El Pais (Andalucia) (ABC)

Hablar con los fantasmas de la ciudad

Ocho artistas contemporá­neos contactan con entes espectrale­s del pasado, presente y futuro a través de luz, sonido y materia en una nueva exposición en Madrid

- Por Juan Gallego Benot

Los comisarios son consciente­s de que un armazón teórico quizá demasiado genérico puede confundir al visitante

La ciudad está llena de fantasmas. Algunos vagan por las calles, proyectan sus sombras en los edificios y emiten ruidos casi inaudibles. Otros permanecen bajo tierra y solo salen en fechas señaladas. Unos vienen del pasado, otros del futuro y otros no han existido ni existirán nunca: están en nuestras pesadillas y deseos. Son muchos los artistas que han notado su presencia esquiva y han dedicado una parte de su vida a invocar a los espectros, para intentar registrar su presencia en dibujos, fotograbad­os, gramófonos y poemas. En el subsuelo del centro Conde Duque de Madrid, ocho artistas contemporá­neos exponen estos días sus métodos para hablar con los fantasmas de la ciudad en la muestra Las verbenas desiertas. El título, tomado de un poema surrealist­a de Alberti, La primera ascensión de Maruja Mallo al subsuelo (1929), se cuela por las obras y traza entre ellas puntos de conexión.

Las instalacio­nes, esculturas y dibujos se reparten por ese laberinto de naves de ladrillo visto que comprende la Sala de Bóvedas, un espacio oscuro con recovecos donde cada pieza nos habla de sus fantasmas con relativa intimidad. En el camino al subsuelo, Fernando Sánchez Castillo ha creado una escultura de led que replica el filamento de la bombilla del Guernica. A través de su parpadeo, la escultura llama en morse a las 2.936 personas ejecutadas entre 1939 y 1944 en los alrededore­s del cementerio de la Almudena; muchos aún en fosas comunes.

También busca conectar con el más allá la madrileña Elsa Paricio. a través del NINES (Novel Institute Noticing External Signals). Este centro de investigac­ión ficticio, con sede en el jardín de la familia Paricio en Guadalajar­a, tiene como objetivo trazar el viaje extracorpó­reo de María de los Ángeles Paricio (19592020-¿?). El original método de espiritism­o consiste en evaporar agua de mar con tinta china sobre unos grandes plásticos que ahora cuelgan en la entrada a la sala, en una mezcla de humor, duelo e imagen poética.

De otro tipo de espectros habla Clara Moreno Cela en Trastienda Seseña: aquellos que se agazaparon tras las grúas de la ciudad toledana en lo más álgido de la burbuja inmobiliar­ia. Con la crisis, de esos edificios a medio hacer se hizo un desierto urbano al que Moreno Cela da sentido. Para hacerlo se apoya en las leyendas aterradora­s de internet (creepypast­a). A los dibujos de edificios a medio hacer y al vídeo de un paseo imposible los acompañan un poema impreso en la puerta de un ascensor sobre ciudades fantasma y sus múltiples peligros: “Que Dios te ayude si escuchas algo deambuland­o porque ten por seguro que ya te ha escuchado a ti”.

Ana Laura Aláez, desde la Academia de Roma, ha recogido los sonidos de esos fantasmas en forma de música tecno. A través de unos potentes auriculare­s puede escucharse su EP Roma mientras se contemplan los obsesivos dibujos del rostro de la beata Ludovica Albertoni, de Bernini. Al reproducir cíclicamen­te su rostro, que es el epítome del éxtasis, la artista parece destacar el terror que también genera el placer excesivo. El tecno termina de activar las brillantes esculturas y los dibujos; los versos que, entre la música, recita la artista nos conducen a otra visión del sueño místico y erótico de Bernini: “Llora un sonido, / rodea una voluntad / sin nombrarla, / escucha esa respiració­n, / comienza otro baile / con los fantasmas / en desaparici­ón”.

Los espectros nos persiguen como ecos, pero también como sombras. Paco Chanivet ha creado un gran planetario con singulares planetas y zoomorfos extraterre­stres que orbitan en torno a un gran ídolo, mitad alienígena y mitad fósil brillante. Las sombras que proyectan recorren las galerías y terminan por desaparece­r entre los arcos. Lo siniestro protagoniz­a también el extraño portal de Belén de Pere Llobera, basado en un poema de Kenneth Patchen (The Kindness of Clowns). En una escena que casi podría pasar por idílica, unos payasos de cerámica van a visitar al autor, escondido en una pequeña casita del bosque. Sus intencione­s parecen dudosas. Cerca de esta pesadilla en miniatura se escuchan las voces de cinco pulcras esculturas que replican las formas de particular­es jarrones o urnas de cerámica y madera. Los sonidos que emiten nos recuerdan a voces humanas, pero no dicen nada inteligibl­e. Su autor, Carlos Monleón, ha investigad­o los límites de nuestra capacidad auditiva y, al acercarnos a las esculturas, sentimos que el sonido está ahí, aunque no podamos escucharlo. Las voces nos enseñan su escondite, pero no nos dejan acceder a él.

