Mucho más que un economista
Martin Feldstein, uno de los economistas más influyentes de las últimas décadas, murió el pasado martes a los 79 años. Marty, como todos le conocíamos, nunca tuvo miedo de decir lo que pensaba sobre la economía, incluso manifestando públicamente su desacuerdo con la Casa Blanca mientras era asesor del presidente.
Marty alcanzó notoriedad pública al ser nombrado presidente del Consejo de Asesores Económicos del presidente Reagan en 1982, cuando Estados Unidos estaba sumido en una crisis económica. Durante estos años, contribuyó a establecer las bases de la “economía de oferta”, que servirían de soporte al programa económico conocido como Reaganomics. La economía de la oferta establece que es más probable el crecimiento económico y la creación de empleo disminuyendo impuestos, estimulando la producción y realizando cambios estructurales que mejoren las instituciones, que no por la vía del gasto público o aumentando la cantidad de dinero. A pesar de su visión sobre los tributos, no dudó en cuestionar públicamente el déficit público de la Administración de Reagan, llegando finalmente a persuadir al presidente de romper su promesa de campaña y subir los impuestos. Este fue posiblemente uno de sus desacuerdos públicos más notorios, pero no fue el único. Cuando Marty regresó a Harvard, estos principios de mantenerse firme a su convicción sobre la economía, le valieron el reconocimiento de The Times, que en un editorial de 1984 dijo: “De sus decenas de predecesores, algunos podrían haber sido más brillantes o mejores en la política de Martin Feldstein, en la Universidad de Cambridge en 1999.
Washington, pero ninguno estuvo más dispuesto a defender lo que pensaba”. Su reconocimiento como economista iba más allá de las ideologías y sirvió también como miembro del Consejo Asesor para la Recuperación Económica del presidente Obama.
El profesor Feldstein fue un académico reconocido y respetado desde muy joven. Se graduó en Harvard en 1961 y después estudió un doctorado en la Universidad de Oxford, para volver a Harvard ya como profesor, en 1967. En 1977 recibió la John Bates Clark Medal de la Asociación
Americana de Economía, que reconoce la mayor contribución a la ciencia económica de un economista de menos de 40 años.
Pero Marty era mucho más que todo eso: era una bellísima persona, educado, optimista, con tiempo para sus estudiantes. Era un profesor increíble, que lideró durante décadas el curso más multitudinario de Harvard: Ec 10. Tuve la suerte de conocerle en 1997, cuando fue mi profesor de economía pública y asesor de tesis durante mi doctorado en Harvard y dos temas nos llevaron a tener algunas discusiones interesantes: el euro y la economía de la salud. Marty, convencido de que la Unión Monetaria era una mala idea y que tenía más puntos en contra que a favor para los países que iban a ser sus futuros miembros, siempre tenía algún momento para debatir con su estudiante, euroconvencida, que le insistía en que el euro era un proyecto en construcción. Esta tradición siguió en el tiempo, con intercambio de opiniones cada vez que algo cambiaba en el proyecto europeo.
El profesor Feldstein hizo su tesis sobre las eficiencias del sistema nacional de salud del Reino Unido y contribuyó a abrir el campo de la economía de la salud. Como académico, aplicaba el análisis empírico a una gran cantidad de políticas públicas, seguro de que el rigor y la evidencia eran el camino para construir argumentos que podían ayudar a cambiar y mejorar el mundo. Seguramente fue esta convicción la que le llevó a convertir el National Bureau of Economic Research (NBER) en uno de los foros más importantes del mundo en investigación de economía empírica. Este fue, sin duda, uno de sus grandes logros. Feldstein fue nombrado presidente del NBER en 1977, posición que ocupó hasta 2008.
Marty fue uno de los primeros hace ya 40 años en entender la importancia de los datos para responder a las preguntas relevantes para la economía. Es casi imposible pensar en una política perfecta, decía, ya que casi todas ellas tienen consecuencias. Convencido de que la economía nos puede ayudar a entender estas consecuencias para después poder tomar mejores decisiones, Marty nos animaba a aplicar el análisis empírico riguroso a las preguntas relevantes para las políticas públicas. En estos momentos, estas enseñanzas son más necesarias que nunca. Le echaremos de menos.
es profesora del IESE Business School.