El PP consuma su veto a la amnistía
Tras el rechazo en el Senado, donde el partido tiene mayoría, la ley vuelve al Congreso se atribuye la iniciativa de la medida de gracia y lamenta que Junts la “ridiculizase”
Solo un detalle permitía adivinar que el pasado domingo algo sucedió en Cataluña: esta vez se abandonaron los vaticinios de que la amnistía envalentonará al independentismo. Por lo demás, el PP consumó ayer el veto del Senado a la ley que prevé las medidas de gracia a los implicados en el procés con el discurso de siempre, entre advertencias sobre una norma que “desmonta nuestra democracia”. Fueron los socialistas quienes esgrimieron desde el primer momento su triunfo electoral en Cataluña para insistir en la idea de que las urnas han “convalidado la apuesta de Pedro Sánchez”. Tras el rechazo del Senado, donde el PP tiene mayoría (149 votos contra 113 favorables) la ley se devuelve al Congreso, que prevé aprobarla definitivamente el día 30.
La amnistía quedó sorprendentemente fuera de la campaña catalana. Todo quedó pospuesto para ayer y, una vez que el resultado de la votación estaba decidido de antemano, el gran interés residía en comprobar cómo el veredicto de las urnas ha influido en el discurso. El PP inició el día con un aparente gesto de distensión, la retirada del simbólico conflicto de competencias con el Congreso a propósito de la amnistía. Pero en cuanto comenzó el pleno, sonaron las primeras salvas dialécticas de su portavoz, Alicia García, y quedó claro que la intensidad no se iba a reducir. García habló de “fraude democrático” y ya no se detuvo: “Mercadeo político”; “acto de corrupción política jamás visto en nuestra democracia” y “en ningún otro país”; “ataque contra la cohesión y la convivencia”, fruto del “plan de ambición personal” del “sanchismo endiosado”. En definitiva, la amnistía forma parte de una “deriva populista hacia una adulteración iliberal de nuestra democracia”, dijo.
Tras esa retahíla, poco le quedaba por decir a Paloma Gómez Enríquez, de Vox, que se extendió en argumentos jurídicos para sostener la inconstitucionalidad de la norma, sin entrar en las alertas sobre la supuesta agonía de la democracia en España. Aunque sí descubrió otros daños insospechados, que incluso contribuirá a la “destrucción de la familia”.
Las elecciones catalanas irrumpieron en el debate en cuanto tomó la palabra el primer socialista. “España no se rompe, Cataluña no se va y al PP se le rompe el discurso”, proclamó en tono triunfalista Antonio Magdaleno. Los oradores de la izquierda atacaron con dureza al PP por lo que entienden como una manipulación del Senado para prolongar durante los dos últimos meses el trámite de la ley. “Una gran pantomima”, abrió fuego Magdaleno. Y tras él se sucedieron las descalificaciones. Sara Bailac (ERC) y Josep Lluís Cleries (Junts) hablaron de “filibusterismo”; Carla Antonelli (Sumar), de “las peores mañas de los perdedores fracasados”; la navarra Uxue Barkos (Geroa Bai), de “astracanada” y Gorka Elejabarrieta (EH Bildu) definió la Cámara alta como el “alcázar particular” del PP.
Señales de abatimiento
Los independentistas tampoco aludieron directamente a los resultados electorales, aunque ERC sí dejó escapar señales de abatimiento. Primero Bailac y luego Joan Josep Queralt subrayaron que su formación inició en 2019 la batalla por la amnistía y fue “ridiculizada por ello”, en clara alusión a Junts. Cleries, de Junts, no entró en la controversia y prefirió dejar sentado que su formación seguirá reclamando el referéndum.
En la bancada socialista se vivieron momentos de entusiasmo con la intervención José María Oleaga. El senador hizo un repaso histórico a las posiciones de la derecha, desde las reticencias iniciales de Manuel Fraga y José María Aznar ante la Constitución hasta el rechazo a las leyes del divorcio o el matrimonio igualitario. Oleaga repetía un estribillo cada vez que citaba uno de esos temas: “¿Con quiénes están de acuerdo ahora, con los socialistas o con sus dirigentes de entonces?”. Antonio Silván (PP) acudió a rebatirle con lo que tenía más a mano: el cambio de opinión del PSOE respecto a la amnistía. “¿Con quiénes están de acuerdo, con los socialistas de antes del 23-J o con los de ahora?”.
En las filas socialistas no acudió a votar el expresidente de Aragón y secretario general del partido en esa comunidad, Javier Lambán, crítico con la amnistía.
La Cámara baja prevé aprobarla definitivamente el día 30
El expresidente aragonés Javier Lambán no acudió a la votación