El Pais (Andalucia) (ABC)

Los españoles asignan el 2,1% de sus gastos a la cultura

- TOMMASO KOCH, ELSA FERNÁNDEZ-SANTOS,

La cultura supuso en 2017 el 1,6% del desembolso anual medio de cada ciudadano, según el último informe estadístic­o publicado por el Ministerio de Cultura: en concreto, 182,6 euros al año por persona, casi 11 menos que en 2016. Se trata del primer descenso tras cuatro años de mejoras consecutiv­as. Sin embargo, el consumo cultural sube a 254,6 euros y al 2,1% del gasto individual si se suma el amplio y ambiguo apartado de “servicios de móviles y relacionad­os con Internet”. Dicho de otra forma, cada día los españoles destinan 0,70 euros a la cultura.

Los servicios de móviles y online se llevan una cuarta parte del gasto cultural. Junto con ellos, libros y espectácul­os (“cines, teatros y otros”) son las dos categorías que más atraen el dinero de la población: a ellas se dirige el 31% del consumo en el sector. Lo cual se refleja también en los hábitos de los españoles: leer (62%) y acudir a una sala a ver una película (54%) son, junto con escuchar música (87%), las tres actividade­s culturales que más de la mitad del país realiza al menos una vez al año.

Gasto público

El Anuario de Estadístic­as Culturales 2018 ofrece muchas más pistas sobre el sector: por ejemplo, muestra que la suma del gasto en cultura del Estado, las Administra­ciones Autonómica­s y Locales supuso el 0,43% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2016. Frente a ello, en las artes fue el 2,5% del PIB.

Las cifras del mercado laboral cultural proporcion­an argumentos para el debate. Las artes emplearon a 687.200 ciudadanos en 2017, es decir, 30.900 trabajador­es más respecto al año anterior. La subida se explica, sobre todo, con el aumento de los “no asalariado­s”: 23.800 más. Solo la mitad del sector cuenta con un trabajo indefinido, respecto al 61,2% del país en su conjunto. Y uno de cada tres trabajador­es culturales ya es “no asalariado”. La media, en el mercado laboral español, es del 16,5%. Eso sí, cuando el sueldo existe, es superior a la media nacional: 25.849 euros al año frente a 22.807.

El Anuario contabiliz­ó 118.407 empresas culturales en 2017, la cifra más alta en una década, y unas 2.500 más que en 2016. Sin embargo, una vez más, hay matices: en el 60% de los casos, lo que el informe define como “empresa cultural” es, en realidad, simplement­e una persona física. Tanto que el 64,7% de todas estas entidades no tiene ni un solo asalariado. Nacida en Nueva York en la última década del siglo XIX y fallecida a los 75 años en 1968, Mercedes de Acosta se hizo célebre en vida por su excéntrico ropero masculino (le gustaba llevar capa, pantalones y zapatos de punta y hebilla, al estilo de los padres peregrinos) y por su estelar vida amorosa. Isadora Duncan, Marlene Dietrich, Pola Negri, Tallulah Bankhead y, sobre todo, Greta Garbo —con quien estableció una sonada y tóxica relación— figuraron en su nómina afectiva. Pero De Acosta fue algo más que una socialité sexualment­e voraz y transgreso­ra, también fue dramaturga, guionista de cine, ensayista, novelista y poetisa. Bajo el título Imposeída, la editorial Torremozas reúne una antología en edición bilingüe de sus tres poemarios, Moods (Mudanzas, 1919), Archways of Life (Arcos de la vida,

1921) y Streets and Shadows (Calles y sombras,

1922). La compilació­n de 55 poemas pretende restituir, más allá de su ruidosa biografía, la obra de esta hispana de Estados Unidos que “abrazó la modernidad urbana”.

“Siempre estamos a la búsqueda de autoras interesant­es que no son conocidas en España, nos parece fundamenta­l acercar sus voces y conseguir que se las lea”, asegura Marta Porpetta, editora de Torremozas. “Cuando conocimos a Mercedes de Acosta nos pareció una mujer fascinante y creímos imprescind­ible dar a conocer sus poemas, que habían quedado a la sombra de su célebre biografía”, añade.

Jesús J. Barquet y Carlota Caulfield, encargados de la edición y de la traducción junto a Joaquín Badajoz, admiten que la propia Mercedes de Acosta contribuyó a alimentar su leyenda amorosa en detrimento de su obra. En los años sesenta, impelida por sus apuros económicos, publicó sus memorias, Here Lies the Heart (Aquí yace el corazón) que, según Barquet, “complican” aún más el relato de su vida. “Su relación con Greta Garbo catapultó su perfil público y el interés del periodismo faranduler­o”, explica. El historiado­r del teatro Robert A. Schanke publicó en 2003 una biografía titulada Aquella furiosa lesbiana —en alusión a cómo la llamaba Cecil Beaton, fotógrafo, escenógraf­o y rival por el corazón la Garbo—. En ella desentraña­ba, con material inédito, la verdad detrás de la mujer que Tallulah Bankhead apodó “la condesa Drácula” y a la que Truman Capote se refería como “la mejor carta” en su juego de mesa de camas y famosos The Internatio­nal Daisy Chain. De Acosta era todo un personaje de Broadway y de la noche neoyorquin­a, ciudad cuyas contradicc­iones están presentes en sus poemarios. Su obra de teatro más destacada, Jacob Slovak (1923), abordaba el antisemiti­smo de una pequeña localidad de Nueva Inglaterra. En otros poemas, refleja su lucha por la aceptación personal: bajo la arrogancia que le daba su posición social y su fuerte personalid­ad se escondía la melancolía de saberse un bicho raro. De origen cubano, su

Isadora Duncan y Greta Garbo, entre otras, figuraron en su nómina amorosa

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/ NICKOLAS MURAY ( GETTY IMAGES) La escritora Mercedes de Acosta, en una foto sin datar.

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