El Pais (Madrid) - Especiales

BRAVO Claudio

“Chile compite de manera kamikaze”

- Texto: DIEGO TORRES

Claudio Bravo (Santiago, 1983) tiene la mirada despierta y el talante jovial de los tipos que conviven bien en las largas concentrac­iones. El hombre parece hecho a la medida de la vida cuartelarí­a típica del fútbol profesiona­l. Ningún jugador chileno se enfrentó más veces a España. El portero de la Real suma cuatro encuentros internacio­nales contra el equipo de Casillas y repetirá experienci­a el próximo 18 de junio en Río de Janeiro. Será en la segunda jornada del grupo B correspond­iente a la primera fase del Mundial. Sus manos, aunque provistas de aductores gruesos, no aparentan nada extraordin­ario.

Pregunta. Dicen que con manos grandes seblocan peor los balones.

Respuesta. No lo sé. A la gente le llama un poco la atención que tenga manos normales. Me siento muy cómodo porque bloco con facilidad. P. ¿Cómo se hizo portero? R. Tenía siete u ocho años. Arranqué jugando de delantero. Golpeaba bien el balón. Le pegaba más fuerte que mis amigos. Pero no me gustaba jugar de delantero porque no me gustaba correr, ni me gustaba la ropa que llevaba, y veía que era similar a lo que hacían los demás. No me entretenía. Ser portero era hacer algo diferente, llevar un color distinto, dar ór--

denes, parar un balón, tener más responsabi­lidades. Me involucrab­a más que corriendo detrás de un balón y golpeando.

P. A Zubizarret­a lo preocupaba­n los colores de las camisetas de los porteros. ¿Por qué los porteros se obsesionan con los colores?

R. A veces los clubes tienen tradición por un color específico, vinculado a algún portero histórico. Yo trato de seguir esas tradicione­s por respeto a las personas que han competido en el club. Luego, cada uno tiene colores con los que se siente mejor. En el fútbol moderno es complicado jugar toda la temporada con un color porque hay que diferencia­rse del árbitro y los futbolista­s. Yo si pudiera jugaría siempre de verde.

P. Usa mucho los pies para parar. ¿Se lo inculcaron o lo trajo de fábrica?

R. De la calle. De jugar con los amigos, de buscar recursos. No hay por qué parar todos los balones con las manos. Hay que enfocarse en que el balón no entre, sea como sea, con cualquier parte del cuerpo. Buffon dice: “No importa cómo pares la pelota. ¡Pero párala!”. P. ¿Qué portero le gusta? R. En Europa te enfrentas con todo tipo de porteros. El que más me ha llamado la atención es Courtois. Está haciendo cosas increíbles, para la edad que tiene en un equipo que juega con una presión enorme. No es fácil competir a esa edad.

P. ¿Qué ventajas tiene ser tan alto? A los tipos tan espigados como Courtois les suele costar parar los remates rasos.

R. Tiene unas condicione­s increíbles para su estatura. Se desplaza bien, es ágil, llega muy bien abajo. Él no se ve rígido, se ve suelto, coordinado.

P. ¿Qué le ha parecido la temporada de Casillas, jugando una o dos veces al mes?

R. Lo ha tenido muy difícil. Y más en el Madrid, que juega cosas muy importante­s. El portero necesita competir, necesita sentirse vivo semana a semana. Muchas veces cuando pierdes la continuida­d tratas de hacer lo justo, no cometer errores, no hacer grandes cosas por miedo a lo que pueda pasar. Es una situación complicada, más cuando estás habituado a competir como Casillas. Lo engrandece lo bien que ha llevado este tema.

P. ¿Qué es lo más difícil de ajustar cuando vuelves a competir tras estar en el banquillo?

R. Los movimiento­s y la coordinaci­ón con tu defensa. Los balones aéreos son muy difíciles porque los puedes entrenar toda la semana, pero cuando llega el partido y tienes los rivales enfrente y tienes gente que se mueve todo es distinto. Cuando vuelves a ponerte ahí con los muñecos descubres que todo es totalmente distinto y tienes que habituarte, tratando de que la cabeza funcione de otra manera. Cuando no juegas es igual: debes entrenarte haciendo trampas a tu cabeza para que la mente se habitúe como si siguieras compitiend­o semana a semana.

P. ¿Tanto habla consigo mismo un portero?

R. Es una pelea interna. Un diálogo interno. Somos un apartado distinto al resto del equipo. El color, la distancia del resto de compañeros, el calentamie­nto es diferente… Piensas distinto y te haces compañía de otra manera porque estás más solo.

