Entre Ferrater Mora y los animales
El 27 de junio, a los 28 años de la muerte de José Ferrater Mora, falleció su esposa Priscilla Cohn, que había sido su alumna en el Bryn Mawr College y con quien realizó su tesis doctoral sobre Heidegger. Después vino la historia de amor entre ambos y ella ejerció como profesora de ética más de 35 años en la Universidad de Pensilvania.
Mercè Ferrater Mora, la única hermana de José, repetía una y otra vez la enorme suerte que tuvo su hermano con este segundo matrimonio, celebrado en 1980. También para Priscilla era el segundo, y no tengo duda que la suerte fue mutua. Ambos se consideraron las personas más afortunadas del mundo.
Priscilla tuvo dos grandes pasiones. Una fue José: por él vivió y por él sobrevivió también en su ausencia. Ferrater nos dejó una hoja, escrita por una sola cara, en la que expresaba sus deseos para después de su muerte. No quería homenajes ni agasajos, sino que sus amigos se reunieran para leer y comentar su obra. Durante estos últimos 28 años Priscilla vivió para llevarlo a cabo, muy particularmente a través de la Cátedra Ferrater Mora que la Universidad de Girona creó en 1989. Y estaba enormemente ilusionada con la preparación de la versión online del Diccionario de Filosofía de Ferrater, una de sus obras maestras. Yo mismo actualicé el Diccionario en 1994, pero había que dar un paso adelante usando las novísimas tecnologías por las que Ferrater se sintió siempre atraído. No hace mucho, cuando Priscilla estaba ya en cama, pudimos comunicarle que los trabajos del diccionario habían concluido. Sonrió complacida. Fue una de sus últimas alegrías.
La otra gran pasión de Priscilla fueron los animales. No sólo participó y apoyó siempre, también económicamente, las acciones y asociaciones de protección de los animales, sino que fue pionera en la afirmación expresa de sus derechos. Da fe de ello que de 1990 a 1993 fue directora de cursos sobre derechos de los animales en la Universidad de Verano de El Escorial. Resulta claro que, si nosotros tenemos deberes hacia los animales, estamos reconociendo que ellos tienen derecho a que no les hagamos sufrir y les respetemos. A esta lucha larga y constante de Priscilla se incorporó Ferrater con una nueva convicción intelectual y moral. Dejó constancia de ello en sus libros y en los periódicos en los que colaboraba.
Tuve la suerte de ser testigo de la relación intelectual, moral y amorosa de ambos. La biografía de Ferrater en la que estoy trabajando podrá reflejarlo. Fue una relación con un profundo respeto: ella era vegana estricta, por ejemplo; él, no. En 1981 escribieron juntos un espléndido libro, Ética aplicada, que abrió temática y debate sobre temas controvertidos en la sociedad española de la época. Ambos eran espíritus libres, amables, inteligentes y comprometidos socialmente. Con mi esposa y mis hijas somos deudores de este afecto, de su confianza, de su radical voluntad de paz y de justicia, de su lucha en favor de la argumentación razonada y del diálogo. Hemos querido a Ferrater y a Priscilla. Ahora añoraremos a los dos. Siempre tendremos presente su ausencia.
Josep-Maria Terricabras es el director honorario de la cátedra Ferrater Mora de la Universidad de Girona.