El Pais (Catalunya) (ABC)

El tesón de volver a emprender a los 69 años

La empresaria Kav Li vendió su compañía de platos envasados al Grupo Gallo tras la pandemia pero ha decidido dejar atrás esa alianza y empezar de cero

- AMPARO PÉREZ

Kav Ly (Kompung Cham, Camboya, 69 años) es una empresaria fuerte y orgullosa. Durante la pandemia, vendió “su imperio” de platos cocinados, Ta Tung, al Grupo Gallo, con el que rompió definitiva­mente hace unos meses. “No trabajamos de la misma manera, ellos quieren beneficios y yo cocina de calidad”, explica la fundadora de la primera empresa de comida asiática precocinad­a en España, que ha decidido revivir su carrera de emprendedo­ra en Aloloco, una marca también de platos precocinad­os, pero ahora con recetas latinoamer­icanas y asiáticas sin gluten. “No quiero ni oír hablar de jubilación, tengo sangre de autónoma”, admite entre risas.

Con solo 19 años, Ly llegó a Francia huyendo de la guerra de Camboya, lo que le hizo perder el contacto con su familia. Su madre le enseñó que “una mujer debe tener su propio dinero” y Ly, persiguien­do esa máxima, se vio obligada a abandonar la carrera de Medicina. Trabajó como limpiadora, camarera, cocinera, auxiliar de enfermería y cosiendo cuero en una fábrica de carteras hasta que llegó a Barcelona en los años ochenta. Apenas un año después, abrió el restaurant­e de cocina asiática Ta Tung, ahora Kavly Restaurant, en el barrio de Gràcia. Pero el éxito del local no bastaba a su mirada emprendedo­ra y, después de horas en la cocina de Ta Tung, Ly marchaba a casa a preparar rollitos de primavera para venderlos en charcuterí­as y colmados de la zona.

El carácter innovador y revolucion­ario de sus productos atrajo a algunos supermerca­dos. En 1997, Ly puso en marcha una fábrica de platos precocinad­os en

L’Hospitalet de Llobregat. ”Lo más difícil fue ser la primera. Nadie en España comía platos asiáticos y, menos, cocina envasada, precalenta­da, era algo marciano”, confiesa. Para acercar sus productos a los españoles de finales de los noventa, Ly experiment­ó con la cocina fusión con recetas como rollitos de jamón y queso o de espinacas a la catalana y a través del estómago conquistó sus corazones. En 2016, la firma Ta Tung había crecido tanto que

Ly decidió ampliar el negocio con la construcci­ón de una nueva fábrica de 16.000 metros cuadrados en Sant Vicenç dels Horts.

Cuando hacía “malabares” para recuperar la inversión, llegó la pandemia: “Me mató. Más bien, me remató”. Con su director comercial enfermo de covid-19 y con más de la mitad de la plantilla en casa por miedo al contagio a Ly se le hizo imposible atender la demanda de los distribuid­ores. “Los supermerca­dos pedían más producto y la situación se hizo insostenib­le. La soledad y el sufrimient­o me hicieron ceder”, cuenta. A final del confinamie­nto, la empresaria vendió Ta Tung a Proa Capital, el fondo de inversión dueño de Pastas Gallo. “En 2015 me ofrecieron cerca de 30 millones de euros por el negocio pero no accedí, Ta Tung era toda mi vida”, afirma. En 2020, tuvo que vender la firma por solo cinco millones, cantidad con la que también tuvo que sufragar sus deudas. “El negocio al que había dedicado toda mi vida se quedó en 60.000 euros, lo suficiente para comprar un piso a mis hijos y retirarme a preparar mi vejez”, lamenta la empresaria.

El contrato de venta a Proa Capital incluía los derechos sobre la marca Ta Tung y la incorporac­ión de Ly a la junta de negocio y al departamen­to de desarrollo, como creadora de producto. El ritmo de control y estrategia de producto de la nueva empresa no marchaba en sintonía con Ly y la disonancia entre la empresa que “busca beneficios” y la empresaria, que prefiere calidad y creativida­d, condujeron a la ruptura definitiva con Grupo Gallo.

“Si me quedo en el sofá me muero. Cumplí 69 hace cuatro días y me queda cuerda para rato”, presume Ly. A sus casi 70 terreno de la comida. Una nueva apuesta a la que añade otra línea de comida asiática sin gluten, una modalidad de cocina que Ly “domina” desde pequeña. En el Grupo Gallo deja “su imagen, su nombre y su sello de calidad”, pero consigo porta su energía y su espíritu innovador: “El contrato con Gallo me impide hacerles competenci­a hasta 2025, pero los productos sin gluten están dentro de mis límites contractua­les. Cuando termine el contrato ya se verá”, afirma.

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Kav Ly, credora de Ta Tung y de Aloloco.

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