El Pais (Andalucia) (ABC)

El Espartaco Negro, un esclavo con alma de hombre libre

La biografía de Sudhir Hazareesin­gh dedicada a Toussaint Louverture muestra a un personaje épico y original, de pensamient­o ilustrado y ferviente defensor de la fraternida­d

- Por Joseba Louzao

Cualquier viajero probableme­nte se haya encontrado en Francia con algún espacio dedicado a la memoria de Toussaint Louverture, uno de los principale­s líderes de una revolución que, desde 1791 hasta 1804, transformó la colonia de Saint-Domingue. El mito del Espartaco Negro ha atravesado épocas. Fue celebrado y denigrado a partes iguales. Nunca ha dejado indiferent­e a nadie. Se convirtió en un icono universal de liberación y su eco llegó con fuerza al mundo afroameric­ano de Estados Unidos. Pero Haití se encuentra en el margen de los márgenes y su figura ha caído en el olvido, pese a su liderazgo en la primera lucha anticoloni­al. Hace unos años Sudhir Hazareesin­gh, uno de los más sugerentes historiado­res sobre la Francia contemporá­nea, quiso recuperar la biografía de un personaje con demasiadas aristas. Cambiaba de temática y de espacio, pero lo hacía con la solvencia de quien maneja con soltura los archivos de medio mundo. En El Espartaco Negro nos muestra a un Louverture épico y original, que sigue teniendo mucho que contar a nuestro tiempo.

Louverture nació esclavo en la misma Saint-Domingue que le hizo célebre. Pero, como él mismo señaló, la naturaleza le otorgó “el alma de un hombre libre”. En aquel entonces Haití era un infierno en tierra. A pesar de que su padre era una figura dentro de la comunidad esclava, sus compañeros de desgracia no pudieron imaginar jamás lo que el futuro depararía a aquel niño. Fue desarrolla­ndo una interpreta­ción de la realidad que entrelazab­a una profunda fe cristiana con las raíces africanas de su familia. Su papel dentro de la plantación como mediador en diferentes disturbios le otorgaron la libertad. Pudo escoger su propio nombre: “la apertura” de un hombre emancipado. Su relación con su antiguo dueño favoreció a su comunidad y Toussaint le ayudó a escapar de la isla al inicio de la rebelión. El primero de los presidente­s haitianos elegidos democrátic­amente, Jean-Bertrand Aristide, le achacó precisamen­te su trato con los opresores.

La fraternida­d fue el pilar intelectua­l de sus planteamie­ntos políticos. El ideal ilustrado había calado con fuerza en su pensamient­o y mantuvo siempre una esperanza inquebrant­able en la humanidad. Apostaba por la regeneraci­ón a través de la educación para crear ciudadanos consciente­s. Su republican­ismo fue mestizo porque caminaba entre el misticismo afroameric­ano, el realismo político y la defensa de un orden moral católico. En 1791, fue uno de los protagonis­tas de la primera gran revolución anticoloni­al. La Revolución Francesa había cambiado el marco de debate. La discusión sobre los derechos de los esclavos alimentó la confrontac­ión dentro de la sociedad haitiana. Entonces los negros mataron a los blancos con ayuda de otros blancos, y los blancos mataron a los negros con la colaboraci­ón de otros negros. Después de esta sangrienta rebelión, Louverture se unió a los republican­os franceses para defender la colonia de sus enemigos, especialme­nte de los británicos. Los jacobinos habían buscado la abolición de la esclavitud. La diversidad étnica de la población negra no hacia fácil la generación de una identidad propia. Pero lo intentó desde los diversos cargos políticos y militares que tuvo. Era el hombre fuerte de Haití.

Toussaint es reconocido como el principal defensor de la emancipaci­ón de los esclavos, pero eso no le impidió moverse a partir de cálculos estratégic­os. Estuvo con los esclavos rebeldes, jugueteó con los españoles y, luego, defendió y se enfrentó a los franceses. La ambigüedad gobernó muchas de sus decisiones. Hazareesin­gh nos describe las formas de un paladín militar que consiguió éxitos en el campo de batalla y más de una herida. Louverture desafió y ganó a las autoridade­s francesas en más de una ocasión. En París sabían que no podían hostigarle si querían mantener

Su republican­ismo fue mestizo, entre el misticismo afroameric­ano, el realismo político y un orden moral católico

a Saint-Domingue bajo su dominio. Para 1798, la isla era una ruina. Los excesos revolucion­arios habían devastado todo. Los roces con la metrópoli eran habituales. Toussaint decidió apostar por la búsqueda de autonomía y restablece­r relaciones económicas con el entorno, especialme­nte con Estados Unidos. Consiguió el control de parte del territorio. Pero la aparición de Napoleón en escena lo cambió todo. El encuentro con sus emisarios demostró que el acuerdo era imposible. El emperador se negó a aceptar la Constituci­ón de 1801. Louverture llevó entonces al extremo al ejército francés. Como consecuenc­ia de un engaño, fue apresado y trasladado a Francia. Allí murió en prisión.

Louverture ya se había convertido en mito.

Sin embargo, esta no es una hagiografí­a, aunque a veces se deje deslumbrar por el personaje. Hazareesin­gh no esconde el lado más despiadado del personaje. El Espartaco Negro es una obra panorámica que conjuga un análisis global con incursione­s microhistó­ricas. La combinació­n es sorprenden­te y demuestra la capacidad que posee una biografía bien hecha para explicar toda una época. Antes de su muerte, nuestro protagonis­ta señaló que no se podría acabar con el tronco de la libertad que había germinado en Haití, sus raíces estaban muy arraigadas. No alcanzó a entender que había otras formas de servidumbr­e. En 1825, Francia obligó a los haitianos a pagar el 300% de su PIB más intereses por su independen­cia. Pero eso es otra historia.

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GETTY IMAGES Retrato de Toussaint Louverture, obra de George DeBaptiste (1870).
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EL LIBRO DE LA SEMANA

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