Una segunda vida de Patricia Arquette en televisión tras el Oscar
La actriz protagoniza ‘The Act’, su segunda serie en menos de un año
Patricia Arquette (Chicago, EE UU; 51 años) pasa por mujer guerrera. Cuando la actriz, que hoy acumula buenas críticas por su papel protagonista en la serie The Act (disponible en España por las plataformas de Orange TV y Vodafone TV), recibió el Oscar a mejor actriz de reparto por Boyhood en 2015, logró remover conciencias en aquella ceremonia al reclamar la equiparación de sueldos entre hombres y mujeres en la industria del cine. Recientemente compareció en el Congreso estadounidense en defensa de la enmienda propuesta para garantizar constitucionalmente la igualdad entre hombres y mujeres. “Fue un día especial, y realmente estaba muy nerviosa, y a la vez pasmada ante el hecho de que tuviera que acudir a una sesión tan solemne para defender algo tan obvio”, recuerda hoy en día, durante una entrevista en Londres. “Creo que detrás de la resistencia de algunos legisladores a dar ese paso está su presunto miedo a que reconocer esa igualdad derive en la legalización del aborto. ¿No se dan cuenta de que el aborto ya es legal en Estados Unidos? Aunque ahora ya vemos en algunos Estados un retroceso en las leyes, y van a acabar impidiendo que interrumpan sus embarazos niñas que han sido violadas o que cargan en su interior un bebé fruto de un incesto, por ejemplo”.
Arquette también saca una conclusión positiva del movimiento Me Too, que agitó los cimientos de la industria de Hollywood y que le tocó muy de cerca. Su hermana Rosanne fue una de las que se atrevió a dar el paso y denunciar su caso. “Creo que ha sido un momento maravilloso, Patricia Arquette.
que comenzó en Estados Unidos hace unos años y que se extendió por todo el mundo. Y que ha servido para replantearnos muchas actitudes y prácticas que dábamos por sentadas en la industria cinematográfica y que no estaban bien. Pero sobre todo, ha servido para que hombres y mujeres nos juntemos para mejorar las cosas. Estoy convencida de que todo esto ha sido un gran avance en la historia de la especie humana. Ahora ya nadie cuestiona, por ejemplo, al principio de un rodaje, la necesidad de algo tan elemental como atender un curso previo sobre el respeto durante el trabajo”, concluye Arquette.
Como actriz, busca historias que le permitan reflejar las mil facetas de la condición humana. En The Act hace de Dee Dee Blanchard, una madre afectada por el síndrome de Munchausen que inventa síntomas y enfermedades falsas de su hija Gypsy (Joey King) y oculta esta relación tóxica.
Basada en una historia real, con el guion de Nick Antosca (Channel Zero) y de la periodista Michelle Den, los ocho episodios logran crear un ambiente asfixiante en el que resalta, sobre todos los personajes, el de Arquette. “Ni siquiera sabía que un trastorno mental así tenía un nombre científico. Me documenté mucho, escuché los testimonios de niños que habían sufrido abusos por parte de sus progenitores. Pude ver una larga entrevista con la Dee Dee real en la que, bajo una apariencia tierna, podía verse que existía un problema serio en la cabeza de esa persona. No había oído hablar antes del caso, pero mis hijos sí, y estaban aterrorizados de que fuera a hacer de esa persona en pantalla. ‘Tranquilos, chicos, soy una actriz y me dedico a esto’, les dije. ‘No pienso comenzar a medicaros en cuanto llegue a casa”, explica esta actriz menuda, que no pierde nunca la dulzura en el tono de voz pero da respuestas firmes, en un céntrico hotel de Londres.
Su trabajo anterior, como funcionaria de prisiones en la serie Fuga en Dannemora (por el que obtuvo un Globo de Oro), se alejó también del estereotipo de actriz mona al que parecía encaminada al principio de su carrera. “Empecé como la mujer joven e ingenua, y me llevó un tiempo hasta que me ofrecieron papeles como estos. Pero los he disfrutado un montón. A pesar de que seguían provocando reticencias entre algunos personajes de este negocio. Cuando hice Fuga en Dannemora todavía escuché dudas en mi entorno que me pedían que no me metiera en un papel así”, explica Arquette. A pesar de la oportunidad que ha supuesto para muchos actores y actrices la explosión en los últimos años de las series televisivas, con nuevas productoras dispuestas a crear nuevos contenidos, Arquette echa de menos el formato de las películas convencionales. Y, sobre todo, la capacidad de riesgo de los que se atreven a contar cosas distintas con presupuestos medianos. “Creo que lo que más echo de menos es el trabajo de los directores mayores, y de las historias de siempre. Ahora se ponen de moda los superhéroes y aparecen 25 películas distintas con la misma temática. No entiendo cómo no somos capaces de reflejar en nuevas películas toda la experiencia humana, pasada y presente. Por eso me alegra tanto ver cómo surgen nuevos actores y actrices negras, por ejemplo, o guionistas y directores negros que son capaces de contar esa parte de la vida que resulta tan interesante”.