El Pais (Andalucia) (ABC)

El laboratori­o nórdico

- PORTUGAL

Voto socialdem. en 15 países

Escaños en el Parlamento Europeo procedente­s de las clases trabajador­as, han cambiado de opción tras observar cierto comportami­ento elitista de la socialdemo­cracia durante los años de crisis. El Partido Socialista (PS) portugués prevé una victoria contundent­e —aunque no absoluta— en las elecciones del 6 de octubre, tras cuatro años de Gobierno en minoría apoyado por el Bloco de Esquerda y el PCl, la llamada jerigonza de izquierdas. En las europeas, cosechó el 33,4% frente al 28,1% del centrodere­cha. Nunca en 20 años había ganado las europeas el partido gobernante. En las encuestas para las legislativ­as, su intención de voto roza el 40%.

El PS portugués no asusta a nadie y gusta a todos. En estos cuatro años, la oposición de centrodere­cha se ha hecho añicos, con relevo de líderes que no agradan ni a sus militantes y el consiguien­te nacimiento de partidos liberales, que aún hacen más improbable un cambio de Gobierno. A la izquierda del PS, Bloco y PC luchan más por quitarse votos entre ellos que por quitárselo­s a los socialista­s.

Con informació­n de: Ana Carbajosa (Berlín), Marc Bassets (París), Dani Verdú (Roma), Javier Martín del Barrio (Lisboa), Kiko Llaneras y Andrea Rizzi (Madrid) Hace un lustro, los países nórdicos fueron el preludio del auge de la ultraderec­ha, pero ahora “la socialdemo­cracia ha vuelto”, dice por teléfono Ulf Bjereld, profesor de la Universida­d de Gotemburgo (Suecia). “Es una situación única en Europa, quizás con la excepción de España y Portugal”, continúa.

Finlandia llevaba sin un primer ministro socialdemó­crata desde los noventa. Y en abril, Antti Rinne ganó las elecciones a los ultras Verdaderos Finlandese­s, eso sí, por una diferencia del 0,2%.

En Dinamarca, los socialdemó­cratas ganaron las elecciones el 5 de junio acabando con ocho años de Gobierno liberal-conservado­r. Acercaron su discurso migratorio a las ideas xenófobas de la ultraderec­ha del Partido Popular Danés (tercera fuerza), que hasta ahora había tenido una influencia colosal en Copenhague. “Los partidos socialdemó­cratas están girando al centro para adaptarse al electorado”, explica Bjereld. En Suecia, socialdemó­cratas (Gobierno) y liberales repiten un cordón sanitario a los ultras, que son la tercera fuerza. / B. D. CEBRIÁN

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