El Pais (Catalunya) (ABC)

“Entrar en el vestuario fue más difícil de lo que creía”

- LORENZO CALONGE,

Colonia El despacho de Carlos Ortega (Málaga, 50 años) a pie de pista en la ciudad deportiva del Barcelona es austero, como el de un bedel. Allí llegó el pasado verano para dirigir el equipo de balonmano, donde jugó 11 cursos (1994-2005) y ganó seis Copas de Europa. El regreso lo colocó en primera línea y también tuvo un punto de veneno porque su antecesor, Xavi Pascual, acababa de ser despedido tras cerrar una temporada perfecta. Tras ganar todos los títulos domésticos, como se le da por descontado al Barça, ahora le toca la Final Four de la Champions. Hoy se enfrenta en semifinale­s al Kiel (18.00), que perdió por lesión a Sander Sagosen y Hendrik Pekeler, y si gana, en la lucha por el título le espera el domingo (18.00, todos por Dazn) el vencedor del Kielce-Veszprem.

Pregunta. ¿Cómo fue recibir un equipo que venía de un año perfecto?

Respuesta. Complicado. Sabía que no era el momento más fácil, pero algunos trenes solo pasan una vez. Uno no elige los tiempos ni las formas. Se me abrió la posibilida­d de entrenar a un equipo con opciones de títulos.

P. ¿Algunos lo interpreta­ron como un marrón?

R. No ha sido fácil, el cambio de entrenador fue bastante abrupto. Indudablem­ente, la temporada anterior fue la obra maestra de Xavi Pascual, y prescindie­ron de él. Si lo hubieran hecho después de alguna Champions que se perdió, quizás mi llegada habría sido menos convulsa. Pero a mí me llamaron para hacer mi trabajo y aquí estoy. Y hay que decir que la plantilla de esta temporada es bastante más corta.

P. ¿Qué cree que le ha aportado al equipo?

R. Dije que había que estar en la Final Four y el objetivo mínimo lo conseguimo­s.

P. ¿Cómo recibió la plantilla el cambio?

R. Eso fue lo más difícil. La plantilla, con toda la razón del mundo, porque venía de la mejor temporada con Pasqui, no entendió en ningún momento el cambio. Y lo comprendo. ¿Ahora viene este aquí después de ganarlo todo? ¿Por qué? ¿Qué nos va a aportar? Una de las cosas más difíciles ha sido ir entrando en el vestuario. Un entrenador necesita gente de su lado. El equipo estaba prácticame­nte hecho. Ha sido un trabajo difícil, más de lo que pensaba.

P. ¿Y en qué punto se encuentra en ese proceso?

R. Progresa adecuadame­nte, pero todavía estamos. Me siento mucho mejor y espero que los jugadores también.

P. Para un jugador que ha ganado seis Copas de Europa, ¿hacerse técnico es una especie de metadona?

R. Sin duda. No tiene nada que ver con ser jugador. Cuando las cosas van bien, lo disfrutas mucho más como entrenador. Y cuando van mal, lo sufres más.

P. ¿Cuánto tiene que ejercer de psicólogo?

R. En los grandes equipos, pesa más la gestión del vestuario. La motivación a un grupo es complicada, cada uno es un mundo. Eso ha cambiado mucho respecto a mi época de jugador. Antes los entrenador­es eran más, no sé si decir dictadores, pero sí directos. Ahora no puedo decir ni hacer cosas que sí vi en los que nos dirigían.

P. ¿Usted se considera un hijo profesiona­l de Valero Rivera?

R. Lo tuve 10 de mis 11 años en el Barcelona y aprendí mucho con él. También diré una cosa: hoy el Valero del Barça es impensable. Era un entrenador duro que ahora no se admite. Perderíamo­s muchos jugadores. En su momento era lo que había que hacer, fue el mejor, pero ahora esa corriente no funcionarí­a.

P. ¿Entiende que alguno diga que sería bueno que el Barça perdiera algo en España?

R. En la Liga, es normal que todos nos quieran ganar. Ahora bien, ¿por qué sería bueno que el Barça perdiera? ¿Qué pasaría? ¿Va a haber más dinero? Lo dudo. Y hay que tener en cuenta que por los resultados del Barça en Champions se consigue una plaza más en Europa muchas veces. En España somos muy críticos. Pero, con los medios que hay, se juega brillante.

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/ CARLES RIBAS Carlos Ortega, en la ciudad deportiva del Barça.

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