Luis SUÁREZ
“A todos los uruguayos nos gustaría ser Ghiggia”
Luis Suárez nació en Salto (Uruguay), en 1987. Casado con Sofía, con la que comparte su vida desde hace 12 años, es padre de Delfina y de Benja. Delantero del Liverpool y de la selección de Uruguay, hay que verlo con ellos para entender que el tigre que muerde por un gol no es tan fiero. Hace cuatro años, colaboró a teñir de celeste Sudáfrica y en 2011 sus goles llevaron a Uruguay al cielo de la Copa América. Le acaban de operar de una rodilla y atiende a la primera pregunta por teléfono para actualizar la entrevista, realizada una semana antes en Barcelona, donde paso unos días de descanso jun- to a sus suegros, que hace años viven en Castelldefels . Pregunta. ¿Cómo anda de la rodilla? Respuesta. Dentro de lo que cabe, bien. Ha sido un contratiempo, pero los médicos aseguran que no habrá problemas para que llegue bien y las sensaciones son muy buenas. No era un problema demasiado grave y llevo días trabajando.
P. ¿La decepción por la Premier que se le escapó al Liverpool se cura fácil?
R. Es complicado, porque resulta difícil de asumir. A medida que van pasando los días te vas olvidando, pero ves en Internet una imagen, ves en televisión otra, y miras atrás y ves que estuvimos tan cerca... Todo te lleva de nuevo a esos partidos, los que podíamos haber empatado, los que podíamos haber ganado. Pero bueno… en el fútbol pasan muchas cosas, es una rueda que da vueltas y en algún momento espero que podamos tener esa revancha.
P. Uruguay fue una de las sensaciones del Mundial de Sudáfrica. ¿Eso cambia mucho los planteamientos de cara a Brasil?
R. Sí, absolutamente, porque en Sudáfrica terminamos cuartos y ahora todo el mundo esta pendiente de nosotros, todos en el país quieren que ocurra lo mismo. Pero, obviamente, la gente no sabe que las otras selecciones están más fuertes de lo que estaban en Sudáfrica, que no es nada fácil lo que conseguimos. Hay muchas selecciones que buscan lo mismo que nosotros, la competencia es altísima.
P. ¿Y qué ha cambiado en la celeste de 2010 a hoy?
R. No ha cambiado en lo esencial. En lo único que ha cambiado es que los jugadores han ido creciendo a nivel mundial y ya son jugadores importantes a los que la gente les exige un poco más. Y eso puede jugar una mala pasada.
Pero tenemos que tratar de asumir la responsabilidad y ser conscientes de a lo que vamos, y cada uno ponerse su mochila.
P. La historia habla de Uruguay en un Mundial en Brasil, ¿eso les pesa?
R. No… no es que pese, porque es cosa del pasado y es una espina que le quedó a Brasil, no a Uruguay. Nosotros, al fin y al cabo, lo disfrutamos. Desde la memoria, pero lo disfrutamos. Fue algo que pasó y que queda para siempre, porque ganar un Mundial en Brasil fue increíble, magnifico. Pero eso quedó como una anécdota en la historia. Creo que le pesa más a Brasil porque la gente cuando lo piensa dice que no nos puede pasar lo mismo que en el 50, no puede venir alguien y ganarnos en casa. Y ese es un peso que llevan ellos más que nosotros, que a fin de cuentas lo único que hemos de asumir nosotros es haber ganado una Copa del Mundo en Brasil.
P. ¿Un delantero uruguayo sueña con ser Ghiggia?
R. Sí, obviamente. Imagínate estar en ese momento, ponerte en la piel de Ghiggia, vivir el momento en que un gol tuyo le da el título a tu país. Sería increíble, algo que todos pagaríamos por vivir. Lo hemos visto mil veces por televisión, fue un momento increíble para todo el pueblo de Uruguay y que hoy se sigue recordando. Todos los uruguayos quisiéramos ser Ghiggia. Resulta además curioso que Ghiggia sea el único superviviente de esa época. Le conozco, le he visto un par de veces y cuenta historias fantásticas de aquel Mundial. Era otro fútbol, la pasión que había en ese momento debía ser algo fantástico.