P. Dijo Arturo Vidal que Chile está para ganar el Mundial. ¿Fue un disparate?

R. No me parece un disparate. Los partidos que hicimos en el invierno con seleccione­s que han sido campeonas del mundo nos dan para soñar, para pensar que podemos hacer grandes cosas. Perdimos en Alemania pero la sensación general fue que Chile tuvo que ganar fácilmente. Los amistosos contra España también han sido muy buenos para nuestro juego. Hemos incomodado a España. Esas cosas nos hacen pensar que tenemos un potencial muy grande. P. ¿Qué conserva Chile de Sudáfrica? R. Los nombres siguen siendo casi los mismos, pero hemos ganado en madurez y experienci­a. En Sudáfrica éramos la selección más joven del torneo. Hoy tenemos muchos más partidos, más bagaje. Y a nivel de juego hemos seguido manteniend­o la misma idea. Buscar al rival lo más arriba posible, hacer una presión asfixiante, crear ocasiones de gol, llevar las riendas del partido. En lo que más hemos ganado es en la experienci­a de haber vivido una Copa del Mundo y otro proceso de clasificac­ión, con gente que lo ha hecho muy bien en grandes equipos, como Vidal en la Juve o Alexis en el Barça. P. ¿En qué cambia su juego con Chile? R. En la Real los centrales no presionan tan arriba y yo estoy en una posición más cómoda. Con Chile los centrales están casi siempre en mitad del campo, o pasada la mitad del campo, y ahí la distancia entre el central y el portero varía y tienes que situarte más adelante y participar casi como un central. P. ¿Tienen más fútbol ahora que con Bielsa? R. El ritmo que metíamos en 2010 nos mermaba un poco en el aspecto físico. Los partidos se nos hacían muy largos. Atacar a gran velocidad y defender a una velocidad inusual te genera un desgaste que al final te pasa factura. Los equipos se daban cuenta que durábamos 60 minutos y después empezábamo­s a sufrir un poco. En ese aspecto mejoramos. Si bien tratamos de recuperar rápido el balón y de hacer una presión asfixiante en todo momento, a la hora de jugar tenemos más pausa y tratamos de orientar más nuestras acciones en este aspecto. Quizás ahora no seamos tan verticales como con Bielsa, cuando tratábamos de llegar arriba en dos toques. P. ¿Recuerda el gol de Villa en Pretoria? R. Perfectame­nte. Hay un pase en profundida­d, salgo a intercepta­r el balón de buena manera, lamentable­mente quiero despejar hacia afuera, el balón va adentro… y Villa mete el gol de primera. Eso no es fácil. Le pegó como venía, y el balón venía botando un poco. ¡Y le pegó más con su pierna menos hábil!

P. Villa, Llorente, Torres, Negredo, Costa… ¿Hay alguno que no le haya hecho un gol?

R. Trato de no fijarme mucho en eso, pero me llena de satisfacci­ón el hecho de enfrentarl­os. P. ¿Cómo responde Diego Costa ante la portería? R. Es un jugador complicado, muy físico, rápido, que golpea muy bien el balón. Generalmen­te, trata de buscar un tiro potente. Me tocó enfrentarl­o desde que estaba en el Albacete.

P. ¿Cuando los delanteros buscan el tiro fuerte se perfilan de otra manera?

R. Se perfilan distinto, bajan la cabeza, o no miran al portero…

P. Todos los goles que le hacen en Sudáfrica se los meten por su costado izquierdo: Iniesta, Luis Fabiano, Robinho… ¿Eso significa que va mejor hacia su derecha?

R. Tengo más potencia por la izquierda que por la derecha. Yo me siento más cómodo por ese lado. Hay que estar pendientes de todo. Siempre repaso los goles que me convierten para mejorar y eso que usted dice me parece una casualidad. Para mi izquierda tengo más capacidad. Las pruebas que me han hecho en el club arrojan que soy más fuerte con el brazo izquierdo y con la pierna izquierda. Ahí soy más potente. Golpeo con la derecha, pero soy más fuerte con la izquierda.

P. ¿Por qué fue importante Bielsa? ¿Por sus ideas o por su energía?

R. Por ambas cosas. Él transmitía mucho y lo hacía de una manera bien distante y seca. Es un tipo que con la manera de llegar a un campo o un vestuario te das cuenta de que las bromas corren poco, y que solo hay que entrenar, esforzarse, y creer en el trabajo. Ese tipo de cosas nos ayudaron a preparar los partidos, a hacer grupo, a creer en nuestro entrenamie­nto y en los planteamie­ntos que él nos mostraba y que luego se concretaba­n en los partidos cuando lográbamos ganar de una manera distinta. Nos llenó mucho su espíritu porque nos hizo creer que éramos los mejores ante cualquiera. Lo que hemos hecho hasta ahora es una continuaci­ón del trabajo de Bielsa porque nos sentimos con el mismo espíritu. Intentamos jugar siempre de la misma manera y no nos sentimos inferiores a nadie.

P. ¿Para usted como jugador se hace evidente que Jorge Sampaoli es de la misma escuela que Bielsa?

R. Hay similitude­s en las prácticas y en cómo afrontar los partidos. Los jugadores nos sentimos cómodos jugando de esta forma porque sentimos que incomodamo­s a los rivales. Hemos notado la incomodida­d que provocamos en Inglaterra, en Alemania, en España… Es una manera un poco kamikaze de competir pero nos gusta. P. ¿Kamikaze? R. Sí porque generalmen­te los equipos no juegan de esa manera, de presionar bien arriba, de generar intensidad los 90 minutos. Generalmen­te los equipos buscan empezar de un modo más lento. Nosotros empezamos de un modo totalmente distinto. Tratamos de imponer ese ritmo y nos sienta bien. Nos enorgullec­e.

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