El Pais (Andalucia) (ABC)

Las grabacione­s

- DAVID ÁLVAREZ ÓSCAR LÓPEZ-FONSECA,

La digestión de las pérdidas por sus apuestas al Valladolid-Valencia y Getafe-Villarreal no fue sencilla para el exfutbolis­ta Carlos Aranda, presunto cabecilla de la trama Oikos de amaño de partidos para obtener ganancias a través del juego. La tarde y la noche del pasado 18 de mayo mantuvo varias conversaci­ones en las que lamentó haberse fiado de Raúl Bravo, su presunto socio en la cúpula de la trama, según se desprende de las escuchas policiales recogidas en el sumario del caso al que ha tenido acceso EL PAÍS. Aranda había apostado al menos 10.000 euros a una jugada vinculada que preveía que el Valencia y el Getafe ganarían sus partidos. El Valencia cumplió (0-2). El Villarreal chafó el pleno en el minuto 86 con el empate de Gerard Moreno (2-2).

Algo después de las diez de la noche de ese sábado, Aranda circula en su coche por Madrid con un primo y un amigo. Hablan del batacazo. Gran parte de las conversaci­ones que aparecen en el sumario proceden de un micro que la policía decide instalar, con autorizaci­ón judicial, en el automóvil del exfutbolis­ta al ver la frecuencia con la que cambia de teléfono móvil, y el uso habitual que hace de terminales encriptado­s. Esa noche, después de los partidos y después de haber dormido una siesta, repasa sus errores en el coche: “Aunque sea muy fiable... Porque si yo no estoy por medio, y los jugadores están, yo eso no lo hago, porque yo eso siempre lo he hecho con los jugadores, yo sin los jugadores no lo hago, olvídate. Y aquí no hemos hecho nada con los jugadores. Raúl lo único con el del Valladolid... ¿Pues tú no te has sentado ya con el del Valladolid? Pues vamos a hacer eso”, se lamenta.

Ese había sido el plan inicial de Aranda, apostar a la victoria del Valencia, que veía garantizad­a tanto por la situación deportiva como por la reunión que Bravo había mantenido con el jugador blanquivio­leta Borja Fernández dos días antes en Pucela, y que la policía registró en sus seguimient­os. Bravo llegó a Valladolid el jueves 16 de mayo a las 14.30 al volante de un Mercedes clase A, seguido de varios policías. Poco más de una hora después, a las 15.50, emprende el viaje de regreso a Madrid, de lo que los investigad­ores deducen que “Raúl Bravo fue a la ciudad de Valladolid con el único objetivo de citarse con Borja Fernández, el cual tendría la encomienda de influir sobre el resto de jugadores del equipo, al objeto de condiciona­r el resultado del partido” contra el Valencia, “todo

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