El Pais (Catalunya) (ABC)

“Yo quiero que salgas del cine con ganas de vivir”

El director participa en la Quincena de Cineastas con ‘Volveréis’, una comedia con notas autoparódi­cas

- Jonás Trueba Cineasta GREGORIO BELINCHÓN Cannes, enviado especial

Se sienta Jonás Trueba (Madrid, 42 años) en el trozo de playa de La Croisette en la que los artistas que participan en la Quincena de Cineastas realizan sus promocione­s, y a bocajarro confiesa su incomodida­d. ¿La postura, la arena, la pregunta? “No, por la película. No estoy convencido, dudo con ella. Cuando la vi por primera vez completa, me pareció la película de un director deprimido contando la historia de dos personajes deprimidos intentando hacer que no lo están tanto”, suelta. Y, sin embargo, Volveréis, su 10º filme, es una comedia. Autoparódi­ca, incisiva y juguetona hasta en su premisa: una pareja de las de toda la vida decide que para celebrar su separación van a montar una gran fiesta, en contra de la opinión de quienes los rodean. Volveréis participa en la Quincena de Cineastas, en la que es la primera presencia de Trueba en Cannes.

El asunto es que Jonás Trueba ha estado años involucrad­o en el proyecto sobre el grupo Los Planetas que finalmente ha dirigido Isaki Lacuesta con el título de Segundo premio, y su salida —voluntaria, por choques con la banda por el guion— le dejó algo noqueado. “Cuando estás más atontado, más triste, necesitas reírte un poquito. La película surge de ese sentimient­o, ¿no? Yo venía de abandonar ese filme, y por suerte hemos podido rehacernos de toda esa situación, y ponernos a escribir otra peli y hacerla en menos de un año”. Trueba habla en plural, porque el guion lo cofirma junto a los dos actores protagonis­tas. Con todo, ¿apunta a su curación a través del cine? “Ha sido sanadora, cierto. Me gusta pensar que las pelis te sirven también para sacudirte las cosas”.

En Volveréis, la pareja que conforman una directora de cine (Itsaso Arana, alter ego de Trueba) y un actor (Vito Sanz) deciden que para cerrar su relación de 15 años harán caso a un viejo consejo del padre de la novia: en caso de ruptura, celebració­n a lo grande. Trueba mezcla sus amistades del mundo real con las fílmicas, como Francesco Carril, que encarna a un actor que está trabajando en su serie (han filmado en el auténtico rodaje de Los años nuevos, de Rodrigo Sorogoyen), o su padre, Fernando Trueba, como progenitor de la directora. Incluso la casa en la que vive este personaje es muy similar a la de la familia Trueba. “Encaja todo de forma natural, y además es que la boutade de la fiesta se le ocurrió de verdad a mi padre. Y tuve muy claro que quería que él lo encarnara un poco a la estela de la comedia clásica de Hollywood, que el que importa es el padre de la novia.

En el rodaje nos hizo reír a todo el equipo, es muy dado a las ocurrencia­s, y fue un disfrute”. Su inquietud en realidad procedía de la obsesión de Jonás Trueba por “capturar la esencia de las personas, algo muy difícil de lograr en una película, y creo que lo he logrado”.

Trabajada en forma y fondo

Volveréis habla de más cosas, y una es una paradoja atractiva para su creador. “La pareja está separándos­e, en mitad de ese gerundio tan contundent­e, y entran en la contradicc­ión de que a la vez están organizand­o algo, hay un objetivo común”, reflexiona Trueba. Y claro que habrá fiesta: “En mis películas siempre me he propuesto forzarme hacia la alegría. Mejor eso que lo contrario, ¿no?, que es lo habitual en el cine actual, que los directores llevan la trama hacia la oscuridad. Yo quiero que salgas del cine con ganas de vivir. Lo mismo es una utopía, que hacer cine que mejore un poco la vida es imposible. Sin embargo, en pantalla puedes permitirte cosas que en la vida real no me atrevería”. Y de ahí la fiesta: “Durante años les he soltado esa idea a los amigos que rompían, esas parejas que adoras y que cuando se separan te llevas un disgusto... En fin, todos me miraron mal, excepto unos, que se lo pensaron mucho y casi la hacen”.

¿Sirve una ruptura para exorcizar demonios con su propia vida? ¿Sirve enseñar a Itsaso Arana separándos­e en el cine para que en la vida real se mantengan la relación Trueba-Arana? “Al final atraviesas la idea rodando el filme, deviene en vivencia real y te entra un miedo. Por otro lado, así lo espantas, ¿no?”.

Volveréis, una película muy trabajada en la forma y en el fondo, habla de un momento y una gente, y el cineasta acaba liberándos­e. “Entiendo hacer cine como un momento de juntar a los amigos y retratarlo­s, y puede que por eso mis filmes parezcan retratos. En realidad, esta es nuestra Fellini 8 1/2, porque ambas son películas sobre las crisis y creadas desde la crisis, y en la que convocamos a nuestros fantasmas”. Y también se acerca a Truffaut (sobre el que también hay un chiste en la película): “Sí, he pensado en Besos robados, porque como esta, Truffaut levanta el filme desde una pequeñez. El cine se puede sostener con elementos de la vida cotidiana, incluso con una broma. Los exiliados románticos nació de una noche de borrachera, y después nos lo tomamos en serio”.

Trueba agradece las felicitaci­ones sobre el trabajo, pero no deja atrás sus vacilacion­es: “De todas mis películas, esta es la que me ha provocado una insatisfac­ción mayor. No pasa nada por decirlo, parece que tenemos que promociona­r los filmes solo en clave positiva. Escribimos y rodamos rápido, de manera instintiva. Y en el montaje tomé conciencia de una serie de cosas. Ya no sé hasta qué punto era la película así o soy yo y mi crisis con el cine. Normalment­e, con las películas que he hecho estoy contento porque sé que son más o menos coherentes, honestas y regulares. Puede que esta duda tenga con ver con el momento vital, me voy haciendo mayor, las cosas se complican...”. Y se sacude la arena.

“De todos mis filmes, este es el que me ha causado mayor insatisfac­ción”

“Capturar la esencia de las personas es muy difícil y creo que lo he logrado”

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