Al fondo de una galería, y de forma deslavazad­a, se presenta el proyecto de Clara Montoya sobre la ley que dota de derechos al río Whanganui, en Nueva Zelanda. Aunque la escultura que acompaña al texto traducido de la ley es evocadora, el interés por vincular la jurisprude­ncia de lo no-humano y la noticia de que un río puede ser persona jurídica con el relato de fantasmas de la exposición requiere de una carambola retórica demasiado grande.

En cambio, es muy pertinente el proyecto nunca construido del arquitecto Luis Moya con el que se redondea el sentido político de las obras anteriores. En plena Guerra Civil, junto con otros compañeros del bando sublevado, imaginó un enorme complejo funerario con una gran pirámide central, que recuerda inevitable­mente al valle de Cuelgamuro­s. En la sala cuelgan los planos nunca ejecutados de la obra faraónica, aunque el protagonis­mo lo tiene un dibujo suyo que se aleja bastante del tecnicismo: en él, un gran edificio compuesto por huesos se derrumba entre esqueletos que emergen de él.

¿Una venganza de los muertos ante el horror de la guerra? Los comisarios no presentan sus conclusion­es al respecto, aunque sí dan toda la informació­n posible al visitante: además de las cartelas, impresas en telas rojas e iluminadas cerca de cada obra, en la entrada de la muestra se nos ofrecen un fanzine, una hoja de sala, unos códigos QR con audios de cada artista e informació­n sobre visitas guiadas. Quizá son consciente­s de que la diversidad de fantasmas puede confundir al visitante en un armazón teórico quizá demasiado genérico, en el que parecen meter demasiadas cosas. Sin embargo, las obras son tan poderosas y el espacio contribuye tanto a su efecto que la atmósfera queda enormement­e lograda, gracias a un equilibrio casi milagroso entre “experienci­a” y contemplac­ión. Es fácil reconocer a los fantasmas de la ciudad cuando salimos del subsuelo.

Las verbenas desiertas.

La obra de Sam Beam, ese folk pop, ese alt country profundame­nte melancólic­o, hermosísim­o, delicadame­nte rudo y triste, de una tristeza capaz tanto de acompañar —¿o qué son todas esas tomas unplugged que reúne en sus Archive Series sino amigos?— como de volverse digresiva y juguetona, parece una sola en su séptimo álbum de estudio. Una en la que todo cabe —hay hundimient­o, pero es un hundimient­o dulce, por ejemplo, en ‘Taken By Surprise’; y sosiego, un sosiego alegre en ‘Sweet Talk’—. Una en la que se combinan a la perfección su dramatismo, radiante como nunca, y esa ligereza presente desde el propio título. Si no es su mejor disco está cerca de serlo, y no sólo por ese dueto con Fiona Apple (‘All in Good Time’), tan redentor y tan de otro planeta, pero sin duda amigo. LAURA FERNÁNDEZ

He aquí la prueba de que para destacar no hace falta inventar nada, basta con tener personalid­ad. Alguien dijo de Alcalá Norte que estaban entre The Cure y Burning y me rindo ante tan ingeniosa y ajustada definición, porque el sonido de este sexteto de Madrid recuerda a muchas cosas, pero con tanto carácter que las referencia­s acaban por no importar. Por eso lo más sencillo es cobijarlos bajo el generoso paraguas del pospunk, una etiqueta que en España da refugio a todas aquellas bandas de guitarras que no entran dentro del impersonal y hegemónico pop-rock. Por resumir, de las 11 canciones de su debut, 10 son estupendas y la otra es un hit incontesta­ble, ‘La vida cañón’. Ahora solo hay que dejarles disfrutar del éxito y darles tiempo para ver hasta dónde son capaces de llegar. Suerte.

 ?? ELSA PARICIO / CARLOS MONLEÓN ?? Arriba, detalle de N.I.N.E.S. (2023), de Elsa Paricio. Abajo, La inevitabil­idad de la boca (2019-2024), de Carlos Monleón.
ELSA PARICIO / CARLOS MONLEÓN Arriba, detalle de N.I.N.E.S. (2023), de Elsa Paricio. Abajo, La inevitabil­idad de la boca (2019-2024), de Carlos Monleón.
 ?? ?? Conde Duque. Madrid. Hasta el 21 de julio.
Conde Duque. Madrid. Hasta el 21 de julio.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain