El Pais (Catalunya) (ABC)

El refranero de hoy está en los memes de internet

Festivales, publicacio­nes y hasta la Biblioteca Nacional reivindica­n el formato como algo más que un producto efímero

- SERGIO C. FANJUL, el novio distraído.

Madrid Julio Iglesias, sonriente y bronceado, señala con el dedo, con mirada picarona y dice: “Y lo sabes”. Alguien, en algún lugar, por algún motivo, eligió esta imagen del cantante español y le añadió un texto sobreimpre­sionado. Luego, el artefacto se hizo viral en las redes y muchas otras personas utilizaron la misma imagen para plasmar diferentes ideas divertidas o delirantes. Quizás Iglesias sea ahora más conocido entre las jóvenes generacion­es por sus memes que por sus discos… Y lo sabes.

El meme —término acuñado en 1976 por el célebre biólogo evolucioni­sta Richard Dawkins, como la unidad mínima de informació­n cultural, igual que el gen lo es de informació­n genética—, suele considerar­se como una excrecenci­a de la actividad de las redes sociales, basura digital para consumo rápido, algo no demasiado respetable. Pero hay quien se lo toma mucho más en serio. “Queremos reivindica­rlo como una expresión cultural de la sociedad, como un reflejo de lo que somos, hasta como una expresión artística”, dice Juan Gómez Alemán, director de La Juan Gallery junto con Rosa Ureta, promotores del Festival de Cultura en Internet SoyMeme, que se celebra desde el fin de semana pasado hasta hoy en Madrid: hay batallas y talleres, mesas redondas y hasta un memetrón, un mecanismo que transforma personas en memes.

Los memes surgen de manera silvestre en las redes, en tiempo real, en reacción a la actualidad, con intención satírica, humorístic­a o decididame­nte política. Tratan de la ola de calor, de Victoria Federica Marichalar y Borbón, de las elecciones andaluzas, de las relaciones de pareja o del caso de corrupción de turno: internet es la enorme maquinaria que convierte la realidad en memes. La mayoría caen pronto en el olvido, pero algunos elegidos (por las masas) pasan a formar parte del imaginario colectivo.

Si el de Julio Iglesias es como el Guernica de los memes, hay otros que también estarían grabados en una hipotética historia universal del formato. Por ejemplo, la imagen de la pareja heterosexu­al que camina por la calle mientras el chico se gira para mirar a otra viandante (se suele llamar Distracted boyfriend), que se utiliza para expresar el deseo de algo mejor que lo que tenemos, aunque eso no esté mal del todo (porque, muchas veces, la imagen de base ya implica el sentido del meme). Batman dándole un sonoro bofetón a Robin. La niña que mira a cámara con expresión malévola mientras arde una casa (conocido como Disaster girl). El perro grande y musculoso en contraposi­ción al perrito debilucho...

Una institució­n tan respetable como la Biblioteca Nacional de España (BNE) también se toma muy en serio los memes y recoge algunos dentro de su estrategia de documentac­ión de la web española. “Los ciudadanos no solemos entender los memes como una manifestac­ión social”, dice Mar Pérez Morillo, directora de la División de Procesos y Servicios Digitales de la BNE, “porque solo con el paso del tiempo somos consciente­s del valor de ciertos documentos y manifestac­iones populares”. Los memes serían en este contexto algo similar a la ephemera que también recopila la Biblioteca, documentos de carácter menor entre los que se incluyen envoltorio­s de caramelos, carnés de baile del Romanticis­mo, paipáis, cromos, recordator­ios de comunión… “Reflejan la cultura y la sociedad de nuestro país en una época determinad­a”, dice Pérez Morillo.

Los memes han sido tradiciona­lmente (si es que su corta historia permite utilizar este término) un ejemplo de creación colectiva: igual que las coplas populares, las leyendas, los chistes o los refranes, no se suele saber quién los ha creado, ni se tiene registro de quién los va modificand­o en sucesivas encarnacio­nes. Diferentes aplicacion­es ponen al alcance de cualquiera el producir su propio meme empleando una biblioteca de imágenes públicas como base. Sin embargo, el concepto de autoría va llegando también a esta disciplina, como se aprecia en el festival SoyMeme, en el que se celebran diferentes actividade­s para el consumo en grupo de estos artefactos con los que solemos tratar en solitario.

Dentro de los memes contemporá­neos se dan diversas tendencias, que surgen de esas redes que funcionan a modo de fábricas, como Twitter, Reddit, Instagram, o foros como 4Chan o Forocoches. Por ejemplo, se llama shitpostin­g (post de mierda) a los clásicos memes de urgencia, elaborados sobre fondos populares, sin demasiada calidad y, por lo general, de forma anónima. Pero con el tiempo han aparecido otras tipologías, algunas de carácter íntimo, militante, reflexivo o costumbris­ta. La memera Culomala (traducción del inglés baddass, que se traduce como una mezcla de impresiona­nte y macarra), participan­te del festival SoyMeme, crea materiales de este tipo. “Los utilizo a modo de diario íntimo, pero yendo de lo personal a lo universal, utilizando fondos bastante oscuros sacados, por ejemplo, de videojuego­s”, explica la autora, que se identifica como Alejandra pero prefiere no dar su apellido, “mucha gente se ha sentido identifica­da con mis memes”. Entre los temas que trata están los autocuidad­os, la salud mental, el campo de las emociones, casi como una forma de activismo personal.

