El Gobierno británico ordena la extradición de Julian Assange a EE UU
El ciberactivista australiano puede todavía recurrir la decisión ante un tribunal
Londres La ministra del Interior británica, Priti Patel, aprobó ayer la extradición del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, a EE UU para enfrentarse a la justicia norteamericana. Comienza de este modo la última ronda de recursos ante los tribunales británicos, con la que los abogados de Assange intentarán evitar su entrega. EE UU acusa al exhacker australiano de 18 delitos, incluido espionaje, relacionados con la publicación por WikiLeaks de información confidencial, registros militares y cables que, según Washington, han puesto vidas en peligro.
“El 17 de junio, tras la consideración tanto del Tribunal de Magistrados como del Tribunal Superior, se ordenó la extradición de Julian Assange a EE UU. Assange conserva el derecho normal de apelación de 14 días”, dijo el Ministerio del Interior. “En este caso, los tribunales del Reino Unido no han determinado que la extradición del señor Assange fuera opresiva, injusta o un abuso procesal”, justificó el departamento de Patel. “Ni han determinado tampoco que su extradición sea incompatible con sus derechos humanos, incluido el derecho a un juicio justo y a la libertad de expresión. Del mismo modo, han concluido que, durante su estancia en EE UU, será tratado apropiadamente, incluso en lo que se refiere a su salud”.
La decisión de Patel no significa el final de la batalla legal del australiano tras más de una década de litigio. Su equipo de abogados puede presentar una apelación ante el Tribunal Superior de Londres, que debe dar su aprobación. En última instancia, puede tratar de llevar su caso al Tribunal Supremo del Reino Unido. Pero si se rechaza una apelación, Assange debe ser extraditado en un periodo de 28 días.
Abusos sexuales
Assange fue condenado a casi un año de cárcel por la justicia británica por saltarse las restricciones de su libertad provisional en 2012. Las autoridades suecas habían exigido la entrega del prófugo, acusado de varios delitos de violación y abusos sexuales contra dos mujeres que colaboraron en un acto de Wikileaks en Estocolmo dos años antes. El hacker obtuvo la protección diplomática del Gobierno de Ecuador y se mantuvo encerrado siete años en las dependencias de la Embajada ecuatoriana en Londres.
El Gobierno de Ecuador decidió romper lazos con él y lo entregó a las autoridades británicas en abril de 2019. Le acusaban de haber abusado de su hospitalidad y llevado a cabo actividades ilegales y de injerencia en los asuntos internos de otros países. Assange se había convertido en un huésped incómodo que, entre otras cosas, provocó la protesta del Gobierno español por su campaña a favor del movimiento independentista en Cataluña, en 2017.
El Gobierno sueco reactivó las acusaciones contra Assange, que había sobreseído provisionalmente, después de conocer su entrega a Londres. Sin embargo, un tribunal de ese país dictaminó que no era necesario proceder a la detención y detuvo así unos trámites de extradición. De este modo, la petición del Ejecutivo de EE UU adquirió prevalencia. La justicia sueca decidió finalmente archivar el caso el pasado noviembre.
Assange supo burlar a sus anfitriones y a los servicios de inteligencia y fue padre hasta en dos ocasiones desde su confinamiento. Stella Morris, de 37 años, una abogada sueca de origen sudafricano, reveló al diario británico Mail on Sunday que llevaba cinco años ocultando al mundo su romance con Assange, con el que ha tenido dos niños, Gabriel, de dos años, y Max, de uno. “En los últimos cinco años he descubierto que el amor hace soportables las circunstancias más insoportables, pero ahora es diferente”, ha contado Morris. “Ahora tengo miedo de no volver a verle con vida. Su salud es muy pobre. No creo que pudiera sobrevivir a una infección por coronavirus”.