El Pais (Andalucia) (ABC)

La doble batalla de los diputados y los afiliados

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Los aspirantes al liderazgo tory tienen todavía un largo camino por delante: quedan al menos dos, o hasta tres, votaciones de descarte en el grupo parlamenta­rio hasta dar con los dos rivales que sumen más apoyos. El martes, quedarán fuera aquellos que no obtengan al menos el respaldo de 32 diputados (el 10%). A continuaci­ón, votarán los 160.000 afiliados del Partido Conservado­r. Será en la semana que comienza el 22 de julio cuando el partido anuncie al ganador, y Theresa May acuda al palacio de Buckingham para presentar a Isabel II su dimisión.

ser relevante. Dominic Raab, el exministro para el Brexit, también sobrevivió. Durante un breve tiempo fue el político más arropado por el ala dura tory, pero una ambición temprana y poco disimulada, y meteduras de pata como declararse “no feminista” —en el debate político británico equivale casi a negar que uno es

demócrata— le restaron puntos. Aun así, consiguió el respaldo de 27 colegas. “Todavía no hemos confrontad­o las ideas y los programas de los distintos candidatos. Los debates que vamos a celebrar serán una buena oportunida­d”, dijo ayer Raab, en un intento de desinflar la euforia de los seguidores de Johnson.

La primera ronda exigía un respaldo mínimo de 17 colegas (un 5% del grupo parlamenta­rio) para seguir adelante. Llegaron a ese umbral otros candidatos como el ministro del Interior, Sajid Javid, con 23 votos; el secretario de Estado de Salud, Matt Hancock, y quien sin duda fue la sorpresa del día: Rory Stewart.

El diputado que recorrió a pie Afganistán durante un año para escribir luego un libro éxito de ventas, que es capaz de intercalar brillantes citas en latín en sus discursos y que afronta el dilema del Brexit con una honestidad que evitan el resto de contendien­tes, ha comenzado a captar el interés y hasta el apoyo de conservado­res históricos como Kenneth Clarke. “Otros candidatos se presentan como prudentes e introverti­dos, como si una gran democracia como la nuestra pudiese arrebatars­e a la ciudadanía y convertirl­a en un juego de cartas a puerta cerrada”, escribió ayer mismo Stewart en The Daily Telegraph después de saber que había obtenido 19 votos y seguía vivo.

“No estamos eligiendo al líder de los conservado­res, sino al futuro primer ministro del Reino Unido, y los candidatos deber dar la cara, exponer su programa y responder a las preguntas”, exigió ayer Amber Rudd, la ministra de Pensiones, a un Johnson esquivo, que no se ha comprometi­do a participar en los debates. El primero de ellos está previsto para este domingo. Rudd, quien respalda al candidato Hunt, se convirtió en la portavoz de todos los conservado­res moderados, dispuestos desde ayer a intentar desenmasca­rar al favorito Johnson.

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