El Pais (Catalunya) (ABC)

Lo que queda y lo que vendrá

- LUCIANO ZACCARA

La corta presidenci­a de Ebrahim Raisí, que empezó tras unas elecciones casi sin competidor­es en 2021, será recordada por muchos por las protestas generadas a partir de la muerte de Mahsa Amini en custodia policial y por la represión de las numerosas manifestac­iones que le sucedieron. Quizás también sea recordado por haber casi descartado seguir adelante con un acuerdo nuclear que antes ya había abandonado EE UU en 2018, aún bajo el mandato de su predecesor, Hasán Rohaní. Sin embargo, en la región será recordado por su estilo diplomátic­o que, sin estridenci­as, consiguió diversos éxitos en las relaciones exteriores iraníes que contribuye­ron a disminuir la tensión entre Teherán y las capitales de las monarquías del golfo Pérsico.

Nutriéndos­e de diversas iniciativa­s anteriores, Raisí logró capitaliza­r la normalizac­ión de Irán con Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, tras más de un lustro de tensiones que casi terminan en una confrontac­ión directa en 2019 y 2020. También Raisí y su ministro de Asuntos Exteriores, Hossein Amir Abdollahia­n, igualmente fallecido en el accidente aéreo, consiguier­on limar asperezas con la India, un poderoso actor regional muy cercano a Estados Unidos, que le valió la aceptación del ingreso de Irán al grupo de los BRICS, entre otras cosas, a partir de enero de 2024.

Incluso a pesar del estancamie­nto de las negociacio­nes nucleares, se hacía público, apenas hace un par de días, que los gobiernos de Irán y EE UU mantenían negociacio­nes regulares en Omán. Ambos trataban de evitar una escalada de la guerra en Gaza, y la existencia de estas negociacio­nes demostraba la existencia de canales alternativ­os de comunicaci­ón para lograrlo.

Finalmente, la presencia de Raisí y su ministro de Exteriores en Azerbaiyán antes del accidente también demostraba la mejoría de las relaciones con ese país, tras la distancia generada por el apoyo iraní a Armenia en su disputa por Nagorno Karabaj a lo largo de las últimas décadas.

En la región, Raisí será recordado por su estilo diplomátic­o que logró éxitos en las relaciones exteriores

Aun siendo un político nada carismátic­o y sin mucho apoyo popular dentro y fuera de Irán, Raisí logró mejorar la imagen del país en los últimos meses de cara a la “calle árabe”, precisamen­te por la postura iraní en la guerra de Gaza. Su imagen superó a los propios líderes árabes, quienes habrían ofrecido respuestas mucho más blandas ante la invasión de la Franja por parte de Israel. Más allá de la efectivida­d y utilidad del enfrentami­ento directo que Irán ha tenido por primera vez, sin intermedia­rios, y lanzando desde su territorio el primer ataque a Israel en su historia, esta acción también demostró que la política exterior de Raisí no era solo remas

tórica, sino de hechos concretos. Además de los ataques esporádico­s de los hutíes y Hezbolá, Irán fue el único Estado que lo hizo. Si bien es cierto que ni Raisí ni ningún presidente iraní determina las líneas principale­s de la política exterior también lo es que cada uno dejó su impronta con su estilo diplomátic­o. Raisí, sin grandilocu­entes discursos y sin una doctrina específica, claramente fue distinto a sus predecesor­es: Rohaní, Mahmud Ahmadineya­d, Mohamed Jatamí y Hashemi Rafsanyaní.

Sin que aún se sepa quién puede postularse como presidente para las elecciones, es de esperar que el continuism­o sea lo deseado tanto por el líder Jameneí como

por la mayoría de la élite política conservado­ra que, a pesar de las disputas facciosas, apoyaban en líneas generales la orientació­n diplomátic­a de Irán desde su elección. La más que previsible reelección de Raisí en 2025 había hecho que no se hablara hasta ahora de ningún presidenci­able que fuera a competir el año próximo. Habrá que esperar para ver quién, dentro del ámbito conservado­r, tendría los apoyos necesarios de la élite conservado­ra, los clérigos en Qom, la Guardia Revolucion­aria y el propio líder Jameneí para postularse candidato.

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