El cine de superhéroes es inmune a la kryptonita
Los justicieros copan siete de los 11 filmes más taquilleros de 2018. ‘Black Panther’ es una de las favoritas a los Oscar “Están para quedarse y crecer. Hemos visto la punta del iceberg”, opina un experto
Dirección: Patricia Font. Intérpretes: Clara Lago, Carmen Maura, Alexandra Jiménez. Género: comedia. España, 2018. Duración: 97 minutos.
Cuando la autora de tres novelas de éxito se parapeta tras un seudónimo, quizá sea inevitable pensar que: a) tras el nombre de guerra se oculta una escritora de prestigio que intenta desvincular esas excursiones en la literatura de consumo de su obra visible, o b) tras una marca como la de Laura Norton trabaja un equipo ducho en la aplicación de una fórmula concreta —en el caso que nos ocupa, la de la chick-lit—. Sea cual sea la explicación, lo que está claro es que los libros de Laura Norton —No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas (2014), Gente que viene y bah (2015) y Ante todo, mucho karma (2018)— parecen tener bastante claro cuál es su lugar en el mercado editorial y cuál es su vocación última: satisfacer a su público lector como quien gratifica al cliente que no contempla ni la sorpresa, ni la desestabilización en su horizonte de expectativas.
Segunda adaptación cinematográfica de una novela de Norton, Gente que viene y bah, ópera prima de Patricia Font, se adapta a esa misma filosofía del ámbito editorial, como si la realización de una película no fuera sino una etapa en la cadena de la diversificación del producto. Operación, en suma, que se puede ejecutar con mecánico desinterés o con cierta competencia y Font, pese a su excesiva querencia por los montajes musicales y por las composiciones de postal, elige, por fortuna, este último camino. Esta historia tiene su fortaleza en su reparto femenino, encabezado por una Clara Lago transparente y natural. Carmen Maura, Alexandra Jiménez y Paula Malia con aureola de descubrimiento compensan que no haya personaje masculino que vaya más allá del trazo funcional. En 2013, Steven Spielberg hizo un pronóstico que causó revuelo: “Las películas de superhéroes conllevan un peligro. Habrá una implosión y hasta seis producciones se estrellarán. Eso cambiará el paradigma”. En 2015, aclaró su predicción: “El género sigue vivo, pero estos ciclos de cultura popular terminan”. Tres años después, Hollywood no ve el final. Los superhéroes protagonizan siete de los 11 filmes más vistos en 2018 y empujaron a la taquilla mundial a un récord. Las franquicias de justicieros suponen un arma empresarial en plena guerra entre Disney y Netflix. Y Black Panther ha sido el primer filme de superhéroes que compite como mejor película en los Globos de Oro, antes de entrar de lleno en la carrera al Oscar.
Todo ello se ha logrado sin Batman, Superman ni Spiderman. En EE UU, el monarca africano se coronó en la cartelera. Black Panther superó los 700 millones de dólares (unos 615 millones de euros), la tercera película más taquillera de la historia del país. La obra de Ryan Coogler se erigió, además, en fenómeno cultural, con su reparto casi íntegramente negro.
“La diversidad ha sido tímidamente reflejada. Nos falta un superhéroe homosexual, una musulmana como Ms. Marvel y solo ahora tendremos una superheroína protagonista en Marvel. Estamos arañando las fronteras”, explica Julián Clemente, editor de Marvel en Panini España: “Los Oscar serían el reconocimiento de un mundo ajeno, pero son ellos los que necesitan al género”, añade. Tanto que la gala quiere a los actores de Los Vengadores para repartir premios.
Para Disney, propietaria de Marvel, es más relevante la recaudación global, donde destaca, con 1.800 millones de euros, Vengadores: Infinity War. Suya es una de cada cuatro películas que ven los estadounidenses. El resto de productoras se reparten los primeros puestos. Los Increíbles 2, de Pixar, es cuarta, seguida por Aquaman, de Warner/DC; Venom, de Sony, y Deadpool 2, de Fox. “El público es cautivo de la marca. Cualquier cosa vende”, explica Álvaro Pons, autoridad del cómic en España. “Incluso Venom, la peor película de Spiderman, supera 750 millones”, subraya Clemente. La calidad no importa tanto. En España, Superlópez es también la segunda película patria más vista de 2018, aunque con tono de comedia. “Infinity War es nuestro El imperio contraataca, pero su recaudación podrá ser superada”, prevé Clemente. Aquaman, cerca de ser la adaptación DC más taquillera, prueba que incluso un personaje parodiado hasta la saciedad triunfa. Tras quemar las primeras espadas, las empresas rebuscan en el armario. “El espectador piensa que debe verlo. Las empresas escogen a los personajes que más se adaptan a los efectos especiales y al merchandising. El capitalismo no entiende de ideologías; se hará feminista y antirracista”, dice Pons. El epicentro es el cómic, pero ya complementario. “Vamos a la historia transmedia. Te obligarán a ver la serie y jugar al videojuego para conocer la línea argumental. Los superhéroes están para quedarse y crecer. Hemos visto la punta del iceberg”, opina Pons. Quizás hasta llegue un filme intimista con mallas y capas. O una cinta sin supertipo.