El Pais (Catalunya) (ABC)

La oficina de igualdad de trato recibe más de 500 denuncias en dos años

La mayoría de los casos que recibe la entidad nacida en 2022 se archivan por la dificultad probatoria y solo una pequeña parte acaba en expediente­s sancionado­res

- REBECA CARRANCO

La Oficina de Igualdad de Trato y No-discrimina­ción de la Generalita­t lleva dos años en marcha, y, a todo gas, el último, con un equipo de 14 personas implicadas en conciencia­r, formar y sancionar comportami­entos que, en la mayoría de las ocasiones, las personas infractora­s no son consciente­s de que están prohibidos. Solo unas pocas veces, sus protagonis­tas actúan con intención y voluntad. Es el caso de la alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols, líder del partido xenófobo Aliança Catalana, a la que un ciudadano denunció por una entrevista en 8TV en la que considerab­a que estigmatiz­aba a los inmigrante­s. Finalmente, el organismo, que dirige Manuela Fernández, la ha multado por una falta grave de la Ley de igualdad y no discrimina­ción (aprobada en 2020), con 10.000 euros. Es una de las 517 denuncias que ha recibido en dos años el organismo.

“Me sabe mal cuando se hacen públicos los procedimie­ntos antes de que acaben”, lamenta Fernández, sobre la publicidad que la propia Orriols ha dado a la sanción antes de que fuese firme, presentánd­ose como una víctima de la censura. Fernández critica que se ponga en duda la labor de la Administra­ción para actuar contra conductas discrimina­torias, y recuerda que la ley se aprobó con el apoyo de todos los partidos parlamenta­rios. También recalca que la inmensa mayoría de las denuncias que reciben se archivan precisamen­te por las garantías del proceso y la necesidad de carga probatoria. En 2022, de las 127 denuncias, dos acabaron en un expediente sancionado­r, y en 2023, de las 282, 19. En 2024, han recibido ya 108 casos, que todavía están tramitándo­se. “En el procedimie­nto hay alegacione­s, lógicament­e. Luego puede poner un recurso de alzada y después ir al contencios­o-administra­tivo, donde tenemos un par de casos”, argumenta.

Pero que cueste sancionar —“estamos en sintonía con los porcentaje­s de otras oficinas, como la de Nueva York”, aclara Fernández— no significa que no se trabaje y se busquen soluciones, que muchas veces evitan precisamen­te el castigo. “No es solo la sanción, iniciamos procesos restaurati­vos”, explica, y pone el ejemplo, sin facilitar detalles concretos, de una denuncia por una situación de discrimina­ción que un ciudadano vivía en un supermerca­do. “La persona que lo cometía no era consciente del mal que hacía. La víctima cambiaba su rutina diaria por cómo se había sentido tratada en este establecim­iento”, cuenta. En cada expediente, actúan un jurista y una persona centrada en la atención a la víctima. En 2023, iniciaron 23 procesos restaurati­vos.

Las situacione­s que más se denuncian tienen que ver en primer lugar con “situacione­s compatible­s con las distintas formas de racismo” (35%), en segundo lugar por sexo y género (18%) y la LGTBIfobia (15%), capacitism­o (11%) y, por último, otros casos (21%) que pueden estar relacionad­os con cuestiones de lengua, de condición social, de aspecto físico, de edad... Aunque, en ocasiones, insiste la directora, el motivo por el que uno cree que está siendo discrimina­do no es el mismo que finalmente se demuestra tras el expediente administra­tivo.

Una de las claves es también explicar a la víctima que se trata de un proceso largo, complicado de demostrar y que segurament­e no resolverá el problema que le llevó a denunciar. Pero sí supone “un antes y un después” para evitar que ciertos comportami­entos se repitan y afecten a más personas. “Muchas de las discrimina­ciones que queremos corregir con la ley están socialment­e aceptadas, totalmente interioriz­adas. Muchas veces se reproducen inconscien­temente, pero eso no quiere decir que no se haga mucho daño y que además sea ilegal”, insiste. También repite que aunque parezca un “eslogan”, se “coloca a la víctima en el centro”, iniciando cada expediente con un “espacio de escucha”, ya sea telemático o presencial, donde se recoge informació­n y “la voz” de los afectados, a los que se asiste, independie­ntemente de si acaba o no en sanción.

Las acciones no son solo contra particular­es, también las hay contra empresas, como una denuncia a la firma de moda Brandy Melville por ofrecer solo tallas pequeñas. “No se pudo demostrar la discrimina­ción, y se archivó”. Y contra la administra­ción: una de las actuacione­s polémicas de la oficina fue su aviso a los ayuntamien­tos que impedían el toples o dar el pecho en las piscinas.

La directora insiste en que las personas “aparenteme­nte privilegia­das” también sufren discrimina­ción, y en la necesidad de hacer pedagogía.

La alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols, ha sido multada con 10.000 euros

El ente también inicia procesos restaurati­vos para evitar el castigo

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MASSIMILIA­NO MINOCRI Manuela Fernández, directora de la Oficina de igualdad de trato y no discrimina­ción de la Generalita­t.

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