Versos para sentir con todos La deriva de la justicia y la banalización de la promesa
Librería Rafael Alberti (Madrid)
“Un corazón solitario no es un corazón, porque nadie siente si no es capaz de sentir con otro, con otros… ¿Por qué no con todos?”, dice Antonio Machado en su Juan de Mairena. Y es ese sentir machadiano con los otros lo que trasciende la mera experiencia individual del poeta (el rinconcito de su sentir) en sentimiento atemporal y de todos. La vida al completo, el duelo por la muerte de los que amamos, la pena de lo perdido o la alegría de la luminosidad de los días, son reflejos de todos en la poesía. Esta Feria del Libro nos brindará de nuevo la oportunidad de encontrarnos con poemas y poetas como estos:
80.000 soldados de terracota, de Maribel Andrés Llamero (Isla Elefante). Ha tenido que pasar un tiempo, larguísimo e instantáneo a la vez, para que estos hermosos y dolorosos poemas de duelo pudieran ser escritos. Un ejército de soldados con las voces de Lucilo y Homero protegen a los vivos en la noche de la enfermedad y las salas grises de los hospitales.
Un momento, de Luis Muñoz (Visor). Una suerte, la poesía, un instante, algo más, ese momento: “está encima y debajo / fuera y a través / acercándose / como a una suerte”. La poesía de Luis Muñoz nos hace detenernos y mirar, de ahí surge la sorpresa, el destello, imprescindibles en este tiempo de certidumbres.
Gramática de mi madre,
de Almudena Sánchez (La Uña Rota). La tensión del crecimiento produce dolor de huesos en la noche. Se nos estiran las extremidades, no cabemos en el cuerpo, un enigma físico que se resiente hacia más arriba, donde la madre y la hija no tienen espacio, o no lo encuentran. La poeta indaga en esta tensión y llaga de su cuerpo.
Y como repesca, la Poesía completa de Ana María Moix (Lumen), porque es su año y, como dice Maruja Torres, “fue lúcida, clara, fue rebelde hasta el fin”.
Librería Walden (Pamplona)
El ensayo reivindica la complejidad en época de estrechez de miras; no deberíamos esperar de un ensayo que nos dé la razón, sino que nos la quite, porque el mero hecho de pensar que podamos tener razón, ¿no es acaso una neurosis, un delirio? Nos ayuda a comprender, desde luego, pero ¿no debería volvernos también más comprensivos?
María Belmonte cumple, una vez más, con la vieja aspiración de instruir deleitando en El murmullo del agua. Fuentes, jardines y divinidades acuáticas (Acantilado), en un recorrido histórico y sentimental por los lugares, los cultos y los sentidos del agua desde la Antigüedad hasta el Barroco, y nos lo cuenta con ese don tan suyo de la evocación.
En Nuevos Cuadernos Anagrama, con su habitual profundidad y claridad expresiva, Marina Garcés nos desafía con El tiempo de la promesa, para contrarrestar la deriva banalizadora de este tiempo en un texto por lo demás atemporal, emocionante por lo que tiene de propuesta vitalista y radical la acción libre y responsable de prometer, de comprometerse.
Tratándose de ensayo, la editorial Arpa analiza los temas más preocupantes de la actualidad española con nuevas voces. Uno de los últimos es
La justicia en el banquillo, de Joaquín Urías, sobre qué pasa con el ejercicio de la justicia en nuestro país.
La Fundación Jorge Guillén recupera con exquisito gusto dos volúmenes de Ensayos de José Jiménez Lozano, que incluyen, entre otros, Guía espiritual de Castilla y Los cementerios civiles y la heterodoxia española, fuera de las librerías desde hace décadas, y que confirman que la obra de Jiménez Lozano está viva y es fuente inagotable de alegría.