El Pais (Andalucia) (ABC)

El músico regresa tras seis años de silencio discográfi­co con un álbum sobre las complejida­des de la vida cotidiana

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hijo / dando un nacimiento que casi me mata”. Al ser preguntado, responde con su tono neutro y su conversaci­ón pausada: “La paternidad fue un gran cambio. Antes tenía mucho más tiempo para mí, pero ahora mi esposa y mi hijo están primero. El cambio vino también porque te das cuentas de que ahora vives para alguien y no solo para ti”.

En 2014 se casó con Hanly Banks, cineasta y terapeuta que dirigió el vídeo de su gira Apocalypse en 2012. Previament­e, fue pareja de las cantantes Chan Marshall, más conocida como Cat Power, y Joanna Newsom. Un año después de contraer matrimonio se convirtió en padre y, por motivos de trabajo de su esposa, se mudó a Santa Bárbara, California. “Fui allí por mi mujer y me atrajo la idea de estar en un lugar cerca de la playa. Me gusta estar cerca del mar. Santa Bárbara es un lugar muy bello y donde respiras todo el tiempo sensación de libertad, pero no siempre es tan bueno como parece. Me ponía a trabajar, pero a veces me sentía mal. Puedo entender que la gente sea feliz allí, pero el problema es que yo no estaba hecho tal vez para Santa Bárbara”, dice soltando la primera risa de la entrevista. “Cuando regresé a Austin, no tardé mucho en entrar en contacto con las canciones y sentirme como antes”. La composició­n ‘Writing’ está dedicada a ese momento. “Sienta bien escribir otra vez”, reza uno de sus versos.

Allí volvió a encontrars­e con su rancho, donde ha pasado buena parte de su vida, su cobertizo, donde suele componer, y su entorno natural, que le inspira y le hace sentirse mejor que en cualquier ciudad. Shepherd in a Sheepskin Vest se grabó bajo ese ambiente. Callahan, que entonces se hacía llamar Smog, se distinguió en los primeros noventa por usar instrument­os y equipos de grabación antiguos, otorgando una etérea desnudez y crudeza a un sonido de baja fidelidad que empastaba a la perfección con su voz nítida, de cuentacuen­tos, y que engatusó a la escena alternativ­a. Al teléfono explica que su método de trabajo para este álbum consistió en encerrarse en el cobertizo y probar tonos con la guitarra acústica, incluso, asegura, fijarse en “los silencios” que dejaba la música.

A fin de cuentas, moldear canciones ha sido una razón de ser para este compositor exquisito, que dejó la universida­d hasta en tres ocasiones (dos veces la carrera de Literatura y una la de Diseño Gráfico) para dedicarse a la música. Una decisión que no gustó a sus padres, dos empleados de la Agencia de Seguridad Estadounid­ense que planearon para él una vida dedicada a los negocios. De hecho, la relación con ellos, confiesa, “nunca fue fácil”. Por Shepherd in a Sheepskin Vest también planea el dolor por la muerte de su madre, fallecida en 2018. La canción ‘Circles’, donde se tratan las consecuenc­ias de la muerte, se antoja como una plegaria a esa relación familiar que se acabó sin funcionar.

Con todo, Callahan, que no buscaba ningún sonido especial en el nuevo disco pero sí tenía “todo en su cabeza”, elabora en este nuevo trabajo un finísimo y envolvente folk que termina por respirar luminoso. Shepherd in a Sheepskin Vest es una radiografí­a de la vida cotidia

En su nuevo trabajo, creado con su caracterís­tico espíritu, el músico aborda sin reparos su crisis existencia­l

na, de la “vida real”. “Dream River era un disco como soñado, donde había más ficciones que elementos reales. En este caso, trato aspectos de la vida real. Todas las personas tienen un día a día y quería ser realista con mi propio día a día. Prestar atención a cosas que podían decirme algo”, comenta.

Hábil en desentraña­r la complejida­d de las emociones a través de canciones, su personalís­imo estilo sugestivo vuelve a recordar a Leonard Cohen, Scott Walker o Joni Mitchell, pero esta vez centrándos­e en aspectos mundanos, incluido el amor casero. “Escribir canciones de amor es muy difícil. Como también ha sido más difícil componer con la vida real que con la inventada”, sentencia con una risa. “Hay que saber vivir el momento y no pensar en el futuro ni el pasado”.

“El momento inmediato es lo más importante”, añade este maestro del siseo lo-fi, que todavía lucha por reconcilia­r su nueva vida con la antigua. “Mi hijo necesita de mí muchas veces como padre y tengo que estar disponible todo el rato. Ahora el artista es él y yo soy el mánager”, dice con otra risa.

‘Shepherd in a Sheepskin Vest’. Drag City, 2019.

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