Incertidum­bre

Hay creadores digitales que incluso consiguen vivir de la profesión. Es el caso de Christian Flores, que no hace memes en forma de imágenes, pero sí vídeos virales que, no siendo lo mismo, se podrían considerar parte de la misma cultura digital. Suyo es el famoso vídeo Velaske, yo soi guapa?, en el que los personajes de Las meninas cantan un trap delirante. Flores consiguió con este proyecto la necesaria repercusió­n para trabajar ahora con clientes de peso como Netflix, Primavera Sound o el Ayuntamien­to de Barcelona. Aun así, su profesión está llena de incertidum­bre. “Dependo de un algoritmo, trabajo en dos redes, TikTok e Instagram, que mañana podrían desaparece­r, o podría perder a mis seguidores”, cuenta, “hay que pagar el precio de internet: nunca sabes lo que va a pasar”. De lo que está seguro es de la importanci­a de la cultura cibernétic­a. “La producción cultural se ha disparado como nunca en la historia, el meme es la divisa del humor en internet y tiene un potencial político muy jevi. Cualquier meme está imbuido del espíritu de nuestro tiempo”.

Hay quien considera el primer meme una viñeta que se publicó en 1921 en la revista Judge: en ella se hace una broma sobre la diferencia entre las expectativ­as fantasiosa­s y la terca realidad que luego se impone, en aquel caso, la broma era cómo crees que vas a salir cuando posas para una foto y cómo sales realmente. La idea sigue teniendo éxito en la memesfera, actualizad­a: lo que esperas cuando encargas algo en la plataforma de venta en línea AliExpress y lo que te llega a casa.

Surgen de manera silvestre en las redes como reacción a la actualidad

Se trata de un ejemplo de creación colectiva como las coplas o los chistes

“La producción cultural se ha disparado”, dice un artista digital

tres. Bardot, que ya era conocida, devino en estrella mundial, Trintignan­t apareció de la nada para convertirs­e en uno de los rostros masculinos del cine francés, y Vadim vio ante sus narices como su esposa, Bardot, y Trintignan­t iniciaban una relación sentimenta­l. Por cierto, que el actor estaba también casado, con la actriz Stéphane Audran (El discreto encanto de la burguesía).

Sobre la masculinid­ad

A Trintignan­t, sin embargo, se le cortó la carrera al tener que cumplir el servicio militar. Sirvió en Argel y a su vuelta, Vadim, que no le guardaba rencor, le contrató para Las relaciones peligrosas , su versión del libro epistolar de Choderlos de Laclos, de 1959. Tres años después protagoniz­aría otro de los títulos míticos del cine europeo, La escapada (Il sorpasso), junto a Vittorio Gassman, con la que Dino Risi realizó una sátira de la realidad italiana, y una aguda reflexión en torno a la masculinid­ad del momento con el viaje de dos amigos, uno más apocado, otro más vividor y desenfrena­do por la Toscana.

Cuatro años después llegó Un hombre y una mujer, con Anouk Aimée. Aquel taquillazo romántico, basado en la relación entre dos viudos al ritmo del “dabadabada” del compositor Francis Lai, tuvo una secuela en 1986 y una tercera parte tardía: hasta 2019 Lelouch no se atrevió a encarar ese filme, Los años más bellos de una vida, porque la de 1986 le había dejado mal sabor de boca. En su estreno en España, el director apuntaba: “El tiempo ha actuado como milagro. Yo no los fabrico, aunque sé filmarlos cuando llegan. Cuando miraba a Jean-Louis y a Anouk me apetecía seguir rodándoles. Jean-Louis ha tenido una vida complicada, le han ocurrido cosas terribles que incluyen el asesinato de su hija. Si hay alguien que puede hablarnos de la vida es él. En su voz resuena la verdad, no puede mentir”.

Junto a ese actor de dramas sentimenta­les, thrillers o grandes produccion­es como ¿Arde París?, El atentado o Funeral en Los Ángeles, también estuvo el Trintignan­t más político, el de El conformist­a (1970), de Bernardo Bertolucci y su análisis del fascismo; oelde Z, de Costa-Gavras (mejor actor en Cannes). Rodó sin parar durante los sesenta y los setenta tanto en Italia como en Francia. Incluso en inglés, El gran silencio (1968), de Sergio Corbucci, maestro del spagueti western , en la que trabajó con la condición de que su personaje fuera mudo y así no tuviera que aprenderse los diálogos. Ese mismo año ganó el Oso de Plata en Berlín a la mejor interpreta­ción por El hombre que miente.

Tras la muerte de su hija, en 2003, solo el austriaco-alemán Michael Haneke —además de la ya mencionada tercera parte de Un hombre y una mujer— pudo contar con su talento. Primero en Amor (2012), un canto a la vida en una película que habla de la muerte y con la que Trintignan­t logró por fin el premio César. En esta película, Haneke le escribió una de sus mejores sentencias sobre la vida: “Iré de mal en peor y luego se acabará”.

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El meme de Julio Iglesias es uno de los más reproducid­os.
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“Lo que pides a AliExpress, lo que te llega”, versión de 1921.
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Una broma basada en la Cabalgata de Reyes de Cádiz.
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El meme de una pareja, conocido como Distracted boyfriend,

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