Bruselas acepta la candidatura de Ucrania a la UE pero pide reformas
La Comisión supedita las negociaciones a una transformación democrática del Estado
Bruselas La futura Ucrania, en paz y con un Estado acorde a los estándares democráticos occidentales, tendrá un hueco en la Unión Europea, según la recomendación aprobada ayer por la Comisión Europea. El organismo presidido por Ursula von der Leyen concluyó que debe aceptarse la candidatura del país al ingreso en el club comunitario, una decisión que deberán tomar los líderes europeos en la cumbre de la semana que viene. A cambio, Bruselas exige al Gobierno de Volodímir Zelenski una serie de reformas tan profundas que, de llevarse a cabo, transformarán el país y lo alejarán definitivamente de Rusia. Solo entonces podrán comenzar las negociaciones de adhesión, que es el siguiente paso hacia la UE. Moldavia, que se ha colocado a rebufo de Kiev, también obtiene el reconocimiento de su candidatura al ingreso, mientras que Georgia se descuelga del grupo y tendrá que conformarse con una vaga promesa de que se tendrán en cuenta sus aspiraciones para el futuro.
“Ucrania ha demostrado su aspiración y determinación de adaptarse a la UE”, señaló Von der Leyen tras aprobarse los tres informes sobre Ucrania, Moldavia y Georgia. En el caso de Ucrania, la Comisión recomienda que el Consejo Europeo reconozca al país una perspectiva europea y le conceda el estatus de candidata a la adhesión a la UE. Von der Leyen aseguró que sus veredictos llegan tras “un análisis muy cuidadoso de los méritos” de cada aspirante.
Este primer paso hacia una lejana adhesión provoca cierta resistencia en socios como Países Bajos, Austria o Portugal. En unos casos, porque consideran que el país no está en absoluto preparado para entrar en la órbita de la UE, y, en otros, porque temen alentar una falsa esperanza en la población ucrania que devenga luego en frustración.
El Gobierno más temido por Bruselas es el del holandés Mark Rutte, claramente contrario. Países Bajos incluso rechazó en un referéndum consultivo en 2016, dos años después de la primera agresión rusa contra territorio ucranio, la ratificación del acuerdo de asociación de la UE con Ucrania. Ayer, el ministro de Exteriores holandés, Wopke Hoekstra, aseguró, sin embargo, que su país apoyará que se otorgue el estatus de candidato a Ucrania.
Bruselas confía en que se logre la unanimidad de los 27 durante el Consejo Europeo del 23 y 24 de junio y, para facilitar el acuerdo, ha supeditado la apertura de negociaciones a la conclusión de una serie de reformas que pueden llevar meses o años y que dependen, en gran parte, del final de la guerra. El listado incluye medidas en el terreno judicial (como completar el número de magistrados del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial), en la lucha contra la corrupción (establecer órganos plenamente operativos) y aplicar la ley aprobada para controlar a los oligarcas. La Comisión también exige garantías del respeto a los derechos de las minorías
Von der Leyen aseguró que abordó todas esas reformas con el Gobierno ucranio durante su reciente visita a Kiev. Y que Zelenski le aseguró que todas esas reformas son imprescindibles. Aun así, la cumbre se anticipa difícil porque la recompensa a Zelenski obligará a hacer gestos hacia otros aspirantes al ingreso. Por un lado, el reconocimiento de la candidatura a Moldavia y la concesión de una perspectiva europea a Georgia. Y por otro, un impulso a las negociaciones con los países de los Balcanes, Albania y Macedonia del Norte, que ni siquiera han logrado comenzarlas.
Pero el premio gordo se lo lleva sin duda Zelenski. Bruselas quiere que la paz, cuando llegue, cuaje el renacimiento de ucrania en forma de un Estado libre de las lacras y carencias acumuladas bajo la tutela de Moscú, como la corrupción, el poder desmesurado de los oligarcas o la fragilidad del Estado de derecho.
El aval de la Comisión Europea para su candidatura es un primer paso más simbólico que real, pero trascendental para un país necesitado de esperanza en medio de la agresión rusa. La guerra en el este del país está causando cada día unos 100 muertos y hasta 300 heridos en el bando ucranio, según las estimaciones de EE UU. Y, según los expertos militares, el nivel de desgaste, también en el lado ruso, alcanza cotas similares a las de la I Guerra Mundial.
El visto bueno de la Comisión es más un punto de partida que una meta. El reconocimiento no es un estatus legal, solo una etiqueta política. Y el siguiente paso, verdaderamente significativo, es el arranque de las negociaciones de adhesión, pero la Comisión lo supedita al cumplimiento por Kiev de una larga y complicada retahíla de reformas.
Fuentes comunitarias calculan que Ucrania tardará años en estar en condiciones de iniciar la negociación.El país parte de una situación política, social y económica muy alejada de los estándares europeos. Su producto interior bruto per capita fue de 4.800 dólares en 2021, la mitad que el de Bulgaria, el socio más pobre de la UE. Y el país de Zelenski se encuentra a la cola en casi todas las clasificaciones sobre calidad democrática, libertades y Estado de derecho: desde el de Transparencia Internacional sobre corrupción, donde aparece en la posición 122 de 180 países, al del centro Freedom House de EE UU, que califica a Ucrania como “parcialmente libre” o el de ILGAEurope sobre el respeto a los derechos de la comunidad LGTBI, donde figura en el número 39 de 49.
La renta per cápita del país es la mitad de la búlgara, la menor de la Unión
Zelenski aseguró a Von der Leyen que los cambios son imprescindibles
De quimera a posibilidad De hecho, la candidatura de Ucrania parecía una quimera cuando Zelenski la planteó al inicio de la invasión rusa y cuando presentó la solicitud oficial el 8 de marzo. Pero el dirigente ha sabido ganarse el favor de la mayoría de los parlamentos europeos, con intervenciones a distancia en uno tras otro, y de las opiniones públicas.
Von der Leyen olfateó de inmediato el éxito de la cruzada de Zelenski y se puso de su lado: “Mi mensaje es claro, Ucrania pertenece a la familia europea”, aseguró la presidenta de la Comisión durante su primera visita a Kiev en plena guerra, el pasado 8 de abril. La presidenta volvió a la capital Ucrania el pasado 11 de junio para cerrar las condiciones que acompañan el reconocimiento de la candidatura. Y, como viene siendo habitual durante su mandato, ha impuesto su criterio al resto de comisarios. “La presidencia ya tenía la decisión tomada incluso antes del debate de orientación que convocó el pasado lunes para debatir la candidatura”, señalan fuentes del gabinete de uno de los comisarios, incómodo con el directorio de la alemana.