El Pais (Andalucia) (ABC)

Canciones interesant­es, irritantes y ‘Zorra’ entre lo mejor

- CARLOS MARCOS

Este año abundan el eurodance noventero y el personalis­mo de divas/os, a lo que se suma alguna propuesta extravagan­te y un representa­nte español, Nebulossa, que sube el nivel (lo que no garantiza un buen puesto). Y hay un problema, Israel: está en la final y según las encuestas puede quedar muy arriba. Analizamos las favoritas según las casas de apuestas:

Croacia: Rim Tim Tagi Dim, de Baby Lasagna. Con un nombre tan disparatad­o como Baby Lasagna, el título de la canción debe ir en esa onda: Rim Tim Tagi Dim, lema que se repite insistente­mente durante los tres minutos de la pieza. Pretende recoger alguno de los ritmos folclórico­s croatas, pero con un molesto chundachun­da dominándol­o todo. El estribillo, eso sí, funciona: lo firmaría hasta Bon Jovi.

Israel: Hurricane, de Eden Golan. Hagamos un esfuerzo (aunque cueste mucho) y valoremos a Israel estrictame­nte por lo musical. Es una balada bien ejecutada, con su tono dramático adecuado y con una buena melodía. Descarrila al final, con la manía de introducir una exhibición vocal a base de gritos que a Eden le pasa factura porque llega sin fuelle cuando retorna la parte lenta.

Suiza: The Code, de Nemo. Lo tiene todo: drama, épica, una voz potente, su parte rapeada y un estribillo

adherente. Y un mensaje que no puede ser más adecuado para la actual Eurovisión: Nemo (24 años) se declara no binario y la letra habla de ese proceso y de “librarse de las cadenas”. La voz de Nemo puede parecer irritante por su exceso de agudos, pero en el contexto eurovisivo hasta se puede aguantar. Un firme candidato, sin duda.

Mon amour, de Slimane.

Francia: Un artista ya curtido este Slimane. Suma 34 años y tres discos largos. Propone una balada sin gracia y escuchada mil veces.

Irlanda: Doomsday Blue, de Bambie Thug. Aquí tenemos algo que capta nuestra atención, aunque a algunos, los que echen de menos a Mocedades, les pueda provocar espanto. Bambie Thug ha tenido el ingenio de encontrar un término para su estilo, el güija pop. ¿Ya se han reído? No creemos que la irlandesa quiera provocar terror, pero si es así le sale mal la jugada. Al menos, esta canción no la olvidas a los dos segundos.

Ucrania: Teresa y Maria, de Alyona & Jerry Heil. Interesant­e la propuesta de este dúo con una

canción que habla de la resilienci­a femenina. Una aporta una voz casi operística y la otra ofrece rap. Entre las dos componen una canción con algún guiño folclórico de su país, una efectista melodía y unos “uuuh” bien puestos.

Italia: La noia, de Angelina Mango. La noia se puede traducir por “aburrimien­to” y es todo lo contrario: un tema de ritmos latinos que incluso se puede bailar sin estar con dos copas en el cuerpo. La italiana aporta una buena voz, que pondrá a prueba durante unos segundos, cuando la música

se frene y ella deba demostrar su potencia vocal. De lo mejor.

España: Zorra,

Se encuentra entre lo mejor. Otra cosa es que los tics y el politiqueo del festival nos hundan en la clasificac­ión. Pero Zorra es divertida, no rechina y ellos derrochan empatía. Hasta parece que Mery Bas ha mejorado en algunos aspectos vocales. Un síntoma de su simpatía es que han conseguido que el público, noruegos, irlandeses o letones que no tienen ni idea de español, griten eso de: “Soy más zorra todavía”. Bien por Nebulossa.

de Nebulossa.

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