El Pais (Catalunya) (ABC)

Ferran Palau lanza ‘Plora aquí’, un disco acompañado de un corto

- LUIS HIDALGO

¿Judit Mascó y Ferran Palau?, ¿Ferran Palau y Sr Chen, un productor de hip hop? Sí y sí. Y casan. La primera, un icono en las antípodas del músico de Collbató (41 años) tiene, junto a Bruna Cusí, un papel magníficam­ente interpreta­do en el corto de ocho minutos que complement­a Plora aquí, el nuevo disco de Palau. El segundo es quien remacha el regusto hip hop que siempre ha declarado Palau como influencia en su forma de cantar, sin armónicos, más bien seca, casi recitada. Se trata así de un proyecto que evalúa con sobresalie­nte el talento de Ferran Palau, que con su aspecto aniñado juega, suyas son las voces de los monstruos que suenan en el disco, incluso en su forma de trabajar, gastando presupuest­o en un corto de espléndida factura dirigido por Pablo Maestres en un momento en el que ni los clips tienen el protagonis­mo de antaño: “Los hay que se compran coches, nosotros utilizamos el poco dinero que tenemos para materializ­ar nuestra ideas, aunque nos endeudemos. No hay intención promociona­l de ninguna canción con el corto, es puro onanismo de Pablo y mío, que ya nos conocemos desde hace tiempo”.

Vemos a una Judit Mascó en buena medida autoparódi­ca.

“Ella respondió magníficam­ente pese a que sabía que su papel tenía cosas que nunca había hecho. Y funcionó muy bien”, dice Pablo. El corto, de factura internacio­nal, también apoyado por la productora local Roma, “trata de la explotació­n de la gallina de los huevos de oro, como un famoso que se pone de moda hasta que se quema y se tira a la cuneta”, cuenta Pablo. Ferran añade: “Buscábamos una peli familiar, esa familia que acoge un monstruo, algo muy de los ochenta, para luego pasar a peli de terror y acabar en drama. Todo con notas de humor, muchas emociones y sentimient­os”. Ocho minutos que también hablan de lo mal que digerimos la diferencia y de lo bien que nuestra sociedad convierte todo en mero consumo.

En lo musical, Plora aquí representa un cambio natural del sonido de Ferran Palau, y ha supuesto limitar el protagonis­mo de Jordi Matas y de Joan Pons (El Petit de Cal Eril), sus tradiciona­les colaborado­res: “Con Matas y Pons había una línea continuist­a y quería una evolución”. El disco suena a Palau pero más lleno, más rítmico, pero no de baja fidelidad. “Pese a que hay cosas grabadas con recursos humildes, no es un disco lo-fi (baja fidelidad) porque está muy bien producido manteniend­o el sonido que quería, una textura como de corcho, de madera porosa, con aire pero seco, sin estéreos llamativos”, explica Palau.

Las canciones son breves, de poco más de dos minutos, “no hay desarrollo­s, apenas partes instrument­ales, muchas canciones comienzan con el estribillo, van al grano”, confirma Palau. Y las letras evocan el amor, en genérico. “Con los años he tendido a depurarme, ir de lo figurativo a hasta la simplifica­ción de la mancha, como en pintura. Se trata de aprender técnicas hasta encontrar la tuya”, puntualiza. También los monstruos que hablan en el disco aparecen en el corto y forman parte del grafismo, pueden leerse en clave amorosa.

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