P. Dicen que el suyo es el grupo de la muerte, ¿se lo cree?
R. Seguro, el más complicado. Nosotros empezamos con Costa Rica, el equipo que todo el mundo da como menos favorito. Pero para mí es el más difícil porque es el primero; es lo mismo que le pasó a España contra Suiza en el pasado Mundial, que era el rival más fácil y terminó perdiendo. Inglaterra e Italia son palabras mayores. Inglaterra es un equipo en evolución, una selección joven con jugadores que aportan muchísima experiencia como Gerrard o Lampard. E Italia es una selección que me gusta porque siempre llega callada pero… siempre termina llegando, siempre está al final en todas las peleas. Italia en los Mundiales pesa mucho. Tiene jugadores que están a muy buen nivel y que tienen muchísima experiencia, que saben competir.
P. ¿Por qué dicen que Uruguay juega con el alma?
R. Porque es cierto. Jugamos con el alma y con muchas pelotas. Creo que es algo que nos caracteriza; vivimos el fútbol desde el sacrificio dentro de la cancha. Los jugadores uruguayos nos dejamos la vida dentro de la cancha siem-
pre. Antes de jugar contra Perú el partido de la eliminatoria, o ganábamos o estábamos fuera. Parece que cuanto más sufrimos más disfrutamos.
P. ¿A Uruguay se le puede analizar por líneas o es imposible?
R. Urugay es un todo, vamos juntos, porque Uruguay es todo garra, todo fuerza, todo entusiasmo, todo pasión. Y esto es lo que nos caracteriza a todos los jugadores, por más que uno sea más técnico que otro, uno más fuerte que otro... Pero la pasión es común. Yo juego por el orgullo de mi país, por la camiseta de mi país, por los sueños de los niños, por la memoria de dónde veni
mos. Yo veo a Lugano y pienso: “Muero por mi capitán". Me acuerdo en el partido contra Perú, cuando hice el dos a cero y me agarró para decirme: ‘Vos nos estás llevando al Mundial’. Y yo pensé: ‘No, sois vosotros los que me lleváis a mí’.
P. Futbolísticamente, ¿cómo se explica el milagro uruguayo?
R. Vivimos el fútbol de una manera diferente, nosotros sufrimos mucho desde chicos. Así que no concebimos la idea de ir a un partido y regalar el balón. P. ¿A qué sabe un gol con la celeste? R. A orgullo, a pasión y al fruto del trabajo de toda tu vida. Es lindo saber que tres millones de personas gritan el gol contigo. Un gol con Uruguay me llena el alma.
P. ¿En qué medida ha aprendido a disfrutar en el campo?
R. Creo que este año es el que más he disfrutado en el campo porque me he dado cuenta de muchas cosas. Yo había llegado a sufrir en el césped por las ganas de hacerlo bien. Y Tabárez me ayudó, pero el punto de inflexión se lo debo a mi mujer. Tengo dos hijos y mi mujer me llegó a decir que si no cambiaba mi forma de jugar no iría más a verme con mi hija. Y que mis hijos no me vieran jugar... son momentos en los que te pones a pensar en lo que viviste, en lo que sufriste para llegar acá. ¡Para echarlo a perder por una estupidez! ¿Para quién juegas al final?… Son cosas que te quedan, porque si eres un ejemplo como padre fuera de la cancha, debes serlo también dentro. Y eso me lo dijo mi esposa, me enseñó que me equivocaba.
P. Y le ha dado la vuelta a su imagen, ¿es consciente de ello?
P. Lo soy y estoy muy orgulloso. Los malos momentos me hicieron fuerte. Más allá de los goles, cualquier otro jugador no hubiera salido a la calle, pero yo puse la cara a pesar de todo lo que pasé, de todo lo que dijeron de mí. Yo no me olvidaba de los momentos jodidos y por eso también hoy en día me valoro y me siento una persona que puedo ser un ejemplo para otros como alguien que le dio la vuelta a una situación que estaba perdida.