Cosechas a vista de pájaro
La digitalización supone un reto para el sector agrícola. Y a la vez es una herramienta con un notable potencial. En la planta de experimentación que tiene en Utrera, Basf trabaja con tres tipos de drones que sobrevuelan las fincas para poder conseguir datos de la evolución de las cosechas. “Recabamos más y mejor información y nos dan la capacidad para ser más eficientes”, indica Ricardo Pavón. Matiza que la digitalización no entraña una amenaza para el personal. “Es un error pensar que la digitalización en la agricultura puede tener afectación para los puestos de trabajo, lo que hay que hacer es aprovechar para darle al personal un trabajo más específico”, resume el director de la estación experimental.
La multinacional cuenta con cuatro equipamientos de este tipo en el mundo y en Limburgerhof (Alemania), donde está la sede central de la división agraria de la empresa, se encuentra una instalación de potencial parecido al de la finca sevillana. De los 2.000 millones de euros que invirtió Basf en 2018 en investigación, un 35% se destinó a la división agrícola. La cifra de negocio de la compañía fue de 62.000 millones de euros en 2018 y, según Xavier Ribera, su director de relaciones institucionales y sostenibilidad, “la empresa se situó en el grupo de cabeza de las firmas que más innovan, solo superada por los gigantes tecnológicos y por la marca de componentes deportivos, Adidas” acorde con el ranking de Boston Consulting Group.
En España, Basf tuvo unas ventas de 1.358 millones de euros en 2018, con un crecimiento del 4%. Su cartera se reparte entre productos petroquímicos, soluciones para la agricultura, materiales para la automoción, la construcción o el embalaje y artículos para el hogar y el cuidado personal. El aumento de volúmenes es notorio en el segmento de soluciones agrícolas, indica la multinacional. Europa central es un mercado potente para comercializar fungicidas para cereales y herbicidas para los campos de colza mientras que, en los países del sur, los tratamientos que más penetración tienen son los que protegen la producción hortícola, la viña y el arroz.
Cultivo todo el año
Por su situación y favorable climatología, el laboratorio de experimentación sevillano permite llevar a cabo “programas de experimentación agrícola durante todo el año”, detalla la empresa. El suave invierno hispalense permite hasta tres cosechas de cereales al año. “Podemos tener girasol en enero, en pleno invierno”, señala Ricardo Pavón.
La ubicación facilita también aspectos de logística agrícola, como el despliegue de más de 11.000 metros cuadrados de invernaderos: “Son de Almería, los mejores que se pueden encontrar”, afirma Ricardo Pavón. Para acceder a algunas de estas casetas de plástico hace falta sortear hasta dos filtros. “No queremos que nada de lo que hay aquí dentro se propague hacia fuera”, apunta el responsable del centro. De fuera para dentro tampoco entra ningún ser vivo indeseado. Más difícil es ponerle puertas al calor, intenso en el huerto y sofocante debajo de las lonas de plástico.