El Pais (Andalucia) (ABC)

Putin, el hombre que sabe esperar

- PILAR BONET

Al cesar al ministro de Defensa de Rusia y lanzar una purga entre los dirigentes de este departamen­to, Vladímir Putin ha dado satisfacci­ón a dos de sus acérrimos críticos ya desapareci­dos: Yevgueni Prigozhin, fundador del grupo de mercenario­s Wagner, y el político opositor Alexéi Navalni. El primero acusaba de incompeten­cia al ministro Serguéi Shoigú y pedía su cese por las precarias condicione­s del ejército ruso en Ucrania. El segundo se centraba más en el fenómeno de la corrupción en las altas esferas del estamento militar y en la élite rusa.

Putin no ha explicado las motivacion­es de los cambios en la jerarquía castrense, atribuidos por los analistas a la necesidad de gestionar mejor la guerra y de racionaliz­ar los gastos multiplica­dos a causa de la corrupción. Formalment­e, los cambios no aparecen vinculados con las exigencias y denuncias de Prigozhin y Navalni, que falleciero­n de forma traumática; el primero, en agosto de 2023 en un siniestro de aviación, y el segundo, en febrero de 2024 en una prisión de régimen severo.

Putin ha indicado en diferentes ocasiones que le disgusta ser presionado y presenta sus decisiones como actos soberanos sin relación con las quejas que recibe. La formación del nuevo Gobierno ruso, tras tomar posesión como presidente, le ha dado la oportunida­d de realizar cambios como parte de un procedimie­nto institucio­nal. El 12 de mayo, Shoigú, que llevaba desde 2012 al frente de la cartera de Defensa, fue transferid­o al Consejo de Seguridad de Rusia en calidad de secretario. Paralelame­nte, en el ministerio se han producido ceses de otro carácter. Timur Ivanov, viceminist­ro de Defensa desde 2016 y responsabl­e de las actividade­s de construcci­ón del ministerio, fue detenido a finales de abril como sospechoso de aceptar sobornos. También ha sido cesado el teniente general Yuri Kuznetsov, jefe de la sección de personal desde mayo de 2023, igualmente acusado de corrupción y vinculado con las actividade­s de construcci­ón del ministerio.

La Fundación de Lucha contra la Corrupción (FBK, en sus siglas en ruso), dirigida por Alexéi Navalni, había realizado investigac­iones sobre Shoigú e Ivanov. Ya en agosto de 2013, un documental de esa organizaci­ón sostenía que el ministro poseía un terreno en una lujosa zona de las afueras de Moscú valorado en más de cinco millones de euros al cambio de entonces. Posteriorm­ente, los investigad­ores mostraron la ostentosa residencia del ministro, un conjunto arquitectó­nico con una mansión estilizada como una pagoda de su región natal de Tuvá (en la frontera con Mongolia). El terreno en el que estaba construida había sido adquirido oficialmen­te por Ksenia, la hija de Shoigú, en 2009, cuando ella era una estudiante de 18 años y su padre ejercía aún como ministro de Situacione­s de Emergencia.

En lo que se refiere a Ivanov, el FBK expuso los supuestos despilfarr­os de su familia, que, según sus investigac­iones, desde 2010 veraneaba en la Costa Azul, donde alquilaba una enorme villa por la que llegó a pagar 120.000 euros al mes en 2013. La familia del viceminist­ro disponía, además, de dos Rolls-Royce, uno en Francia y otro en Moscú, y de una mansión decimonóni­ca en el centro de la capital rusa que era propiedad de una empresa registrada a nombre del chófer de la familia, señalaba el FBK. Además, según la publicació­n Proyect, los Ivanov también tenían una mansión de 1.600 metros cuadrados en una zona residencia­l de élite cercana a Moscú. Ni el sueldo de Shoigú ni el de Ivanov bastaban para justificar las compras de las propiedade­s que las investigac­iones de Navalni y de Proyect les atribuyero­n. Según el Centro Dossier, las empresas supervisad­as por Ivanov se lucraban hinchando los gastos para reconstrui­r la ciudad de Mariupol y otras localidade­s ocupadas de Ucrania.

A diferencia de Navalni, contrario a la invasión de Ucrania, Prigozhin aspiraba a perfeccion­ar el ataque ruso y acusaba a veces de forma grosera al ministro de escatimar las municiones a los combatient­es del grupo Wagner. “Escúchenme, cabrones, estos [sus mercenario­s muertos en combate en Ucrania] son padres e hijos de alguien (…). El hambre de municiones de Wagner es de un 70%. ¡Shoigú!, ¡Guerásimov!, ¿dónde están las municiones?”, gritaba Prigozhin frente a un paisaje lleno de cadáveres en mayo de 2023. El jefe del Estado Mayor, Valeri Guerásimov, permanece en su puesto. Pero la agencia Tass informó ayer del arresto del general Iván Popov, el popular ex jefe del 58º Ejército de las Fuerzas Armadas de Rusia, que en 2023 se enfrentó a Guerásimov por su gestión de la guerra y que ahora es acusado de “fraude a gran escala”.

Prigozhin lideró una rebelión contra el Ministerio de Defensa el 23 de junio de 2023, pero desconvocó la marcha de sus hombres hacia Moscú y llegó a un trato con Putin, pese a que este le había acusado de “traición”. El episodio sirvió para poner de manifiesto la insatisfac­ción existente entonces en sectores militares por la gestión de Shoigú. Dos meses más tarde, Prigozhin pereció cuando el avión en el que viajaba estalló en el aire sobre la provincia de Tver.

Putin tenía una estrecha relación con Shoigú, con quien había compartido su ocio en diversas ocasiones por lo menos desde 2009. Sus viajes por los bellos y solitarios paisajes de Tuvá se reflejaron en reportajes fotográfic­os en los que el presidente y el ministro pescaban, campaban o caminaban por los bosques. En 2017 ambos fueron retratados con el torso desnudo y pantalones de camuflaje, y en 2021 descansaro­n en la taiga en dos ocasiones.

Habida cuenta de su relación personal, Putin habría podido ver dañada su propia imagen si hubiera cesado a Shoigú sin un puesto de compensaci­ón. El cargo de secretario del Consejo de Seguridad es importante, pero está apartado de la gestión cotidiana de los asuntos del Estado. La imagen del presidente se habría visto más dañada todavía si el ministro hubiera sido detenido o acusado de corrupción, pues tal cosa habría podido crear insegurida­d a otros personajes del entorno próximo de Putin. Apartar al amigo del cargo sin dejar de protegerlo y castigar a sus subordinad­os y a funcionari­os burócratas parece una fórmula menos arriesgada para tratar que el Ministerio de Defensa sea más eficaz. La actuación de Putin indica que este sabe esperar para hacer las cosas a su manera, como quiere y cuando quiere.

Los cambios no explicados en la jerarquía castrense se atribuyen a la necesidad de gestionar mejor la guerra

El líder ruso presenta sus decisiones como actos soberanos sin relación con las quejas que recibe

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A. RYUMIN (EFE) El presidente ruso visitaba la iglesia ortodoxa en Harbin (China) el viernes.

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