El Pais (Andalucia) (ABC)

Cata Coll, el carisma de la portería culé

La guardameta, que jugará la final de la Champions, se ha asentado en el Barça tras su titularida­d en el Mundial

- IRENE GUEVARA Barcelona

“Papá, voy a ser titular”, resonó a través del teléfono de Fernando Coll a las cinco de la mañana. No era habitual que su hija llamase a esas horas, y se asustó cuando vio el nombre de Cata en la pantalla. Acababan de volver de Nueva Zelanda tras ver tres partidos en los que Misa Rodríguez había ocupado la portería en el Mundial de 2023. Pero saltó la sorpresa para Cata Coll (Mallorca, 23 años): el selecciona­dor en aquel momento, Jorge Vilda, quien conocía bien a la joven de las categorías inferiores, escogió a la mallorquin­a para ser titular a partir de octavos tras dejar, también, a Sandra Paños fuera de la lista a pesar de haber enviado esta un mail para ser convocable tras formar parte de las 15. Cata apenas había jugado con su club tras una lesión. Era el inicio de una recompensa a su esfuerzo. Y solo acababa de empezar.

El Mundial la catapultó también en el Barcelona. Esta temporada —en la que ha disputado 24 encuentros— se ha impuesto en los partidos con más trascenden­cia a la veterana Paños, que dejará el club a final de curso. Cata, cuando juega de titular, sigue avisando a sus padres de ello. Contra el Olympique de Lyon, este sábado en la final de la Champions (18.00, La 1 y DAZN) lo más probable es que ocupe la portería, y su actuación será más fundamenta­l que nunca ante un equipo que las pondrá en bastantes más apuros de los habituales. “Cata es una gran portera. A pesar de su corta edad tiene mucha confianza en su juego, ha disputado cosas importante­s: jugar la final de un Mundial no es cualquier cosa. Y lo hizo muy bien, además. Creo que ha crecido mucho en el último año”, confesó Christiane Endler, portera rival del Lyon.

No hace mucho se tatuó 2023 en su piel. “Empezó muy mal, y acabó muy bien. De querer tirar la toalla, a tocar el cielo”, confesó en un encuentro con los medios antes del último clásico sobre aquel momento. “Este año ha sido espectacul­ar. Sabes que ha luchado para eso, y que ha tenido la mala suerte de lesionarse cuando ya estaba en el camino. Fue complicado, querer estar y no poder”, confiesa el padre de la mallorquin­a. En febrero de 2022 se rompió el ligamento cruzado de la rodilla izquierda durante unos entrenamie­ntos con el Barcelona, y no reapareció hasta marzo de 2023. “La lesión fue necesaria para madurar, para aprender, para saber lo que se pierde y valorar las cosas. Hoy soy la persona que soy por lo que pasé”, confesó Cata recienteme­nte. Para su padre, el momento más duro fue la transición durante su recuperaci­ón: “Fueron momentos de frustració­n y debilidad. El tiempo es muy largo, separada de tu casa, y de tu equipo. Ella tenía dudas de si volvería a estar al mismo nivel”.

Pero Cata trazó un plan junto a su agente, Carlota Planas, en una cafetería cerca de la Ciudad Deportiva. “¿Qué quieres, Cata?”, preguntó Planas. “Ser titular en el Barça y en la selección”, confesó ella. Su agente se lo dejó claro: “Va

mos a por ello”. Y el plan, funcionó. Además de su esfuerzo, su personalid­ad también tuvo un papel importante. Es carismátic­a, con un toque rebelde —ya ha demostrado su habilidad para regatear a las delanteras rivales—, y con un carácter que ha madurado y moderado con el tiempo, concuerdan aquellos que trabajan con ella. “Cuando le dicen que no haga algo, ella va y lo hace por tres”, confiesa Planas. Cata es transparen­te, y aunque parezca alocada, le gusta tener algunas cosas bajo control, siempre con su caracterís­tica espontanei­dad, comparten quienes la conocen. En su nuca se observa otro tatuaje: Feliç a prop del perill (Feliz cerca del peligro, en catalán). “Si ella va de excursión, tiene que ir por el acantilado. Le gusta el riesgo. Quiere experiment­ar y probarlo todo. No sufre ese vértigo”, explica su padre. Y también consideran que es el alma de la fiesta: en la celebració­n de la Liga recorrió las redes un vídeo de ella deslizándo­se por un río de champán dentro del vestuario, donde tiene una gran sintonía con las más jóvenes como Salma Paralluelo.

Un carácter que conserva desde que es pequeña. Pero antes del fútbol, Cata empezó en el básquet, aunque apenas duró unos meses, confiesa su padre. “Era pura actividad. De pequeña no sabía mirar una película: le duraba cinco minutos, se cansaba y se levantaba”, explica Fernando. Por lo que la llevaron a practicar tenis. “Al principio iba llorando, porque quería jugar al fútbol con sus amigos, y entonces la apuntamos. Con seis años alternaba ambos deportes hasta que llegaron las convocator­ias con la selección”, añade. En casa, el comedor y el mueble de la televisión eran una pista de tenis y una portería, con su padre tirándole pelotas desde la butaca.

Aquel pequeño “terremoto” se forjó con el tiempo hasta ser campeona del Mundo con la absoluta y la sub-17, donde también se alzó con el título europeo. “A ojos de todos es la portera titular, pero ahora vienen sus años de consolidac­ión. Seguro que para ella no ha sido fácil que Paños no juegue, pero lo ha llevado muy bien para lo joven que es”, explican empleados del club. La figura de Paños le ha ayudado a madurar, y la ha hecho “mejor portera”, siempre con una “competenci­a sana”. “La experienci­a que tengo es gracias a ella, siempre ha sido un espejo”, confesó Cata el pasado mes de marzo. Este sábado, lo más probable es que se enfrente al Olympique de Lyon en la que será su primera final de Champions en el once azulgrana. No importa la presión: Cata es muy feliz cerca del peligro.

“Este año ha sido espectacul­ar. Ha luchado para eso”, dice su padre

“Para ella no ha sido fácil que Paños no juegue”, dicen empleados del club

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GETTY Cata Coll, durante las semifinale­s de Champions.

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