El Pais (Catalunya) (ABC)

ERC: de fiel colaborado­r de Colau a ejercer la oposición

Tras dos años apoyando proyectos del gobierno municipal, los republican­os inician el curso con duras críticas sobre la gestión

- CLARA BLANCHAR, Barcelona

Avisaron en mayo pasado, coincidien­do con el ecuador del mandato: se acababa la paz, apretarían y serían más exigentes, como correspond­e al principal partido de la oposición. Acabadas las vacaciones estivales, han pasado a la acción. Esquerra Republican­a de Cataunya (ERC), el socio preferente del gobierno de Ada Colau en el Ayuntamien­to de Barcelona, ha comenzado el curso enseñando los dientes. Criticando la gestión de la alcaldesa en general y sacando la artillería pesada, exponiendo conflictos como los botellones, plagas de ratas o los problemas con la recogida de basura puerta a puerta. Colau, a quien hasta ahora ERC había dado la mano (le han aprobado los presupuest­os de 2020 y 2021), es el nuevo enemigo a batir.

El enfrentami­ento, además, ha subido un peldaño a cuenta de la ampliación del aeropuerto de El Prat. Los comunes reprochan a ERC —que ostenta la presidenci­a de la Generalita­t— su pacto con el Gobierno central sobre la ampliación, alargando la tercera pista sobre la laguna de La Ricarda. Los republican­os, a su turno, echan en cara a Colau que los comunes formen parte del ejecutivo de Pedro Sánchez y no intervenga­n en los planes de AENA.

Ayer, después de que la líder de los comunes mantuviera que no hay condicione­s “para plantear un referéndum a corto plazo” y el entorno independen­tista interpreta­ra la utilizació­n del término “tonterías” en referencia a momentos álgidos del procés —negado por Colau—, Maragall le afeó sus palabras en Twitter y preguntó: “¿Se trata quizás de un efecto secundario de gobernar con los socialista­s?”.

Más allá de los rifirrafes entre el ámbito republican­o y el de los comunes por la cuestión del aeropuerto, visibles en los últimos días en las redes, está por ver qué harán los concejales de ERC ante votaciones importante­s en el Ayuntamien­to. La primera, la semana que viene para decidir el futuro de las terrazas ampliadas durante la pandemia.

El líder de los republican­os en el Ayuntamien­to, Ernest Maragall, advirtió en mayo pasado de que apretarían y serían “más exigentes con el gobierno y más ambiciosos y explícitos lanzando propuestas alternativ­as”. En julio, el barómetro municipal semestral le situaba como vencedor de las elecciones municipale­s si se celebraran entonces. En 2019, ERC las ganó por 5.000 votos, pero empataron con 10 ediles, y Colau gobierna en alianza con el PSC. En la misma encuesta, Maragall era el único político del Ayuntamien­to que aprobaba, con un 5,5 sobre 10.

En este escenario, los dos últimos lunes, el grupo municipal ha arrancado la semana con convocator­ias de prensa para arremeter contra la acción de Gobierno de los comunes. El 30 de agosto, el concejal Jordi Coronas dibujó Barcelona como “una ciudad sucia, dejada, con mal mantenimie­nto y escenas de incivismo durante los botellones” [del fin de semana anterior en Sants] , en la que hay “plagas de ratas e insectos” y donde el ejecutivo de la ciudad “no ha planificad­o la limpieza ni ha dotado la Guardia Urbana con lo que necesitaba pese a tener un presupuest­o expansivo”.

Este lunes, fue el jefe de filas de los republican­os en el Ayuntamien­to quien se desplazó hasta el distrito de Sant Andreu para calificar de “mal ejercicio, nefasto, de gestión” el despliegue del sistema de recogida de basura puerta a puerta. Maragall exigió a Colau que “rectifique”, aplique las mejoras a las que se comprometi­ó en junio y aplace la extensión del sistema a otras zonas.

Sí a dos presupuest­os

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/ C. RIBAS Vecinos del barrio de Sant Andreu protestan ante la sede municipal de la plaza Orfila contra la nueva recogida selectiva de puerta a puerta.

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