“Cada emergencia tensiona más el sistema”
Los trabajadores del centro de urgencias sociales denuncian la falta de alojamientos
“Llevamos meses con problemas, pero cada vez que hay una emergencia que afecta a mucha gente, el sistema se tensiona todavía más”. Lo repiten hasta cinco trabajadores de los servicios sociales y del Centro de Urgencias y Emergencias Sociales (Cuesb) del Ayuntamiento de Barcelona que no quieren dar su nombre. Tanto los servicios sociales de los distritos como el Cuesb atienden cada día urgencias de personas o familias que necesitan un alojamiento. Pero en los últimos meses, explican, la disponibilidad de pensiones, albergues o incluso pisos turísticos que busca una empresa contratada por el Ayuntamiento (BCD Travel), es menor, y el Cuesb aloja muchas noches a personas en sus instalaciones, en la calle de Llacuna (Poblenou). A esta presión se suman los convenios con 24 ayuntamientos del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) que también utilizan el Cuesb cuando se produce un incidente sobrevenido, unas urgencias que suponen el 10% de todas las atendidas: esta semana, los vecinos desalojados de urgencia en el edificio El Barco, de Esplugues de Llobregat, declarado en ruina. Fuentes municipales admiten “situaciones tensionadas” pero aseguran que “el servicio no ha estado en ningún momento saturado”.
Los usuarios de estos alojamientos pueden ser una persona que se ha quedado en la calle, otra con adicciones, familias que se han quedado sin luz, desahuciadas, o una mujer víctima de violencia de género... El año pasado, el Ayuntamiento de Barcelona reveló que gasta 60.000 euros al día en alojamientos de emergencia. Ahora hay alojadas 2.940 personas en pensiones. Y, además, el Cuesb afronta las urgencias. A finales de año el Cuesb albergó a las familias desahuciadas de un edificio de infraviviendas en Badalona; hace pocas semanas hubo otra urgencia masiva, la de las familias del edificio derrumbado en Badalona, y luego las de los inmuebles colindantes. Días después, otras de Santa Coloma de Gramenet. “Somos un servicio especializado en emergencias y cuando hay un grupo grande no hay problemas, pero tensiona sobre un sistema ya muy tensionado”, apuntan psicólogos y educadores de un servicio que tiene mucho reconocimiento.
“Puede haber un momento puntual, por congresos o festivales de la ciudad, que las pensiones, pisos turísticos y albergues no puedan dar cobertura y lo cubrimos en nuestras instalaciones, en el CEB [Centro de Estancias Breves], pero últimamente ocurre cada noche, se ha cronificado. Y son perfiles que no deberían juntarse, porque las familias o el resto de usuarios necesitan intimidad”, explica un empleado. El CEB, pensado “para casos muy concretos y pocos días” está en la segunda planta del Cuesb y tiene 94 plazas.
La noche del lunes, las personas que había en el CEB y las 10 familias que hubo que alojar procedentes de Esplugues fueron “excepcionalmente” a otras dependencias del Cuesb en la misma manzana, en Poblenou: en el CAE (Centro de Alojamiento de Emergencias, un espacio muy nuevo ubicado en barracones que se clausuró hace unos días después de la temporada de otoño e invierno). Solo las familias de Esplugues sumaban 41 personas. “El gran problema es que vamos parcheando. Hace muchos meses que no duerme nadie en el piso de arriba”, lamenta otra empleada. El CAE tiene una decena de espacios para entre cuatro y cinco personas.