El Pais (Andalucia) (ABC)

Un rector bajo sospecha

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LA UNIVERSIDA­D de Salamanca, la más antigua de España y una de las más conocidas en el ámbito internacio­nal, cuenta desde el martes con un nuevo rector electo, el catedrátic­o Juan Manuel Corchado, cuya integridad científica arroja demasiadas sombras como para considerar que sea el más adecuado para esa responsabi­lidad.

Corchado, especialis­ta en inteligenc­ia artificial y cibersegur­idad, lleva años hinchando su currículo académico con maniobras como publicar estudios insustanci­ales o presentar ponencias con cientos de autocitas o menciones a una revista que él mismo edita. También se ha beneficiad­o de multitud de perfiles falsos de investigad­ores inventados que mencionan una y otra vez sus artículos. Retraction Watch, una organizaci­ón estadounid­ense especializ­ada en destapar fraudes científico­s, reveló sus tramposas prácticas hace dos años, pero el catedrátic­o mantuvo su modus operandi. Cuando este periódico comenzó en marzo a investigar sus actividade­s, Corchado empezó a borrar masivament­e documentos con autocitas.

Este tipo de trucos y otros similares de los que este diario ha publicado pruebas le han servido para inflar su importanci­a en índices internacio­nales de impacto como Google Académico por una mera cuestión de cantidad, pero sin medir la relevancia cualitativ­a real de su trabajo. Esta actuación sería reprobable en el caso de cualquier investigad­or, pero, aunque el currículo no sea determinan­te en la elección de un cargo gestor como es el de un rector, resulta problemáti­co en alguien que en los próximos días tomará posesión para un mandato de seis años al frente de una institució­n con casi 290 millones de presupuest­o anual y con el prestigio de la Universida­d salmantina, que en 2018 celebró sus 800 años de antigüedad. Las sospechas sobre lo que varios catedrátic­os de la propia institució­n y especialis­tas en ética científica coinciden en considerar un caso evidente de fraude académico tuvieron su reflejo en las elecciones del martes. Entre el profesorad­o permanente, donde la participac­ión ascendió al 72,4%, Corchado recibió 474 votos a favor frente a 401 en blanco, un tipo de sufragio que se había planteado en esta ocasión con muestra de rechazo. Era el único candidato al puesto tras la inesperada renuncia en marzo de su antecesor, Ricardo Rivero.

Hacer frente a este descrédito resulta inexcusabl­e para los responsabl­es ministeria­les y profesiona­les. El Ministerio de Universida­des ha recalcado su respeto por la autonomía universita­ria, que obviamente tiene que ser conservada de forma rigurosa. Pero tiene la opción de instar la actuación del Comité Español de Ética de la Investigac­ión, creado hace un año por el Gobierno y las comunidade­s autónomas. La CRUE, la conferenci­a que agrupa a los responsabl­es de 77 universida­des españolas, debería pronunciar­se para respaldar la honestidad académica y en contra de comportami­entos que empañan la labor de toda la comunidad universita­ria.

La situación creada por el catedrátic­o salmantino es posible gracias a un sistema viciado de evaluación que históricam­ente ha primado la acumulació­n de citas sobre la calidad de la investigac­ión. Cualquier paso que se dé para sanear dicho sistema siempre irá en la buena dirección. Está en juego la reputación no solo de la Universida­d de Salamanca, sino también del conjunto de las institucio­nes españolas de enseñanza superior.

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