Los Windsor se retratan
Una exposición en Buckingham recorre 100 años de fotografías de la familia real con imágenes de Cecil Beaton, Rankin y Andy Warhol, entre otros
Durante siglos, el retrato ha desempeñado un papel vital en la formación de la percepción pública de la realeza. El martes, el rey Carlos III de Inglaterra descubría su primer retrato oficial desde su coronación, una obra de Jonathan Yeo. Pero en los últimos 100 años, ningún medio artístico ha tenido un mayor impacto en la imagen real que la fotografía. Ese es el mensaje que quiere transmitir la exposición Royal Portraits: A Century of Photography, que traza la evolución de la fotografía de retratos reales en la monarquía británica desde los años veinte del siglo pasado hasta la actualidad, reuniendo más de 150 fotografías, pruebas y documentos de la colección real y los archivos reales. Las fotos de la exposición son impresiones antiguas, es decir, las obras originales del fotógrafo, la mayoría de las cuales nunca han estado expuestas al público.
Unas imágenes que demuestran cómo la familia real ha aprovechado el poder de la fotografía para proyectar tanto su grandeza como la tradición de la monarquía y, a veces, una sensación de intimidad y cercanía sin precedentes. La exposición, que se inauguró ayer y podrá visitarse hasta el 6 de octubre en la King’s Gallery del palacio de Buckingham, en Londres, examina el estado cambiante de la fotografía como forma de arte y repasa los cambios culturales, artísticos y tecnológicos que influyeron en el trabajo de los fotógrafos reales más célebres, desde Cecil Beaton y Dorothy Wilding hasta Rankin y Annie Leibovitz —que este año ha inmortalizado a los reyes Felipe y Letizia en unos retratos que todavía no se han visto—.
Los documentos y las pruebas inéditas arrojan luz sobre el proceso entre bastidores de encargar, seleccionar y retocar dichos retratos. Este incluye desde las anotaciones manuscritas de los fotógrafos hasta la correspondencia entre los miembros de la familia real y su personal, con materiales que revelan las historias detrás de algunas de las imágenes.
La exposición se inaugura con las décadas de los años veinte y treinta, durante el reinado de Jorge VI, padre de Isabel II y abuelo del actual monarca. Fue la época dorada del fotógrafo de sociedad. La prosperidad de la posguerra y los avances tecnológicos condujeron a un auge de los estudios fotográficos, y los miembros de las familias reales europeas se encontraban entre los “jóvenes brillantes” ansiosos por ser capturados por la cámara. Cabe destacar, además, que muchos de los nuevos estudios fueron operados por mujeres. Fotógrafas como Dorothy Wilding y Madame Yevonde, por ejemplo, se encontraban entre las que experimentaron con una estética más audaz y moderna.
A mediados del siglo XX, con Isabel II ya coronada, ningún fotógrafo tuvo un mayor impacto
Se exhiben cartas que muestran las historias detrás de las imágenes
“Este medio influye en la manera en que se ve a la monarquía”, dice el comisario
en la configuración de la imagen pública de la monarquía que Cecil Beaton. La exposición presenta algunas de sus fotografías más memorables, tomadas a lo largo de seis décadas. Entre ellas se encuentra la recordada sesión fotográfica de 1939 de la reina Isabel, más conocida como la reina madre, realizada en los jardines de Buckingham. También se muestran los retratos de Beaton de la coronación de Isabel II, posiblemente el encargo más prestigioso del siglo XX.
Donde más claramente se ve la estrecha relación entre los modelos reales y los fotógrafos es a través de la lente de lord Snowdon (Antony Armstrong-Jones). Era uno de los fotógrafos más solicitados de los cincuenta por emplear un estilo sin pretensiones que pronto atrajo la atención de la familia real, en especial de la princesa Margarita, hermana de Isabel II. Y terminaría siendo un miembro más de la realeza cuando se casó con ella en 1960. Sus retratos notablemente íntimos de la princesa, tomados tanto antes como durante su matrimonio, insinúan la profundidad de la confianza y la colaboración entre ellos. Terminaron divorciándose en 1978.
La última sala explora las innovaciones en fotografía digital y en color. La percepción del papel del fotógrafo cambió de artesano creador de imágenes a artista. Desde la serigrafía de Andy Warhol de Isabel II salpicada de polvo de diamante hasta las famosas fotografías de Rankin, David Bailey, Nick Knight, Hugo Burnand o Annie Leibovitz, entre otros, estas obras audaces y coloridas demuestran la extraordinaria variedad, el poder y, a veces, la alegría de la fotografía de los retratos reales de las últimas cuatro décadas.
“Esta es la primera exposición de la Royal Collection dedicada íntegramente a la fotografía de retratos modernos, un medio artístico que ha ayudado a dar forma a la manera en que el mundo ve a la monarquía británica”, considera Alessandro Nasini, comisario de la muestra. “Estamos emocionados de que los visitantes descubran la belleza de estas imágenes originales, muchas de los cuales se exhiben por primera vez, y esperamos que también disfruten del proceso creativo que existe detrás de algunas de ellas”, confía.
Luis de Vega, reportero y fotógrafo de EL PAÍS, fue galardonado ayer con el 39º Premio de Periodismo Cirilo Rodríguez. Este galardón está destinado a corresponsales y enviados especiales de medios españoles en el extranjero y es considerado uno de los más prestigiosos en España. Lo convoca anualmente la Asociación de Periodistas de Segovia (APS).
De Vega ha sido enviado especial en la guerra de Ucrania y actualmente está cubriendo la guerra entre Israel y Gaza. Ha trabajado como periodista y fotógrafo en más de 30 países durante 25 años. Ha cubierto guerras, hambrunas, terremotos, golpes de Estado, acontecimientos y movimientos migratorios como la ruta migratoria de África a Europa o la guerra en Libia (2011). En 2022 fue reconocido con el Premio de la Asociación de Prensa de Madrid al mejor periodista del año por su “infatigable cobertura de la invasión rusa”. Esta es la tercera vez que es finalista del Premio Cirilo Rodríguez.
Las periodistas Anna Bosch, de RTVE, y Sara Gómez Armas, corresponsal de la agencia EFE en Israel, eran también finalistas de este premio. El jurado está compuesto por una representación de las secciones de Internacional de los principales medios españoles y el ganador de la pasada edición, Miguel Ángel de la Fuente. Se reunió ayer para deliberar, coincidiendo con la fecha del acto de entrega en el Parador de Turismo de Segovia.
El premio está dotado con 8.000 euros para el ganador y la pieza exclusiva La Lente de la Tierra, diseñada y elaborada por la Real Fábrica de Cristales de la Granja, así como con 2.000 euros para cada uno de los dos finalistas y una pieza similar a menor escala.