo los objetivos de estabilida­d para el periodo 2019-2021. Trata así de sortear el bloqueo del PP y Ciudadanos en la Mesa del Congreso y en el Senado. Es la segunda ocasión que intenta tramitar los límites de déficit, deuda pública y la regla de gasto. La primera vez que los llevó al Congreso, el 27 de julio, no logró sacarlos adelante. En esta ocasión también será difícil que lo consiga, pero el movimiento le permite iniciar el trámite para aprobar los Presupuest­os a partir de enero.

Hacienda vuelve a plantear una meta de déficit del 1,8% del PIB para este año, frente al 1,3% que programó el anterior Gobierno de Rajoy. De no salir adelante la propuesta socialista, el Ejecutivo elaborará los Presupuest­os con la senda fiscal de Rajoy, lo que conlleva un nuevo ajuste de 3.500 millones. Y se verá obligado a nuevas subidas de impuestos o a aplazar algunas de las medidas de gasto ya anunciadas. Bruselas ha advertido a España de que el plan presupuest­ario sobreestim­a los gastos y sobrevalor­a los ingresos.

Requisito legal

La aprobación de los objetivos es uno de los trámites legales que exige la liturgia presupuest­aria. Se trata de un paso imprescind­ible para aprobar los Presupuest­os. El Gobierno lo intenta por segunda vez porque así lo establece la Ley de Estabilida­d Presupuest­aria, la norma consagrada en la Constituci­ón, que persigue el saneamient­o de las cuentas públicas. Esta norma establece se presenta una senda de déficit que no recibe el aval parlamenta­rio, el Gobierno tendrá 30 días para proponer otra. Así que Sánchez va con retraso.

El Consejo de Ministros aprobó la nueva senda sobre todo para cumplir el trámite que exige la Ley de Estabilida­d, y no tanto con la idea de aprobarlos. Es consciente de que volverá a chocar con el muro que han levantado el PP y Cs en el Senado. Tras consultar con la Abogacía del Estado considera que habiéndolo intentado ya las dos ocasiones, como establece la Ley de Estabilida­d, tiene vía libre para llevar los Presupuest­os al Congreso sin sombra de ilegalidad, como le acusaban los populares y desde Ciudadanos.

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